barcelona - El contexto de las elecciones pesa mucho, sobre todo en las filas del PSOE. Y es que aunque Pedro Sánchez está dispuesto a llegar a consensos con el unionismo para encarar al independentismo catalán, ayer mismo telefoneó al líder de Ciudadanos, Albert Rivera, a eso de las 15.15 horas, para puntualizarle que el pacto que persiguen debe ceñirse a la defensa de la Constitución española. Uno y otro comparten el objetivo de ser “contundentes y claros” en esta materia, pero ahí debe quedar este acuerdo según el secretario general de los socialistas. Es decir, se negó a profundizar en uno de los puntos que exige el dirigente naranja, que no se puedan llegar a alianzas futuras con los partidos nacionalistas.
Para Sánchez, la prioridad reside en la protección del texto constitucional planteando “soluciones” para terminar con el conflicto soberanista, porque no basta “con una reacción” inminente, que también la habrá, a la tramitación parlamentaria de la resolución independentista presentada por Junts pel Sí y la CUP. En este contexto, insistió a Rivera que una hoja de ruta óptima contendría los siguientes cuatro puntos claves: incrementar garantías de los derechos sociales ya introducidos en la Carta Magna y apuntar algunos nuevos; poner en marcha reformas para mejorar la calidad democrática española; apostar por cambios que fortalezcan los vínculos con Europa y abrir la vía a una reforma territorial en clave federal. El PSOE ya presentó oficialmente los ejes de esa modificación constitucional, y Rivera presentará el fin de semana que viene su propio proyecto de actualización de la Carta Magna.
Antes de esta llamada, en el mitin de El Prat, Sánchez señaló que el culpable del proceso soberanista es Artur Mas pero, paralelamente, acusó a Rajoy de haberlo alimentado al mirar durante cuatro años hacia otro lado mientras avanzaba el independentismo. Bajo el lema El problema no es España. El problema es el PP, y ante unas 2.000 personas, el líder socialista calificó de “todo menos democrática” la propuesta de Junts pel Sí y de la CUP para declarar el inicio del proceso de ruptura al reclamar a un Parlament recién constituido y un gobierno aún en funciones que se salte la ley cuando va en contra de la voluntad de la mayoría. Tras afirmar que este proceso solo generará “frustración y fractura” y avisar de que ninguna comunidad o país “se puede levantar sobre la exclusión y la división”, recordó que su partido es el único que defiende una salida con la reforma federal.
Rivera, fue a por el sector catalanista moderado con el que “a pesar de las diferencias ideológicas, se pueden construir puentes de diálogo”, pero marcando las distancias, pues solo se refiere a los votantes descontentos con la deriva soberanista de Convergència y a los de Unió.