Bilbao - El PNV espera ganar las tres capitales y las tres diputaciones de la CAV en las elecciones municipales y forales de mayo. ¿No son muy optimistas?
-Lo tiene que validar la ciudadanía, pero nuestra ilusión es que pueda haber un liderazgo del PNV y que pueda darse un cambio en la comunidad foral de navarra.
Si gana EH Bildu en Gipuzkoa, ¿el PNV respetará la lista más votada?
-El PNV no se plantea la alternativa de que EH Bildu pueda ganar. El PNV se plantea que va a ganar las elecciones. Nuestra propuesta es hacer una Gipuzkoa diferente a la que en estos años se ha ido imponiendo desde la izquierda abertzale.
Pero la legislatura pasada sí había una apuesta más clara por dejar gobernar a EH Bildu si ganaba...
-Cada tiempo tiene su afán. Lo ocurrido hace cuatro años ocurrió hace cuatro años. Lo que ocurra a partir de mayo lo decidirán los guipuzcoanos y la vocación del PNV es gobernar Gipuzkoa.
¿Qué opina de la apuesta de EH Bildu de articular gobiernos por el derecho a decidir?
-Es una propuesta más propagandística que otra cosa. Lo que sí se está viendo es que va a haber una pugna por el liderazgo electoral entre el PNV y EH Bildu. EH Bildu puede plantear muchas cosas, pero a la hora de la verdad solo la vemos concitando apoyos con el PP en las Juntas de Gipuzkoa [para activar una comisión de investigación y acusar al PNV de haber cometido irregularidades], o incluso con UPyD y el PSE en el Parlamento con el objetivo de intentar derribar el liderazgo del PNV.
Entonces, tras las elecciones, ¿el aliado natural del PNV será el PSE?
-El aliado natural del PNV es la ciudadanía y el PNV. A partir de ahí, primero veremos qué resultados se dan y, segundo, qué posibilidades de acuerdo se dan con cada formación. Se necesita una estabilidad que permita afrontar los grandes retos, como el afianzamiento de la salida de la crisis, pasar página a la violencia de manera ordenada y satisfactoria para todos, y seguir creciendo en el autogobierno. Esos son los tres desafíos y veremos qué posibilidades reales hay con unos y con otros para dar respuestas positivas.
El PNV ha apuntado incluso que podrían necesitarse pactos a tres para gobernar...
-El PNV no tiene ningún temor. Históricamente ha pactado con la izquierda abertzale, el PSE, el PP, Izquierda Unida...
Andoni Ortuzar dijo en una ocasión que la centralidad podría estar en los acuerdos entre PNV, PSE e izquierda abertzale. ¿Es por ahí por donde van a ir las cosas?
-Básicamente son las tres formaciones nucleares sobre las que se establecen las mayorías en este país.
Con el PSE tienen un acuerdo, con la izquierda abertzale hablan de paz... Con el PP parece que no hay terreno sobre el que trabajar.
-El PNV mantiene una interlocución permanente con el PSE, con la izquierda abertzale, y tiene también una determinada interlocución con el PP, si bien desde el pasado verano no está siendo muy fluida ni con carácter normalizado. El PP, desde el cambio de liderazgo, no ha encontrado un espacio en el que situarse cómodo y, ante unas perspectivas que le indican que puede sufrir un importante descenso en el apoyo popular, ha encontrado en el enfrentamiento total con el Gobierno Vasco y el PNV su leit motiv. Quizá apremiado por la situación que ha vivido en Madrid con la corrupción y los recortes, ha optado por una política errónea de sumarse a cualquier tipo de crítica contra el PNV. Cuando el PNV se siente violentado por el PP, y no olvidemos que el pasado año en verano vivimos la calumnia de la financiación ilegal de los batzokis, usted comprenderá que las relaciones no pueden ser normalizadas.
Pero sí parece que ha acabado la percepción de que Euskadi estaba libre de corrupción...
