Multiplicó por ocho los resultados obtenidos en los comicios europeos y quintuplicó los de UPyD. La gesta la registró la filial andaluza en un feudo tan complejo para los hitos como propietario de una idiosincracia ajena a la realidad vasca, aunque sirva de estímulo, quizás de palanca, a la apuesta de Ciudadanos Euskadi de cara al próximo 24 de mayo. Bien sacando usufructo a la ola estatal, bien tirando de la estela de su líder Albert Rivera, e incluso aprovechando los déficits de gestión del PP de Arantza Quiroga, la marca naranja se apresta a testar su grado de crecimiento en el nicho de electores constitucionalistas que proclama un “cambio sensato”, y que puede provocar un nuevo terremoto en las filas de UPyD, con su lideresa, Rosa Díez, desautorizada por un sector cada vez más amplio de su establishment. Si bien desde la prudencia, la oferta que abandera en la CAV Nicolás de Miguel, portavoz de la formación y candidato a la Alcaldía por Donostia, ilustra su fe en el elemento del que recogen su identidad, la ciudadanía. En el otro lado, que no extremo, del tablero, Gorka Maneiro, rostro vasco magenta, convencido de las diferencias, más que matices, que separan a ambos proyectos.
Ciudadanos ubica sin ambages qué les distingue. “La comunicación”, sentencia De Miguel, “la manera de trasladar las ideas, con mayor pedagogía y sentido común”. Y lo corrobora con conocimiento de causa ya que fue dirigente de UPyD. “Representamos una humildad bien entendida, otra forma de trato, con respeto, tolerancia, conscientes de que no poseemos la verdad absoluta mientras para otros fuera todo es oscuridad”, argumenta el líder naranja, seguro de que si sus siglas se han convertido en referencia en Catalunya, “también tienen sitio en Euskadi”, donde aprecia que la sinergia, con 400 adhesiones entre afiliados y simpatizantes -con una avalancha de solicitudes en los últimos días que hasta han tenido que paralizar hasta concretar sus planchas electorales-, se reparte “proporcionalmente entre los tres territorios en base al peso demográfico y no ideológico”. Amén de presentar listas en las capitales y a las forales, aspiran a calar en municipios como Irun, Getxo, Ermua o Barakaldo, entre otros, persiguiendo ese “voto proactivo que apela a la responsabilidad”. “Y el espectro ahí es muy amplio. Desde el PP al PNV, pasando por el PSE. De todas las bolsas, menos del planeta Bildu”, sentencia De Miguel, quien profundizando en el programa alude a que recoge “lo mejor de la socialdemocracia y del liberalismo, pero sin sectarismo”. “Nuestro partido es el debate”, zanja.
similitud programática En ese punto, cuando toca desbrozar el tronco del ideario, admite coincidencias con UPyD. El eurodiputado de Ciudadanos, Javier Nart, ya señalaba a este diario su incapacidad para establecer distinciones. Así, el portavoz vasco se muestra partidario del “federalismo no asimétrico. Primero hay que cerrar el nivel competencial de las comunidades autónomas, que ha sido un absoluto desconcierto, y avanzar hacia el viejo lema de los franceses: libertad, igualdad y fraternidad”. Aunque entiende que son asuntos que interesan “más a la prensa o al mundo nacionalista que a la calle”, aboga De Miguel por “una fiscalidad única a nivel de la UE” respecto al Concierto Económico y el sistema navarro, en pro “de la solidaridad entre las personas”; y por la desaparición de las diputaciones -y el Senado- al ser “inviable que haya cuatro parlamentos en un territorio de solo dos millones y medio de habitantes”. Argumento, el de Ciudadanos, que se ha escuchado reiteradamente a su ahora competidor, Maneiro. “Pero nosotros lo haríamos desde la serenidad y no entrando como un elefante en una cacharrería”, distingue el dirigente naranja.
