iruñea - El cambio político en Nafarroa es ya una realidad. Uxue Barkos tomó posesión ayer del cargo de presidenta del Gobierno foral, y hoy lo harán sus nueve consejeros en un acto institucional en el Palacio de Navarra. Tan protocolario y al mismo tiempo tan cargado de simbolismo como el que ayer tuvo lugar en el Parlamento, donde la líder de Geroa Bai prometió su cargo ante cerca de 300 invitados que saludaron su llegada al trono con una larga y sentida ovación.
Era la culminación de un largo y difícil recorrido político y personal de la nueva presidenta, pero sobre todo la consecución de un cambio labrado durante años en un trabajo colectivo por parte de quienes durante muchas décadas han sufrido el desprecio y exclusión institucional. “Izan zirelako, iritsi gara” (Porque fueron, hemos llegado), proclamó una sentida Barkos en un emotivo discurso con el que asumió el compromiso de acabar con la Nafarroa “rota y enfrentada” y trabajar por construir “la mejor de las sociedades”. “Nos lo dejaron escrito los hombres y mujeres que nos han traído hasta aquí. Quienes durante décadas con su trabajo por una Navarra libre y solidaria nos han cedido el testigo”, subrayó.
Barkos, que tuvo una mención especial para su padre, recordó así a “los hijos e hijas de quienes fueron fusilados, soportaron la represión y la discriminación de una dictadura”; “a quienes en defensa de su identidad y su cultura quisieron educar a sus hijos en ikastolas sin ningún reconocimiento oficial y con enormes dificultades económicas”; a los “miles de trabajadores que pelearon por sus derechos laborales”; y a quienes “han defendido incluso a veces con sus vidas la libertad y el progreso” renunciando a “cualquier tipo de violencia” para imponer sus ideas.
Ante los ojos de la ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, única representante institucional del Gobierno español, que marca distancias ya con el nuevo Ejecutivo foral, y en un acto que por primera vez no contó con presencia eclesiástica ni militar, Barkos asumió el testigo con el compromiso de recoger el trabajo heredado para construir “la mejor de las sociedades”. Una Nafarroa que reconoza su pluralidad y que desde la premisa de la “convivencia” termine definitivamente con el enfrentamiento “estéril” entre ciudadanos. “Va a ser un cambio profundo, sostenible, y a la vez sensato e integración”, garantizó Barkos, que mostró su certeza de que “esta nueva Navarra ha venido para quedarse”.
una nafarroa de todos La nueva presidenta foral desgranó así su visión personal de la política y de la responsabilidad de un cargo que asume con la voluntad de cambiar también los valores en los que pretende sustentar su acción institucional. Fue un discurso sin medidas concretas, pero cargado de simbolismo, con apelaciones a la ética y los valores como base para “dignificar la política”, y que hizo extensible al conjunto de la sociedad. Y que Barkos aprovechó también para reivindicar “la soberanía” de Nafarroa, pero que ahora tiene su prioridad en el ámbito “social y económico”.
Son las premisas con las que parte el nuevo Gobierno navarro, ayer disgregado entre el público invitado, y que hoy tomará cargo para empezar a trabajar. Será el punto final a dos meses de duras negociaciones, acuerdos ilusionantes y promesas de cambio. El momento de tomar contacto con la realidad y asumir la responsabilidad de un reto con tantas dificultades como altas son las expectativas generadas. Y que Barkos dijo asumir ayer con “humildad” pero “cargada de fuerza e ilusión”.
Barkos está dispuesta a guardar el testigo recibido con “honestidad” y “firmeza”, y confiada en poderlo devolver a las siguientes generaciones habiendo convertido Nafarroa en “una sociedad mejor”.
prismas diferentes Portavoces, parlamentarios, nuevos consejeros y consejeros salientes se dieron cita en el atrio del Parlamento para la toma de posesión de Barkos. Mientras las fuerzas del cambio (Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e I-E) se felicitaron por lo conseguido, regionalistas, socialistas y populares contraponían a la euforia de los rivales fuertes dosis de “realismo escéptico”. Sin embargo, de los posicionamientos de todos podría sacarse un mínimo común denominador en torno al deseo de que la nueva presidenta foral y su Ejecutivo “acierten en las decisiones”.
El candidato de UPN en las pasadas elecciones, Javier Esparza, demandó a Barkos “respeto institucional a lo que es Navarra, a lo que significa y a sus símbolos”; mientras que Ana Beltrán, portavoz del PP, se desmarcó en parte del discurso beligerante marcado en Madrid, para mostrar su esperanza de que el gabinete de Barkos “piense en el interés general y no solamente en el de una minoría”. En una posición más centrada, la socialista María Chivite esperó que con el nuevo Ejecutivo foral “llegue un cambio de prioridades, un cambio con mayor peso en las políticas sociales”.
Adolfo Araiz, portavoz de EH Bildu, puso de relieve que “la sociedad está esperando que el ansiado, anhelado y debatido cambio empiece a rodar”. Laura Pérez, de Podemos-Ahal Dugu, insistió en que debe ser “inclusivo e ilusionante”; al tiempo que el portavoz de Izquierda-Ezkerra, José Miguel Nuin, lo ve “positivo e ilusionante”.
A Barkos la arropó el presidente del EBB del PNV, Andoni Ortuzar, para quien el nuevo Gobierno “va a hacer de Navarra una comunidad abierta, dialogante y que mira a su entorno desde la colaboración, desde el cariño y no desde la desconfianza”.