Bilbao - “España es el gran patrimonio común de todos, la gran empresa que a todos nos pertenece y nos une”. Así lo afirmó ayer el rey Felipe VI en Bilbao, en presencia de diferentes representantes institucionales vascos, encabezados por el lehendakari, Iñigo Urkullu, durante el acto de entrega de un galardón convocado por el Círculo de Empresarios, el Círculo de Economía y el Círculo de Empresarios Vascos. Tanto la elección del galardonado como la designación de Euskadi y el momento elegido para su entrega, con el proceso soberanista en Catalunya tomando velocidad hacia las elecciones del 27 de septiembre, indican que el Círculo de Empresarios sabía con seguridad que el monarca español aprovecharía el acto para exaltar la unidad de España.

No es casualidad que el galardonado con la segunda edición del Premio Reino de España a la Trayectoria Empresarial es José Ferrer Sala, presidente de honor del Grupo Freixenet, la empresa catalana de cavas cuya dirección siempre se ha mostrado contraria al proceso soberanista y a la independencia de Catalunya. Esta posición se plasmó incluso en el anuncio de Freixenet de la pasada Navidad, en el que se brindaba “por cien próximos años juntos”, lema que causó una fuerte polémica en sectores del independentismo catalán.

Al acto de entrega en la Universidad de Deusto acudieron, además, el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto; el diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria; el ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, y el rector de la Universidad de Deusto, José María Guibert, acompañados de representantes del mundo empresarial, como el presidente de Iberdrola, José Ignacio Sánchez Galán, y el presidente de Kutxabank, Gregorio Villalabeitia. También estuvieron presentes los presidentes de las tres entidades empresariales que conceden el galardón: Javier Vega de Seoane, Antón Costas y José María Bergareche.

El rey Felipe trufó su discurso con numerosas alusiones a la unidad de España y la pertenencia a ella de Euskadi y Catalunya. “Un premio que entregamos en esta querida tierra vasca a un gran empresario catalán, José Ferrer Sala, que es al mismo tiempo un gran español, y lo hacemos rodeados de amigos, familiares y muchos empresarios más de otros territorios de España”. “Confluyen hoy aquí -prosiguió- tierras, personas, obras y sentimientos que integran, desde su propia singularidad, el gran patrimonio común de todos, la gran empresa que a todos nos pertenece y nos une, que es España”. Destacó que el proyecto “empresarial y familiar impulsado por José Ferrer Sala desde Cataluña ha llegado a ser identificado como un ejemplo del mejor espíritu emprendedor español”.

respetar la ley El rey aludió, aunque sin mencionarlo expresamente, a Artur Mas -con el que mantuvo el viernes un tenso encuentro-, al emplazar a las autoridades a atenerse a las “obligaciones constitucionales” y respetar la ley. “Para alcanzar el éxito es preciso un entorno institucional en el que las autoridades nos atengamos en todo momento y con responsabilidad a nuestros respectivos deberes y obligaciones constitucionales, y en un marco que ofrezca seguridad jurídica, respeto a la ley, confianza y estabilidad”. También se refirió a la posible salida de Catalunya de la UE. “Y todo ello en el seno de la Unión Europea que es ya un verdadero proyecto nacional de España; un proyecto que nos ampara y protege frente a las incertidumbres y que nos facilita e impulsa la superación de los retos a los que nos enfrentamos”.

Las alusiones a la unidad de España continuaron hasta el final: “Ponemos de relieve, una vez más, todo lo que nos une, todo lo que somos y lo mucho que compartimos, que refuerza nuestro camino de progreso, que es un camino que debemos seguir trazando, todos juntos, con fuerza y con ambición, con ilusión y con determinación”.

Urkullu: “Respeto muto” Frente a este discurso, el lehendakari Urkullu abogó por abordar la reforma constitucional que propugnan algunos partidos “desde los cimientos”, mediante la negociación y “la disposición al acuerdo y al pacto”.

Urkullu consideró que el Estado “debe ser una empresa común que reconozca su diversidad como una riqueza, que establezca un sistema de relaciones desde el reconocimiento y respeto mutuo”. “Queremos un futuro compartido con espacio y libertad para nuestra razón de ser”, añadió el lehendakari, que indicó que en este asunto “nadie posee la verdad absoluta”. A su juicio, “la clave es compartir”. Urkullu reiteró “la necesidad de negociar, la voluntad de pactar y la garantía de cumplir”. - DNA