-No es que Euskadi esté libre de corrupción. La corrupción existe en todas las actividades en las que participa el elemento humano. Euskadi es un ámbito territorial en el que, como en otras partes, se dan comportamientos y actitudes poco edificantes y que rayan en la irregularidad y la ilegalidad en algunos casos. Pero sí es evidente que esa sensación está a una distancia sideral en el Estado español. Aquí no hay grandes escándalos. Uno de los grandes valores que lo ha impedido es la pluralidad y la política de consenso que se ha dado. Y en este país hay un componente de servicio público, de voluntariado por así decirlo, en aras a una defensa de una ideología. No podemos decir que Euskadi está libre de pecado, pero resultan irrelevantes las situaciones que se han dado en relación con las que se han dado en otros casos. Eso no significa que no nos preocupe. La transparencia debe ser el mejor antídoto para que esas situaciones no se den. ¿Qué ocurre? Que en poco tiempo ha habido una intencionalidad política en muchos de los casos denunciados en el ámbito judicial, acusar sin pruebas muchas veces para intentar envolverlo todo en un ruido que intentara desvirtuar la imagen de gestión del PNV.
¿El PNV ha podido equivocarse al haber depositado la confianza en personas que luego han sido señaladas en el ‘caso De Miguel’?
-El PNV, como todas las formaciones, se equivoca. Efectivamente ha habido causas en las que el partido como tal no ha estado involucrado nunca, pero ha habido comportamientos de carácter particular de gente vinculada a este partido. Es lógico, siendo un partido mayoritario con un amplio estrato social. Equivocados o no, hemos actuado con celeridad, prontitud y de manera transparente.
En las últimas semanas han tenido varios altibajos con la izquierda abertzale. ¿Cómo son sus relaciones?
-La vocación del PNV desde que Sortu fuera legalizada ha sido normalizar la situación. Lo lógico es que en dos fuerzas importantes para este país haya diálogo y haya acuerdos. Hemos hablado en numerosísimas ocasiones en público y en privado, hemos intentado establecer una serie de puntos mínimos de coincidencia y lo seguimos haciendo, pero claro, eso en determinados momentos ha sido puesto en solfa por una estrategia electoral de acoso y derribo. No es lógico que con una mano se intente llegar a acuerdos y con la otra se te sacuda, incluidos ámbitos como la paz, donde el PNV no rechazó el documento de Sortu porque existiera una confrontación abierta con la izquierda abertzale: en el supuesto de que ese documento hubiera sido acertado, el clima enrarecido no hubiera afectado para nada. El PNV, por el bien del país, se va a abstraer de las críticas dando respuesta a todas las cuestiones que consideramos que son buenas para el país.
¿No había autocrítica en el texto de Sortu?
-No daba una respuesta aceptable, era un paso atrás en determinados ámbitos, y esperamos que esa situación se corrija.
¿Lo que le piden es que ahonde en el reconocimiento del daño y dé pasos unilaterales?
-Bueno, había un ámbito positivo en el documento de Sortu y es que, por lo menos, estaban presentes los ámbitos fundamentales que hay que tener en cuenta a la hora de establecer una hoja de ruta. Lo que sucede es que en muchos de ellos los planteamientos que se nos hacían no eran pasos adelante, sino más bien al contrario. No avanzaré más. Las relaciones deben ser privadas porque queremos llegar a un acuerdo. Este es un proceso unilateral en el que hay que seguir dando pasos, sin mirar a lo que pueda pensar Madrid, porque de Rajoy no esperamos absolutamente nada. Solo con nuestros pasos seremos capaces de salir adelante. En ese dar pasos, es la izquierda abertzale la que se comprometió a darlos y estamos dispuestos a acompañarla si los pasos son decididos.
¿Hay que insistir en que se reconozca el daño causado utilizando las palabras daño injusto causado o perdón?
-Tiene que haber una autocrítica, por parte de todos quizá, pero especialmente por parte de quienes fueron protagonistas de un drama que ha causado múltiples víctimas en uno y otro lado. Si queremos buscar una posibilidad de convivir, no le queda otra solución a la izquierda abertzale o a ETA que determinar que aquello que hizo estuvo mal.
¿El PSE está al corriente de lo que hablan?
-En tanto en cuanto no podamos cerrar esa hoja de ruta, las relaciones y los acuerdos serán entre Sortu y PNV. Lo lógico es que después pueda haber una apertura al conjunto de las formaciones para que se sumen.
¿Puede haber acuerdo antes de las elecciones municipales?
-Ojalá, pero los ritmos en el ámbito de la izquierda abertzale son más lentos que en el conjunto de las formaciones políticas.
