parís - Dominique Strauss-Kahn, apartado desde hace más de cuatro años de la política activa por sucesivos escándalos sexuales, fue ayer absuelto de la acusación de proxenetismo en relación con las orgías con prostitutas cuando era director del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El Tribunal Correccional de Lille (Francia) le exculpó a él y a 12 de los otros trece encausados de los cargos por los que fueron imputados, como organizadores de una red de prostitutas al servicio de Strauss-Kahn.
Tras el juicio celebrado el pasado febrero, en el que la Fiscalía ya había solicitado la absolución del exministro de Finanzas y aspirante a la candidatura socialista para las presidenciales francesas de 2012 (conocido por sus iniciales, DSK), el tribunal consideró que no había pruebas de delito.
Aunque quedó establecido que el político tuvo “un comportamiento de cliente” con las mujeres que acudieron a esas orgías entre 2007 y 2011, cuando estaba al frente del FMI, los magistrados hicieron notar que no se trata de una infracción de la legislación. Además, señalaron que no se presentaron en la vista pruebas concluyentes para establecer que Strauss-Kahn supiera que las mujeres que participaban en las orgías eran prostitutas, tal y como argumentó la defensa del político socialista durante las tres semanas del proceso.
El Tribunal Correccional de Lille coincidió igualmente en que la vestimenta o las prácticas sexuales de esas prostitutas no eran razón suficiente para justificar que DSK, de 66 años, fuera consciente de que eran profesionales del sexo.
Las propias prostitutas, que se habían constituido en acusación particular, retiraron las demandas de indemnización contra él hacia el final del juicio, a tenor de sus escasas posibilidades de éxito. Sólo uno de las otras trece personas que se sentaron junto a Strauss-Kahn en el banquillo terminó condenado: René Kojfer, el que fuera responsable de relaciones públicas del hotel Carlton de Lille, local que sirvió de base de operaciones para la red de prostitutas.
Kojfer fue sentenciado a un año de cárcel exento de cumplimiento al aparecer como el verdadero eje de la organización, gracias a una nutrida agenda que le permitía poner en contacto a las mujeres, que cobraban por sus servicios.
Strauss-Kahn dejó en manos de sus abogados la reacción pública a su absolución y se fue del tribunal por una puerta que le permitió evitar a las decenas de cámaras y micrófonos, no sin antes soltar en la sala de audiencias: “Todo eso para esto. ¡Menuda destrucción!”. Uno de sus letrados, Henri Leclerc, denunció que el juicio y el veredicto han puesto en evidencia la dimensión “totalmente ideológica” de esta instrucción. - Efe