madrid - “El día antes de morir, Franco me cogió la mano y me dijo: Alteza, la única cosa que le pido es que preserve la unidad de España. Y eso quiere decir muchas cosas....”. Esta es una de las confidencias del rey emérito Juan Carlos I desveladas a la televisión pública francesa que ayer emitió el documental Yo, Juan Carlos I, rey de España, dirigido por el realizador Miguel Courtois y coproducido por TVE, donde en hora y media el padre del actual monarca español desgrana su vida.

Así, recuerda que cuando conoció a Franco estaba muy “impresionado”, pero el dictador le trató bien. “Era una persona que no hablaba mucho, pero conmigo sí, se reía y comentábamos cosas. Con el resto de la gente era hermético”, asegura Juan Carlos I, que recuerda también que las relaciones entre el militar y su padre no eran buenas . “Yo entonces estaba como una bola de ping pong: cuando las cosas estaban bien entre mi padre -Juan de Borbón- y Franco, yo estaba en España. Cuando empeoraban, me mandaban a Portugal”, asegura.

En un momento de la entrevista Juan Carlos I explica por qué aceptó ser el sucesor del dictador y afirma que en caso de no haber tomado esa decisión no habría podido llevar a cabo los cambios y transformaciones que vivió el Estado español tras su muerte, si bien admite que, aunque sabía que quería un régimen diferente, al principio se preguntó cómo podría hacerlo. Reconoce, asimismo, que le preocupó la imagen internacional del Estado español en los estertores del franquismo, cuando el régimen endureció su posición, llegando al extremo de ejecutar a cinco personas apenas dos meses antes de la muerte del dictador.

Transición El monarca emérito se refiere en el documental a la Transición y desvela por qué eligió a Adolfo Suárez para pilotar la mima. “Me gustó su manera de ser, de hablar, cómo era él. Adolfo representaba realmente el cambio, un cambio suave, que era lo que queríamos hacer, Lo hizo muy bien, le estaré siempre reconocido”, agrega.

Evoca también la legalización del Partido Comunista, ”pensaba que no podía haber democracia en España sin el PCE”, y recuerda cómo su líder, Santiago Carrillo, a quien califica como “gran amigo” se disculpó tiempo más tarde por haberle llamado “Juan Carlos el Breve”. En otro momento, el padre de Felipe VI confiesa que los peores recuerdos de sus 39 de años de reinado son “las más de 800 víctimas mortales del terrorismo” y se mostró “muy solidario con ellos”.

Tras reconocer que le “temblaba” la mano a la hora de firma la Constitución de 1978, asegura que los cuatro años que pasó de joven en la academia militar le permitió conocer a parte del estamento castrense, lo que considera que fue fundamental para “hacer fracasar” el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981.