BILBAO - El PNV sigue sin soltar prenda sobre las negociaciones con el socialismo para la sesión de investidura. Fuentes del partido rechazaron valorar ayer el documento pactado entre el PSOE y Ciudadanos, y solo le harán llegar su opinión a los propios socialistas. En concreto, los jeltzales permanecen a la espera de que examinen su documento sobre la agenda vasca y les convoquen a una reunión inminente. Quieren que el socialismo concrete qué partes acepta del texto y cómo pretende hacerlo compatible con su acuerdo con Ciudadanos. Con todos esos elementos de juicio sobre la mesa, el PNV tomará su decisión. De manera extraoficial, el socialismo ha hecho público que el documento jeltzale es asumible y se ha mostrado optimista sobre la posibilidad de llegar a un acuerdo. El partido de Sabin Etxea prefiere mantener la discreción y, en ese sentido, no oculta su sorpresa ante “el sainete y el postureo” de Podemos.

Fuentes de la ejecutiva consultadas por este diario opinan que el documento pactado por PSOE y Ciudadanos es complejo (más de sesenta páginas), debe analizarse con detenimiento y, en ese contexto, les extraña la rapidez con la que Podemos lo ha arrojado a la papelera. Les lleva a pensar que tenía una opinión preconcebida y había decidido rechazar la investidura de antemano. “No sabemos si quieren repetir las elecciones o tocar poder en el gobierno. Son intereses partidistas”, critican.

Cuando Podemos ganó las elecciones generales en suelo vasco, el PNV reconoció que había llevado a cabo una campaña inteligente mostrando sensibilidad hacia las cuestiones vascas, ya que defendió el Concierto Económico frente a quienes querían suprimirlo, reivindicó el derecho a decidir, pidió el cierre de la central de Garoña y reclamó una política penitenciaria más flexible. Los jeltzales admitían que, si debía irrumpir una fuerza estatal en el panorama político, no veían con malos ojos que al menos fuera una formación con ese discurso. Sin embargo, esa sensación se ha esfumado.

Por un lado, el PNV se ha puesto en guardia ante algunas propuestas que interpretan como un intento de politizar la justicia y, por otro, creen que le ha faltado elegancia en las negociaciones al retransmitir en directo todas sus exigencias antes de hacérselas llegar a Pedro Sánchez. Ayer, Podemos se levantó de la mesa de negociaciones por considerar que el acuerdo con Ciudadanos es incompatible con su ideario. El PNV, que tiene motivos para permanecer alerta por el discurso centralista de Albert Rivera, quiere sin embargo exprimir la negociación y esperar a que el socialismo le aclare las implicaciones del acuerdo en el autogobierno vasco antes de tomar una decisión. Las fuentes consultadas lamentan que, habiendo recabado un buen resultado en Euskadi, “no hemos oído hablar a Podemos de temas vascos”. “Nos preocupa que se dé la paradoja de que sean los salvadores de Rajoy”, recalcan.

sin aludir al cupo En el texto del PSOE y Ciudadanos no aparece ninguna mención al Cupo, el dinero que paga Euskadi a España por servicios como la Corona y el Ejército y en solidaridad con otros territorios. Se apuesta por reformar la financiación autonómica garantizando la igualdad, pero sin mayores precisiones, un dato que puede ser una buena noticia para el PNV porque Ciudadanos no ha colado su apuesta por que Euskadi pague más, pero por su ambigüedad puede dejar la puerta abierta a cualquier desenlace. También se alude a los “hechos diferenciales”, que al menos se ven reconocidos en la propuesta, aunque de pasada. Eso sí, persisten algunos planes nacionales que podrían interpretarse como un gesto recentralizador, y no se mencionan las transferencias pendientes. La ambigüedad puede obedecer a que Ciudadanos ha dejado el camino libre al socialismo para que complete el apartado del autogobierno con los jeltzales.