donostia - Compartir un proceso de revisión crítica del pasado que sea “sincero” con el propósito de generar puntos de encuentro y favorecer la convivencia. En clara referencia a la izquierda abertzale, esta fue la demanda que enfatizó ayer Iñigo Urkullu consciente de que el tiempo pretérito “nos duele y nos divide”, se erige en el “principal “escollo y fuente de desconfianza, y que por ello existe la necesidad de “decirnos cosas” que reporten fe en el prójimo. En su reflexión, aireada en la clausura de las jornadas Los valores de la autocrítica celebradas en el Museo San Telmo de Donostia, el lehendakari señaló que en el contexto presente de construcción de una paz “justa y duradera” la sociedad vasca avanza con paso “irreversible” hacia la normalización y que la actitud democrática es “sinónimo de responsabilidad y madurez”, herramienta imprescindible para “desatar nudos”.
El jefe del Ejecutivo vasco recordó que la autocrítica no es novedosa ya que es algo que las instituciones han practicado desde hace varias legislaturas y se encuentra recogida en el Compromiso Batera aprobado por el Consejo de Gobierno el pasado 22 de septiembre. Con todo, Urkullu cree vital profundizar en esta línea con una “actitud de leal sinceridad y sobre unas bases firmes”. Contexto donde subrayó que el ejercicio de revisión crítica del pasado “siempre está referida a las vulneraciones de derechos humanos y no tiene que ver con apuestas ideológicas o aspiraciones políticas”. A su entender, si bien existe un consenso general en reconocer el daño generado por el Batallón Vasco Español, el GAL o los abusos policiales, “el problema radica en que no todos se hallan de acuerdo en reconocer la injusticia de los asesinatos cometidos por ETA”. Y es ahí donde directamente lanzó un requerimiento expreso al mundo de la izquierda abertzale porque, a su juicio, ostenta “una responsabilidad específica” dado que la violencia de ETA requiere una “valoración expresa del daño generado”.
El lehendakari ahondó en que la autocrítica responde a un proceso en el que “todos estamos invitados a participar, cada cual en el marco de su diferente responsabilidad” y que esta “no se impone, se elige de forma libre y voluntaria”. “Tiene un carácter unilateral, no se negocia con la autocrítica de otros”, destacó, al tiempo que incidió en que “es una propuesta que requiere decisiones políticas”. Según Urkullu, encararlo con “sinceridad y generosidad” es una “decisión política, y esta iniciativa “repara en cierta medida el daño injusto provocado a las víctimas, genera confianza y acerca a quienes están alejados, ayuda a cerrar heridas y dejar atrás odios o rencores”. Y prosiguiendo con su argumentación, apostilló que “contribuye a facilitar procesos de reinserción, contiene un alto valor educativo y representa un punto de encuentro para la convivencia al unir pasado, presente y futuro”.
cuatro principios básicos Tras reconocer que las propuestas políticas institucionales “pueden haber confundido también la propia realidad y sustentos de los acuerdos existentes”, Urkullu rememoró que en Irlanda del Norte “también sintieron esta necesidad”, y haciendo paralelismo, “también nosotros necesitamos compartir un compromiso de clarificación del pasado que genere confianza”, por lo que planteó compartir cuatro principios básicos para “seguir avanzando juntos en este camino”, consistentes en rechazar cualquier forma de legitimación de la violencia de ETA, no aceptar la minimización de las violaciones de derechos humanos de otros signos, descartar cualquier justificación compensatoria entre violencias y evitar la discriminación entre víctimas.
Este evento sobre los valores de la autocrítica, que ha estado organizado por el Instituto de Gobernanza Democrática Globernance, con la participación del Gobierno Vasco y de Donostia 2016, ha reunido en un único foro testimonios de víctimas de ETA y de la expresa arrepentida de la banda armada Carmen Gisasola, además de contar, entre otros, con la participación del obispo emérito de Donostia Juan María Uriarte, y de distintos representantes políticos e institucionales.