bruselas - Los yihadistas que cometieron los atentados de París el 13 de noviembre pasado estuvieron coordinados en tiempo real por teléfono con al menos un interlocutor, que no ha sido identificado y que estaba en los alrededores de Bruselas. Le Monde reveló ayer este y otros detalles sobre el operativo de los terroristas a partir de los cerca de 6.000 actas que han redactado los investigadores y que sugieren que uno de los miembros del equipo actualmente en fuga, Mohamed Abrini, podría haberse encargado de esa misión de coordinación.
El periódico explicó que el llamado comando de las terrazas, que tiroteó bares y restaurantes en el este de París causando casi una cuarentena de muertos y decenas de heridos, estuvo en contacto telefónico con un móvil que ha sido ubicado a posteriori en los mismos lugares que otra línea con la que contactaron los terroristas de la sala de conciertos Bataclan. Los tres atacantes de la sala de fiestas -Ismael Mostefaï, Samy Amimour y Foued Mohamed-Aggad-enviaron poco después de aparcar junto al Bataclan su coche -un Volkswagen Polo- un mensaje con un teléfono Samsung que se encontró en una papelera en el que decían: “Hemos llegado. Empezamos”. El destinatario se encontraba en ese momento en Bélgica y recibió el sms en una línea que se había abierto la víspera a nombre de Salah Abdeslam y que desactivó inmediatamente.
En el mismo lugar estaba quien llamó durante aquella noche -y que podría ser la misma persona- a uno de los miembros del comando de las terrazas, Abdelhaim Abaaoud, considerado el cerebro de los ataques.
Abaaoud, paralelamente, se mantuvo en contacto telefónico con uno de los tres terroristas que hizo detonar su chaleco de explosivos en el Estadio de Francia, Bilal Hadfi.
Salah Abdeslam había dejado hacia las 20.00 locales (19.00 GMT) junto al Estadio de Francia a Hadfi y a otros dos hombres con pasaporte sirio, que habían entrado en Europa semanas antes aprovechando la oleada de refugiados y que por su parecido podrían ser hermanos.
Hadfi fue el último en activar su chaleco de explosivos, aparentemente después de haber tratado infructuosamente de entrar en el estadio, donde se disputaba el partido amistoso Francia-Alemania.
Mohamed Abrini viajaba en el convoy, junto a los hermanos Salah y Brahim Abdeslam, que en la madrugada del 12 de noviembre salieron de Bruselas en un Renault Clio en dirección a la ciudad belga de Charleroi, donde pudieron aprovisionarse de armas. Desde Charleroi tomaron, horas después, el camino de París junto a otro coche, el Volkswagen Polo utilizado en el asalto a la sala Bataclan, en el que iban tres de los yihadistas: Ismael Mostefaï, Samy Amimour y Bilal Hadfi.
el 13-N desapareció Abrini ya había hecho con los hermanos Abdeslam varios viajes de ida y vuelta en la semana precedente entre Francia y Bélgica para preparar la logística de los atentados. Sin embargo, se desconoce si el día en que los ataques se perpetraron volvió a Bruselas, ya que se le perdió la pista y continúa en busca y captura.
Por otro lado, los dos detenidos por planificar supuestamente un atentado durante las celebraciones de fin de año en varios lugares emblemáticos de Bruselas pertenecían a un club de moteros y procedían del distrito de Anderlecht, informaba ayer la prensa belga.
Ambos detenidos eran miembros del club bruselense Kamikaze Riders y responden a los nombres de Mohamed Karay, de 27 años, y de Saïd Souati, de 30 años, según La Dernière Heure.
El primero fue puesto bajo mandato de arresto inculpado de participación en actividades terroristas, mientras que el segundo, fundador del club de moteros, es sospechoso de dirigir la organización terrorista.
Este mismo diario asegura que Karay trabajaba como técnico de automóviles, mientras que Souati fue citado en el marco del proceso contra el grupo islamista Sharia4Belgium, estaba considerado como “extremista radical y predicador salafista” y fue condenado por robo a mano armada. La RTBF señaló que ambos estaban domiciliados en el distrito de Anderlecht y coincide en que uno de ellos era un viejo conocido de las fuerzas de seguridad, por vandalismo.
La Fiscalía federal belga informó este martes de que había logrado frustrar un atentado en la capital con una operación en la que hubo un total de seis detenidos, cuatro de los cuales quedaron en libertad.
Las otras dos personas fueron puestas bajo mandato de arresto, Karay y Souati, sospechosos de planificar los atentados.
una orgía en la comisaría También ayer se supo que varios militares y policías belgas mantuvieron una orgía en una comisaría durante el periodo en el que Bruselas estuvo en alerta máxima por riesgo de atentado terrorista, según informaron varios medios belgas.
Ocho soldados y dos mujeres policías participaron presuntamente en la orgía en la comisaría del distrito de Ganshoren, situada a pocos minutos de Molenbeek, donde tuvieron lugar varias redadas policiales, aseguran los medios De Standaard y La Dernière Heure.
Entre el 21 y 26 de noviembre, días en los que Bruselas estuvo en alerta máxima, la comisaría de Ganshoren sirvió de cuartel improvisado para entre 15 y 20 soldados que patrullaban la capital belga, según declaraciones de un portavoz de la policía belga que recoge el diario De Morgen. Esta misma fuente confirmó que ya hay una investigación interna para aclarar lo sucedido.
El Ejército belga ya ha sufrido críticas por la conducta de los soldados durante el periodo de alerta máxima, cuando se fotografió a un militar en uniforme haciendo compras mientras patrullaba Bruselas.
También recibieron críticas los reyes Felipe y Matilde de Bélgica por encontrarse de vacaciones en un balneario cuando el Gobierno decidió elevar la alerta por riesgo de atentado terrorista al nivel máximo. - Efe