Aetnas - Grecia vivió la jornada del referéndum en un ambiente de completa normalidad. Entre los pocos carteles electorales que quedaban por las calles, el ambiente era el de cualquier domingo, con menos tráfico y más gente paseando, aunque inevitablemente la votación se cuela en las conversaciones de los griegos, que desde las siete de la mañana estaban llamados a las urnas. Debían votar si aceptan o rechazan las medidas propuestas por los acreedores a cambio del desembolso del rescate y tras una campaña electoral breve, pero de mensajes extremadamente polarizados entre el “sí” y el “no”, llegó la hora de decidir.
En uno de los colegios electorales de Kipseli, un barrio de clase trabajadora cerca del centro de Atenas, Vasilis velaba para que el procedimiento transcurra sin incidentes. La pegatina con el ‘nai’ (sí) que luce en la camiseta delata el sentido de su voto. “Apoyo el ‘sí’ no porque esté a favor de las medidas de austeridad o no haya sufrido estos últimos años, sino porque votar ‘no’ significa que nos quedemos fuera de la eurozona”, cuenta este abogado de treinta años. Recalca que quiere que los problemas del país “se solucionen en el marco europeo, con nuestros socios europeos”, pues asegura que Grecia no puede encontrar soluciones “aislada de Europa”. Vasilis se confiesa “asustado” de que el voto negativo pueda imponerse, pues dice que no solo será malo “para la economía”, sino “para la democracia”. “No confío en cómo el Gobierno puede manejar ese resultado”, dice.
Justo en la mesa electoral situada al lado de la que se encuentra Vasilis, jerció su voto el primer ministro, Alexis Tsipras.
Entre una multitud de periodistas de todo el mundo, Tsipras afirmaba que “la voluntad del Gobierno, muchos pueden ignorarla. La voluntad del pueblo, nadie”, mientras un grupo de personas aplaudía y coreaba eslóganes a favor de “un gran ‘no’”. Una de ellas es Ió, quien se ha acercado hasta el colegio electoral para mostrar su apoyo al primer ministro.
“Me siento nerviosa ante el resultado, pero soy optimista de que los griegos votarán ‘no’ y demostrarán que tienen dignidad y quieren mantener su soberanía”, comenta esta joven militante de Syriza, que, pese a tener solo veintiséis años, lleva ocho años en las juventudes del partido.
La situación no es justa Dice que la situación actual “no es justa” para su generación, pues pese a tener estudios universitarios, como es su caso, no encuentra trabajo y tiene que seguir viviendo con los padres, cuando no se ve obligada a emigrar. “Si gana el ‘sí’, estaré muy decepcionada, no puedo negarlo, pero respetaré el resultado, porque así es la democracia”, apuntab antes de conocer la clara victoria del no.
Eleni, una escritora de 53 años, fue madrugadora, de hecho poco antes de las nueve de la mañana ya había votado en un colegio de Ambelokipi, un barrio popular cerca del centro de la ciudad.
Confiesa que lo que había decidido su voto es la consideración de que Grecia “está en un callejón sin salida tanto a nivel económico como social”, ligado al hecho de que “la Unión Europea no tiene ninguna voluntad a contribuir a solucionar el problema de la deuda”.
“Estoy convencida de que el ‘no’ cambiará la actitud de los socios por la presión del pueblo griego, aunque pienso que Europa ya no es democrática”, señala esta escritora.
Al mismo centro electoral acudió Yanis, un empleado de banca de 55 años, quien asegura que votó por el ‘sí’ para que “Europa permanezca unida”. “Si el resultado es ‘sí’, la situación mañana -por hoy- será difícil, pero si es ‘no’ lo será mucho más. Lo que me da mucho miedo es que el pueblo griego vote con la emoción y no con la lógica”, confiesa.
Finalmente, la victoria del ‘no’ fue mucho más clara de lo que indicaban los sondeos. Aunque no escondían que lo realmente importante ocurrirá en los próximos días. El futuro de Grecia y de Europa está en juego. - Remei Calabuig