En este contexto, al líder de UPyD le choca que muchos de quienes fueron sus compañeros les acusen ahora de pertenecer a la “vieja política”. “Cuando nadie decía nada, fuimos nosotros quienes pusimos en el centro del debate la corrupción, la transparencia y los temas sociales. Defendemos hechos y no palabras”, justifica el político magenta, que contempla en la formulación de Ciudadanos “muchísimo maquillaje”, aun recibiendo esta nueva oferta sin molestia “porque la pluralidad es positiva”. Eso sí, desprecia que alguien ponga en tela de juicio la “transparencia” de UPyD, recordando que organismos independientes “indican que somos el partido con mayor democracia interna”. “Todos los órganos de dirección los eligen los afiliados. Y Nicolás [de Miguel] tiene experiencia en eso. En su día no logró apoyos necesarios y decidió emprender otro camino”, puntualiza. Por contra, el portavoz naranja considera que “además de la ética, es importante la estética. Einstein decía que el ejemplo no es una forma, es la única forma. La política sin humanidad no merece llamarse de esa manera. Por ello, cuando salí de UPyD no cambié de proyecto, sino de tripulación y de nave”.
Una comparación desde la que De Miguel habla “sin rencor” ni ganas de ahondar en el personalismo de Rosa Díez. “¡Ay!... ¡Esa mujer!...”, se limita a precisar, aunque no le sorprende la desbandada que se está produciendo en las filas de UPyD. “Comparto tanto... Estoy aquí, en Ciudadanos, diciendo lo mismo que entonces”, evoca. Por su parte, Maneiro, que en el funesto cisma magenta se ha posicionado instando al cambio tranquilo, sin traumas ni apartando a su líder, al menos hasta que después de las municipales puedan incorporarse nuevas figuras a un proyecto “propio”, se aferra también al decálogo suscrito por Díez en un artículo en El País donde resumía los puntos que diferenciaban a sendos partidos. “El magenta será una tendencia mientras esté pendiente la regeneración”, sostenía. “Lo suscribo al cien por cien”, afirma Maneiro a este periódico. “Nos distinguimos en eso y en muchas cosas más. Sobre todo, insisto, en los hechos. Unos estamos invirtiendo dinero para presentar querellas en contra de corruptos, y otros se dedican más a la cosmética. Defendemos nuestra autonomía política y no queremos convertirnos en muletilla de nadie, ni del PSOE ni del PP. También nos diferenciamos en la forma de crecer. UPyD no se ha aliado con partidos regionalistas. Y lo vuelvo a decir. Transparencia Internacional nos dio un nueve sobre diez. A ellos [Ciudadanos], un tres”.
¿ascenso interesado? Desde UPyD avalan la tesis de que la progresión geométrica de la formación naranja responde a ciertos intereses “periodísticos y financieros”. En parte, para frenar a Podemos; o bien para menguar a los magenta quizás por su cruzada contra la corrupción, y como la manera más sosegada de barrer bajo los pies del PP. “Lo comenta cada vez más gente -declara Maneiro-. Da la sensación de que obedece a un pacto mediático jamás visto. Mientras que a nosotros en su momento nadie nos ayudó ni lo ha hecho luego, ellos tienen apoyos en determinados ámbitos económicos, políticos y financieros, como si les quisieran catapultar para sostener al bipartidismo. Me lo han dicho personas de todo tipo y corrientes ideológicas”, manifiesta el líder de UPyD, extrañado por la feroz irrupción de Ciudadanos en las encuestas incluso antes de las elecciones andaluzas, después de que “durante nueve años, porque ya existían, hayan desarrollado muy escaso trabajo parlamentario, sin iniciativas en contra de la corrupción ni progresistas”.
De Miguel replica que “a quien le interesa el cambio es al ciudadano, desde la responsabilidad y no desde la demagogia”. Lo que sí asombra al dirigente del partido abanderado por Rivera es que haya barómetros, como el último aireado por el Gobierno Vasco, que no les mencione “pese a registrar un dato demasiado abultado en el apartado Otros”. Y es que Euskadi, según su prisma, “no es una isla”. “Si bien aquí la situación socioeconómica varía ligeramente, las inquietudes son idénticas a las de la población del resto de España”, describe, sintiendo el “hastío” de quienes se les acercan a pie de calle, “el mejor termómetro”.
En este escenario, Ciudadanos, que espera saber contener a la “pléyade de arribistas” que tratarán de colarse al calor de su ascenso, tiene ya rostros para las tres capitales: David Pasarin-Gegunde, exconcejal del PP en Galdakao, será alcaldable por Bilbao; Nicolás de Miguel, por Donostia; y Rodrigo Zamora, por Gasteiz. Aferrados al efecto arrastre de las urnas andaluzas, al desencanto hacia el PP de la CAV y la batalla interna de UPyD, la marea naranja confía en cruzar también la orilla vasca.