barcelona - El lehendakari Iñigo Urkullu y el president catalán, Artur Mas, intercambiaron ayer en Barcelona sus visiones sobre la situación abierta en el Estado español tras las elecciones generales del 20 de diciembre. Los dos mandatarios evidenciaron una fuerte sintonía en el diagnóstico del panorama resultante de las urnas, así como en buena parte de sus demandas relacionadas mayoritariamente con el reconocimiento de un Estado plurinacional, la consolidación y ampliación de los respectivos niveles de autogobierno y el cese de las políticas recentralizadoras que han imperado en la última legislatura.
Mas y Urkullu presidieron el partido de fútbol entre las selecciones de Catalunya y Euskadi disputado en el Nou Camp y después, al filo de las once de la noche, mantuvieron una cena de trabajo en la sede del Govern en el que compartieron sus análisis sobre la situación política resultante del 20-D. El encuentro se produjo a pocas horas de que la CUP decida en asamblea si apoya la investidura de Mas al frente del Gobierno catalán o, de no hacerlo, aboca al pueblo catalán a unas nuevas elecciones al Parlament, previsiblemente en marzo, y trunca el proceso de desconexión de Catalunya sobre el Estado español iniciado en noviembre tras la aprobación en la cámara autonómica una resolución para avanzar hacia la creación de un Estado propio y romper amarras con el español.
Tras compartir la reflexión de que la falta de reconocimiento de la plurinacionalidad del Estado español, y por tanto la existencia de las naciones vasca y catalana en pie de igualdad con la española, es uno de las fallas más importantes del sistema político español, Urkullu y Mas consideran que las elecciones generales han evidenciado el pluralismo existente en el Estado español y reclaman a los partidos llamados a formar gobierno e investir un presidente a que pongan “punto y final a una forma de hacer política basada en la falta de voluntad de acuerdo para el respeto y la profundización del autogobierno de los dos pueblos, así como en la negación del diálogo”. En este sentido, subrayan que las elecciones deberían ser una “oportunidad” para dar cauce de solución a los problemas “estructurales” del Estado.
El debate territorial y del derecho a decidir ha adquirido mucha relevancia en los días posteriores a los comicios después de que Podemos lo haya puesto como condición a Pedro Sánchez (PSOE) para una eventual alianza y apoyo a su investidura como presidente. En los últimos días se ha erigido en uno de los temas nucleares de la política española. De ahí que el lehendakari y el president consideren también que “los problemas del Estado español no solo están vinculados a las mayorías necesarias para formar un gobierno estable en Madrid, sino también a la falta de reconocimiento de la plurinacionalidad del propio Estado”. Además de otras taras de orden de regeneración democrática, Urkullu y Mas considera que este problema es una de las “expresiones de crisis” del modelo español y, por ello, urgen a los actores llamados a llevar el timón del país a virar el rumbo y no ser refractarios a las aspiraciones nacionales de vascos y catalanes.
Censuran que no se percibe un diálogo con ánimo de llegar a acuerdos, ni un compromiso con la cuestión territorial, “ni por parte de los principales partidos políticos” de obediencia estatal, ni por los otros poderes del Estado, entre ellos el rey Felipe VI.
También se comprometieron a compartir información e iniciativa política, en la medida de lo posible”, ante el nuevo panorama político español, respetando los caminos y los ritmos distintos emprendidos por sus respectivos gobiernos.