Bilbao - Profesor de Estética y Filosofía Social en la Universidad Complutense de Madrid, la misma en la que se gestó Podemos de la mano de Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero e Iñigo Errejón, Eduardo Maura está en el núcleo fundacional del partido. Formó parte del equipo que redactó las bases ideológicas de la formación y es miembro de su cúpula, el Consejo Ciudadano estatal, como responsable de Cultura. Todavía a caballo entre Bilbao -su ciudad, aunque nació en Valladolid por “casualidad” hace 34 años- y Madrid, donde reside desde 2004, prepara su mudanza a la capital vizcaína, a donde retorna para dedicarse a la campaña electoral como cabeza de lista de Podemos al Congreso por Bizkaia. No duda en que tras las elecciones de diciembre tendrá acta de diputado y pisará el mismo hemiciclo que su tatarabuelo el político conservador Antonio Maura, presidente del Consejo de Ministros en cinco ocasiones durante el reinado de Alfonso XIII hace más de un siglo.
¿Cómo empezó en política?
-Siempre me gustó, sobre todo la vasca, pero nunca pensé en dedicarme a ella. Cuando era más joven tuve compromiso político aquí en Gesto por la Paz, estudié aquí, me fui donde encontré trabajo, estuve en Alemania y más tarde fui a Madrid. Como becario y profesor he estado metido en el movimiento del derecho a la educación. Tras el 15-M conocí a gente y al final acabamos montando Podemos.
Parte de Podemos en Euskadi le considera a usted y a la candidata por Gipuzkoa algo así como ‘paracaidistas’, ya que viven en Madrid y no son lo suficientemente representativos del partido aquí.
-Yo me he sentido bienvenido. Ya conocía la organización por dentro, fui su portavoz en Euskadi cuando no existía aún el consejo autonómico. Más tarde he trabajado como enlace con el Consejo Ciudadano de Euskadi y conozco a los secretarios generales. En Semana Grande me reuní con los círculos de Bizkaia, así que para nada puedo considerarme paracaidista y menos en mi casa, claro.
Menciona que estuvo en Gesto por la Paz. ¿Qué le llevó allí?
--Estudiaba en Jesuitas, en Indautxu, y tenía unos compañeros que estaban ya en ese círculo. Eran los años 1997 o 1998, años de plomo. Como ciudadano vasco he sido parte del conflicto, he nacido en una familia que había sufrido amenazas. Algunos de mis familiares habían aparecido en los papeles de ETA o tenían escaño en el Parlamento Vasco [se refiere a su tío Fernando Maura, en aquel tiempo miembro del PP y actual eurodiputado expulsado de UPyD]. Luego he hecho mis procesos y mi camino propio. Ahora tengo una posición mucho más fluida con gente de la izquierda abertzale con la que antes no podía discutir de política. Ahora puedo hacerlo.
¿Cómo ve el proceso de pacificación y convivencia en Euskadi?
-Se ha abierto un escenario nuevo y se ha producido un curioso proceso en dos velocidades. La ciudadanía vasca, como me ha pasado a mí, ha ido muy por delante de las fuerzas políticas. Las personas de a pie hemos dado pasos de gigante en la convivencia, que es la clave del futuro, tanto para los que han vivido la violencia, para dejarla ir, como para los que nos sucederán. Pero las fuerzas políticas han ido bastante por detrás y han mantenido un lenguaje anterior a la declaración de ETA de cese de la violencia. En cuanto a Podemos se refiere, como es un partido que ha nacido después del cese de la violencia, nos corresponde como principal tarea en Euskadi ser agente de convivencia y producir espacios de diálogo que pasan por entenderse con todas las fuerzas políticas.
Pues el líder de Podemos en Euskadi, Roberto Uriarte, dice que no ve condiciones para tener una relación normalizada con Sortu mientras no reconozca el daño injusto causado por ETA. ¿Mal comienzo, no?
-En un escenario nuevo para todos, todos deberíamos dar pasos sin excepción. También la izquierda abertzale. Pero es absurdo plantear que los demás no deben darlos. Nadie debe ponerse en el papel de árbitro en el conflicto vasco ni decir a la gente lo que debe hacer. Pero, insisto, eso no significa que la izquierda abertzale no deba dar pasos.
