barcelona - El divorcio de CiU se ha consumado. Las diferencias en el proceso soberanista han roto un matrimonio político de 37 años. El coordinador general de CDC, Josep Rull, confirmó ayer que su partido y Unió concurrirán por separado a las elecciones catalanas del 27 de septiembre, unos comicios clave porque servirán para redactar una Constitución catalana y avanzar hacia la independencia si logran mayoría absoluta los partidarios de la secesión. Es precisamente esa hoja de ruta la que no convence a Unió y ha precipitado la ruptura, aunque en un primer momento nadie quiso figurar como el responsable del divorcio y UDC solo retiró sus tres consejeros del Govern, pretendiendo seguir como hasta ahora en el resto de niveles institucionales. No obstante, Convergència habló ayer claro y dio por roto el matrimonio. “El proyecto político de la federación de CiU se ha acabado y está en un camino de no retorno”, sentenció Rull para despejar cualquier duda. “Esta es una separación por un tema de fondo, muy de fondo, no por ninguna tontería, ni por ninguna disputa absurda, ni por ningún menosprecio a nadie”, ahondó el president catalán, Artur Mas, quien precisó que ante el proceso soberanista CDC se ha definido en un sentido y UDC en otro. Mas, que deseó una separación amistosa de los dos socios de la federación, anunciará la remodelación del Govern el lunes tras la marcha de los consellers de UDC: la vicepresidenta, Joana Ortega; el titular de Interior, Ramon Espadaler; y el conseller de Agricultura, Josep Maria Pelegrí.

Rull detalló ayer la reunión de la ejecutiva de urgencia de CDC celebrada el miércoles por la noche, en la que se dio por rota la federación por la decisión de UDC de no sumarse a una lista independentista. La decisión supone que no se celebrarán más comités ejecutivos de la federación CiU -había uno previsto para el lunes- y que, a partir de ahora, ambas formaciones deberán dar los pasos para disolver la federación, teniendo en cuenta elementos como los concejales o la deuda financiera. En todo caso, Rull quiso dejar claro que el fin de la federación es un camino de no retorno que no se prevé recuperar en posteriores elecciones, como las generales de finales de año. “Damos por terminada una etapa y abrimos otra”, resumió el coordinador general de CDC. Esto supone que el grupo de CiU en el Congreso ya no funcionará como hasta ahora, de hecho, Rull no descartó que los cambios afecten al cargo de presidente del grupo que ostenta Josep Antoni Duran Lleida, líder de Unió. Se da la circunstancia de que Duran es una de las voces más críticas contra la independencia, aunque su propio partido está dividido en dos y el sector más soberanista podría protagonizar una desbandada hacia la lista electoral de país que prepara Mas.

“Durante 37 años hemos sido los de la tercera vía, pero ahora ya no lo somos”, sentenció Rull. Casi cuatro décadas ha durado el matrimonio de CiU desde que CDC y UDC formalizasen una alianza que ha sido más electoral que orgánica, un divorcio que, por muy amistoso que se quiera, si algo significa es que nada será igual en la política catalana.

Hubo voces que ya avisaron de que esto podría suceder cuando Mas dejó hace tres años, de forma abrupta, su apuesta por el pacto fiscal y se aproximó a ERC y a las entidades soberanistas para tejer una hoja de ruta a favor de la independencia. Pero el terremoto en CiU no ha sido algo excepcional. El primero que sufrió la escisión de su sector más soberanista fue el PSC; ICV ha contado con bajas sensibles que veían tibia su apuesta soberanista; y UDC afrontará su evidente división interna -la dirección ganó la consulta, pero con un 50,9%- mañana en un Consell Nacional. La guinda del pastel la ha puesto UDC con su decisión de no secundar la vía secesionista de Mas y CDC no ha tardado ni cuatro días en finiquitar CiU. Atrás quedan 28 años de Govern de CiU -23 con Pujol y 5 con Mas- y muchas incógnitas por resolver en los grupos parlamentarios de Madrid, Barcelona, en los ayuntamientos, consejos comarcales, diputaciones...

A pesar del divorcio, cabe recordar que la marca CiU para presentarse a las elecciones del 27 de septiembre estaba descartada. En un primer momento se apostó por una lista conjunta con ERC, pero los republicanos no lo aceptaron, de modo que Artur Mas optó por abrir la plancha a aquellas personalidades sociales y políticas que aboguen por la independencia, conformando así una lista de país. Es decir, ya no se iba a presentar con las siglas CiU como tales. Ahora está por ver si, al margen de la lista de país de Mas, se presenta a las elecciones Unió por separado con Duran i Lleida como cabeza de lista. Nadie lo descarta, aunque en algunos ámbitos se ha señalado que las perspectivas electorales no son muy halagüeñas para el partido y que podría decantarse por no dar ese paso. También queda por resolver qué hará el sector soberanista de Unió, que podría sumarse a la plancha electoral de Mas o dar la batalla, incluso, por quedarse con las siglas de Unió y liderarla. A Duran siempre le quedaría su plataforma de debate Construïm.

El secretario general de Unió, Ramon Espadaler, no descartó que su partido se presente a las elecciones del 27 de septiembre. “Esta es una decisión que no hemos tomado todavía. No podemos descartar ningún escenario”, dijo en declaraciones a Catalunya Ràdio. “No es una decisión que hayamos tomado ni algo que nos hayamos planteado. ¿Probable? Pues no lo sé, pero no es una cuestión que estuviera sobre la mesa en las decisiones de ayer”, zanjó. No obstante, opinó que “hay un espacio para el centro derecha que represente un camino hacia el Estado propio en acuerdo con el Estado”, y “nos gustaría que fuese el camino de la federación”, avisó, pero “si esto no es posible en el seno de CiU, “valoraremos cómo tenemos que proceder”.

la apuesta de joana ortega Paradójicamente, la vicepresidenta del Govern y consellera de Gobernación, Joana Ortega, uno de los miembros del sector oficial de Unió, confesó ayer que ella siempre ha sido partidaria del “sí-sí en todos los conceptos” (doble en la consulta del 9 de noviembre, a favor del Estado propio y de la independencia) y recordó su compromiso personal en la organización del plebiscito. Ortega expresó su apuesta implícita por la independencia de Catalunya en la respuesta a una interpelación sobre gobiernos locales en el Pleno del Parlament, en la que fue una de sus últimas intervenciones como vicepresidenta y consellera. - DNA/Efe