bilbao - Los socialistas han llegado a la conclusión de que tienen una relación preferencial con el PNV tras el último acuerdo presupuestario con el Gobierno de Urkullu (el tercero en lo que va de legislatura) y tras pactar gobiernos de coalición en las tres diputaciones y un buen número de ayuntamientos. En realidad no es una gran novedad que exista esa relación, pero la noticia estriba en que ha sido el socialismo quien la ha calificado de preferencial, ya que se ha cuidado mucho de marcar perfil y de reservarse su derecho a ejercer la oposición en el Parlamento Vasco. “Somos dos partidos que hemos puesto negro sobre blanco un acuerdo para gobernar de manera estable y con unas mayorías plurales en las diputaciones y en muchos ayuntamientos vascos, y nadie comprendería que en el Parlamento no nos entendiéramos, sobre todo, teniendo en cuenta que firmamos un acuerdo en 2013 y que ha servido para que Euskadi entre en una senda de estabilidad y progreso”, dijo la líder del PSE en Radio Euskadi, que consideró que los consensos logrados hacen que sus relaciones sean “preferentes” en el Parlamento.

¿Quiere decir que el acuerdo se extenderá a todas las iniciativas que se debatan en la Cámara? Ese escenario es descabellado teniendo en cuenta que queda menos de un año para que acabe la legislatura. Como mínimo, dos debates pueden tensionar a ambos partidos: la Ley Municipal y la Ley de Territorios Históricos. Esos dos asuntos se refieren a la articulación del país y al reparto de competencias entre ayuntamientos, diputaciones y Gobierno Vasco, una discusión que ha cobrado gran protagonismo en el discurso del PSE y que es probable que abandere hasta las autonómicas para marcar perfil. La izquierda abertzale se centra en romper la dependencia con respecto a España y no tanto en el debate interno, lo que puede favorecer los acuerdos con el PNV. De momento, ambas partes dialogan para estudiar si la izquierda abertzale se incorpora o no a la asociación de municipios vascos, Eudel, y también sobre la Ley Municipal, sin que esas conversaciones estén presididas por grandes desencuentros.

La buena noticia para el Gobierno Vasco estriba en que ya ha despejado de su portería uno de los balones más peligrosos que le quedaban antes de que acabe su mandato: la negociación de los últimos Presupuestos de la legislatura. El otro gran objetivo es la Ley Municipal. También habrá que desbrozar la reforma de la Ley de Territorios Históricos que ha propuesto el socialismo, pero ambas partes asumen que la solución no llegará antes de las elecciones autonómicas y que, por su complejidad, se extenderá hasta la próxima legislatura. Lo mismo sucede con el nuevo estatus de autogobierno, donde PNV y PSE chocan sobre el derecho a decidir. Los partidos se centrarán en acordar unas bases, pero ya han descartado elaborar un articulado completo.

En el otro lado de la balanza, es probable que las relaciones se deterioren a medida que se acerquen las elecciones autonómicas. Habrá otros comicios de por medio, las generales de diciembre, que ya están afectando a los partidos. De hecho, en las últimas jornadas ha surgido otro punto de fricción, la lucha contra el yihadismo, con el socialismo empeñado en sumar al PNV al pacto firmado entre Rajoy y Sánchez, que contempla la cadena perpetua.

Además, después de firmar los acuerdos de estabilidad a nivel local y foral, los socialistas insistieron en que probablemente el clima de confianza sería mayor en el Parlamento pero, aun así, se reservarían el derecho a ejercer la oposición. Han discrepado en materias esenciales como la Ley de Vivienda. En cualquier caso, el pacto sobrevive sin grandes sobresaltos ni deslealtades en las materias comprometidas. De hecho, superó la embestida de la izquierda abertzale, que trató de separar a los dos socios ofreciendo al socialismo acordar un presupuesto alternativo al proyecto del PNV. El PSE no se dejó llevar.

cruce de reproches Mendia, por otro lado, se empleó ayer con dureza contra los jeltzales, a los que acusó de ser el único partido “de todo Occidente” que se queda fuera del pacto antiyihadista. Desde el PNV, el cabeza de lista por Bizkaia al Congreso, Aitor Esteban, también mantuvo las espadas en alto. “En ese papel se dice que debe haber mejor coordinación entre las policías y que se debe incrementar el número de agentes policiales. ¿Y qué pasa? Pues que PP y PSOE niegan a la Ertzain-tza el acceso directo a la información sobre el yihadismo y, además, cuando se hacen convocatorias para que haya más ertzainas, el Gobierno central las prohíbe. Entonces, ¿a qué jugamos? ¿A firmar un papel para, luego, no cumplirlo? Nosotros no estamos dispuestos a eso”, zanjó en Bizkaia Irratia.

Esteban se mantuvo, asimismo, en el rechazo a la cadena perpetua. “Aunque es innegable que hay que tomar medidas, nosotros tenemos claro que no podemos abandonar las libertades y los derechos que, al fin y al cabo, son los tesoros de Europa. Estamos en contra de convertir las medidas de excepción en cotidianas ahora, de repente, sin pensarlo. Las cosas se pueden hacer de otra manera”, dijo.

Mendia siguió censurando al PNV por su rechazo al acuerdo antiyihadista pero, un día después de presentar el acuerdo para facilitar la aprobación de los Presupuestos del próximo año, también reconoció su condición de socios preferentes. La socialista trató de poner en valor el papel de su partido para que el Gobierno de Urkullu “no se despistara en otras cosas como el nuevo estatus jurídico”. “Hemos tratado de centrarlo siempre en las cosas que a nosotros nos parecen más importantes. Hemos observado que se trata de un gobierno que carece de iniciativa. Hemos tenido que estar todo el rato, en cierta manera, desde la oposición poniendo encima de la mesa iniciativas”, dijo.

Acuerdos. Jeltzales y socialistas han acordado gobiernos de coalición en las tres diputaciones y varios ayuntamientos. También han pactado los últimos Presupuestos de Urkullu (ya van tres acuerdos en materia de Cuentas en la presente legislatura). A pesar de esos pactos, el PSE se reserva el derecho a ejercer la oposición en el Parlamento.

Desacuerdos. El PSE ha hecho bandera de la reforma de la Ley de Territorios Históricos y también mantiene discrepancias sobre la Ley Municipal. En los últimos días, ha marcado al PNV de cerca para que se sume al pacto antiyihadista. Las posiciones también están enfrentadas en el nuevo estatus de autogobierno, pero no entrará en fase resolutiva hasta la próxima legislatura.