El paracaidismo es una actividad de riesgo. La campaña catalana, que ha avanzado -temporalmente hablando- por vericuetos de altísimo peligro, se cierra con un despliegue de paracaidistas que, a ciencia cierta, no van a tener efecto alguno sobre los votantes, salvo el de enervar aún más los ánimos e incentivar que acudan a las urnas, única manera que contempla el unionismo para parar a las fuerzas independentistas.
Cuenta el periodista y escritor Ben Sherwood en su libro El club de los supervivientes: “Tras saltar de un avión con el corazón latiendo fuertemente y las hormonas del estrés a toda máquina, no resulta sorprendente que nuestra mente se congele durante unos segundos. Podemos llegar a olvidar, literalmente, dónde nos encontramos y qué estamos haciendo”. Algo así le ha debido suceder al PP y, en especial, a Mariano Rajoy, aunque nos tiene acostumbrados a sus aterrizajes intelectual y conceptualmente fascinantes: “Un vaso es un vaso y un plato es un plato”. Fin de la cita, mire usted. Hablaba de Catalunya. De la independencia. En una entrevista en televisión. Pero, aparte de tener razón -en efecto, un vaso es un vaso y un plato, normalmente, un plato- Rajoy debe desconocer que la palabra “vaso” tiene hasta doce acepciones. “Plato”, más modesto, se queda en once.
La presunta metáfora vajillera de Rajoy viene a mostrar el cacao mental y la perplejidad casi catatónica en que se encuentra el bloque del no. El del sí, más partidario del salto base -ya saben, los hombres pájaro, sin paracaídas-, está más cercano al onanismo estupefaciente. En fin, que “plato” y “vaso” vienen a ser la interpretación rajoniana del “las cosas de comer”, que es lo que, según el PP, se juega mañana en Catalunya. De ahí han pasado sin solución de continuidad al último vídeo electoral en el que los dirigentes populares hablan... en catalán. Y no en la intimidad, como Aznar. Rajoy -su rostro es un poema- dice “Units guanyem” y Javier Maroto, perejil en todas las salsas, proclama solemne: “Estan molt equivocats”. Sí, están muy equivocados los catalanes, él lo sabe de buena tinta. Es el resumen de una campaña desastrosa del PP. La del PSC-PSOE no le ha ido a la zaga: el cabeza de lista se ha gustado tanto en su papel gracioso que convocó ayer al acto de cierre de campaña con una caricatura suya en la pose que le ha hecho viral en plan discotequero setentero y el lema “Ven a bailar con Miquel Iceta”. Dios, no, por favor. Son, sin duda, esos nervios que atenazan las meninges cuando se va a toda velocidad.
Mañana saldremos de dudas. Sabremos, por fin, qué es un plato y qué es un vaso: plat i got. Lo que probablemente ignoremos sea qué hay dentro de cada recipiente. Y lo que también descubriremos es que para comer civilizadamente en esta parte del mundo se necesita un plato, un vaso y varios elementos más. Para que no estemos tots molt equivocats.