¿Está desautorizando a Uriarte?
-Claro que no, lo que pasa es que yo no entiendo que lo que dijo Roberto fuera una condición. Es una petición para que den ese paso simbólico. Pero quiero añadir que hay que pedir lo mismo a otras fuerzas que reclaman y no se sienten reclamadas. Y pienso concretamente en el PP y en su Gobierno, que en estos cuatro años no ha dado ningún paso adelante.
¿Qué haría Podemos en política penitenciaria?
-Estoy en contra de la dispersión de los presos de ETA. Su situación es un factor importante en el conflicto y la dispersión ha sido totalmente desautorizada en montones de informes, desde Gesto por la Paz, ya en los años noventa, hasta Amnistía Internacional, porque no favorece la reinserción y produce muchísimo dolor en las familias, que no tienen responsabilidad de lo que hizo la persona presa.
¿Qué le pareció la movilización en Barcelona el día de la Diada?
-Que fue una imagen espectacular. Lo que no se puede hacer es ignorar esa voz, que es lo que probablemente haga el PP. Es una irresponsabilidad política. El PP se ha convertido en la gran fábrica de independentistas negando voces que lo que piden es que se reconozca una identificación nacional alternativa.
Ni Podemos ni la candidatura Sí que es Pot, en la concurre en las catalanas, respaldó la manifestación. ¿No es síntoma de la ambigüedad de su partido en la cuestión territorial?
-Diría que todo lo contrario. En Cataluña hay muchos independentistas que no son de Mas, y otros muchos que se sienten catalanes y españoles y que detestan a Rajoy. Nuestra posición es la más avanzada que jamás un partido de ámbito estatal ha puesto sobre la mesa, que es no solo respeto, sino también defensa a ultranza del derecho a decidir, no solo de los catalanes, también de los vascos o de los gallegos, entendiendo el derecho a decidir como algo amplio para decidir los pilares de la sociedad en la que quieres vivir. Esos pilares no solo son territoriales, que también, sino el sistema de derechos, la sanidad o las pensiones. El derecho a decidir implica decidir si ampliamos nuestros derechos individuales y colectivos. No creo por tanto que nuestra posición sea ambigua en la cuestión territorial.
¿Qué hará Podemos si tras el 27-S el Parlament catalán vota una declaración de inicio del proceso independentista?
-Un problema político nunca se soluciona con una decisión unilateral. La clave aquí es decidir cuál es el modelo de convivencia para estar juntos. El marco actual no vale para los catalanes; claramente lo están diciendo y no es posible no escucharlo.
Podemos no plantea ninguna hoja de ruta.
-No planteamos ningún ismo, no queremos ir con soluciones prefabricadas porque son debates que han dejado de ser productivos. Hay quienes proponen el federalismo. ¿Aporta eso concreción al debate? Más bien poca. El concepto del federalismo ha llegado a significar tan poca cosa que hace falta recomenzar ese debate. Plantear un debate democrático sobre el modelo de convivencia no es ambigüedad.
¿Qué hará al respecto Podemos si llega a La Moncloa?
-Recogeremos el mandato de la ciudadanía catalana y el que salga de las urnas de diciembre, y a partir de ahí abriremos una negociación sin cortapisas en la que se tenga en consideración lo que el Parlamento catalán proponga. Insisto en que al final serán los catalanes, o en su caso los vascos, los que tendrán la última palabra.
¿Sería posible un referéndum legal y pactado al estilo de Escocia?
-La vía escocesa ha demostrado que las cosas se pueden hacer bien. Es una vía perfectamente practicable. Son los juristas los que deberían decir cómo ajustarla a la legislación española.
¿Y qué pasa con las demandas del nacionalismo vasco?
-Ampliar el autogobierno me parece bien. Ampliar todos los derechos individuales y colectivos está bien.
¿Qué defenderá en el Congreso para Bizkaia si es elegido diputado?
-Me apetecería mucho poder acordar con los representantes vascos en el Congreso medidas para poder avanzar en las líneas de pacificación, convivencia, memoria y reconciliación. Lo tengo en el ADN. Soy responsable de Cultura en Podemos, así que también querría trabajar en proyectos culturales para Bizkaia.