BILBAO - Fue solo la primera toma de contacto la reunión que junto a otros 13 expertos en la materia mantuvo el pasado miércoles junto al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, pero al menos abre la espita a lo que Alberto López Basaguren, especialista en el sistema autonómico español, estima una “urgencia”, una reforma constitucional que contribuya a ofrecer soluciones que maniaten el ansia independentista.

¿Qué le sugiere el encargo?

-Muy interesante para quien trabaja en ese ámbito y una responsabilidad. Es importante elaborar una propuesta que abra un proceso a un consenso amplio, pero la cuestión no acaba ahí porque luego depende de su gestión política.

¿Urge reformar la Carta Magna?

-El sistema político español está en crisis por diversos factores y necesita diferentes soluciones, y una es el desarrollo del sistema autonómico de 1978. Es indispensable para corregir muchos problemas.

¿Se refiere a poner freno a las demandas soberanistas?

-Aunque se consiga esto a lo que me refiero, habrá mucha gente que continúe pensando que Euskadi o Catalunya deben ser independientes, pero a mi juicio una mayoría de la población difícilmente se decantará por esta solución si un sistema autonómico de corte federal le da respuestas a los problemas que le son más importantes.

¿Hay margen para mayores cuotas de autogobierno?

-Los sistemas federales de nuestro entorno ponen de relieve que hay problemas en nuestro sistema que ellos han resuelto más adecuadamente. Si se acierta en poner los instrumentos para funcionar mejor, la satisfacción con el sistema crecería.

¿Ese corte federalista mantendría la asimetría?

-En España está aceptada de forma generalizada siempre que no suponga un tratamiento desigual a situaciones iguales. Modificarla sería una insensatez salvo aquellas que crean problemas de sostenibilidad o discriminación en asuntos que son fundamentales.

El PP de Madrid acaba de cuestionar el Concierto vasco.

-Al margen de batallitas políticas, nadie seriamente se plantea arrastrar a una mayoría a la idea de liquidar el Concierto Económico vasco. Otra cosa es su aplicación y qué efectos está teniendo. No está en riesgo pero desde el País Vasco hay que gestionarlo con mayor delicadeza de lo que en ocasiones lo han hecho los sucesivos gobiernos.

¿Hay madurez en el Estado para acometer esta reforma?

-Necesitamos un consenso en el punto de partida, un trabajo técnico serio para recorrer juntos este camino, y debatir para que al final el consenso sea mayoritario.

Hace unos meses vaticinó que la cuestión catalana acabaría en una gran frustración

-Lo vengo diciendo desde 2007, cuando acababa de ser aprobado el Estatut, que fue un mal atajo. Una mayoría de fuerzas políticas catalanas optaron por un salto cualitativo, y al final la frustración ha sido cualitativamente mayor. No quiere decir que no haya un problema político. En este callejón sin salida la solución está en la profunda reforma del sistema de las autonomías.

¿En ella hay sitio para el referendo y el derecho a decidir?

-Son términos distintos, no son sinónimos, pero se confunden de manera intencionada. El derecho a decidir no existe en ningún sistema constitucional de nuestro entorno aunque en Reino Unido, por sus especificidades, se aceptó formalmente. Pero no existe como decisión autoejecutable en el derecho internacional si no se da un proceso de negociación complejo. En algunos sistemas sí se reconoce la opción del referendo, pero no aquí por su manipulación en el franquismo como plebiscito. Habría mucho que discutir sobre sus condiciones, y aún no se ha hecho seriamente.

¿Tiene futuro el plan confederal del Gobierno Urkullu?

-Trasladar la bilateralidad económica a la política sería muy disolvente para la estabilidad del sistema institucional español. No tiene posibilidades de salir adelante en esos términos. Por eso, reforzar la autonomía evitaría llegar a esa situación.