¿Cómo ha pasado el PNV de la rivalidad con el alcalde de Gernika, José María Gorroño, de EA, a querer coaligarse con él aparcando a su propia candidata?
-El alcalde planteó al PNV y Sortu la posibilidad de sumar esfuerzos, el PNV valoró que en Gernika hay problemas muy importantes que desde hace tiempo debíamos abordar, como salir del aislamiento económico de la comarca, coincidimos con los planteamientos que nos hizo Gorroño sobre el desarrollo de empresas e innovación, y nos costó bien poco llegar al acuerdo.
El PNV dice que hay más casos de candidatos descontentos con la izquierda abertzale. ¿Se está hablando con alguien más?
-Hay más situaciones. Pero pretendemos ser respetuosos y tampoco incidir en una pugna que puede perjudicar aún más las relaciones entre ambos partidos. El PNV hará lo que considere que es bueno para la comunidad. Si en este momento hay gente que se quiere abonar a los proyectos que el PNV mantiene en comarcas y municipios, bienvenido sea.
En principio, no descarta que haya más casos...
-Puede haber ámbitos de carácter individual. En Araba puede haber algún caso en Agurain, una lista conjunta con algún integrante de EA que en su día también fue alcalde. Son elementos que serán conocidos, no habrá ocultación.
El diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, ha protagonizado su último pleno. ¿Tendrá acomodo en la Ejecutiva del PNV?
-Ha tenido una hoja de servicios impecable, y el PNV está muy orgulloso de su gestión. En el EBB los afiliados determinarán quiénes son sus representantes. Aunque no sé si está en su cabeza dedicarse al ámbito interno. Lo haría fenomenal, pero no quiero dejar la incógnita de que estemos barajándolo como posible miembro de la Ejecutiva. A día de hoy, no le veo.
¿Están hablando entre los partidos sobre el nuevo estatus de autogobierno?
-Hablamos el año pasado con Sortu de este tema y de otros, y también con el PSE. La cuestión es que cuando toque el tiempo, que tocará este año, seamos capaces de llegar a un mínimo común denominador.
Para acordarlo con Madrid, ¿esperarán al siguiente Gobierno español tras las elecciones de finales de año?
-La gestión del tiempo va a ser muy importante. Veremos si el bipartidismo sigue vivo, si las fuerzas emergentes tienen la fuerza que les auguran las encuestas, si el PP tiene mayoría absoluta o no, qué papel puede jugar el socialismo y su propuesta federalista... Todo eso lo vamos a tener que analizar con inteligencia.
¿Plantearán el derecho a decidir?
-El PNV surge en la búsqueda de la libertad de la nación vasca. En la medida en que no se sustancie, y la manera de sustanciarlo es dando voz y decisión a la ciudadanía en relación a su futuro, el PNV va a mantener ese principio y otros.
Se lo pregunto porque el PNV apuesta por acuerdos con no abertzales.
-Es que el derecho a decidir no es un elemento abertzale, es un principio democrático.
Pero el PSE no traga con él.
-Bueno, veremos. Veo algunas declaraciones de Idoia Mendia en las que parece ser más representante del PSOE que secretaria general del PSE. El PSE debe aclarar si su perfil es el de Euskadi o el de España.
El PNV ha viajado para asistir a las consultas de Escocia y Catalunya. ¿Euskadi está verde para una consulta independentista?
-Cuando el PNV haga una consulta independentista, será para ganarla. A día de hoy tenemos problemas que no tenían otros: el ámbito territorial, que Catalunya sí tiene solucionado mientras aquí tenemos un problema en relación a Navarra e Iparralde. Además, ha habido violencia y ha dejado unas secuelas que tenemos que ir mirando. No tenemos una sociedad suficientemente cohesionada como para plantearnos una situación decisoria unívoca de sí o no. Primero hay que restañar las heridas. Y luego tenemos factores más positivos que otros, elementos de Estado como el Concierto Económico. En base a todo eso haremos propuestas encaminadas a un ámbito de menor dependencia con respecto a los estados. Lo nuestro no es un abertzalismo del todo o nada. Queremos poner en valor lo que hemos construido, no queremos hacer equilibrios en el vacío. Entendemos el nacionalismo de manera progresiva. La independencia se construye día a día, articulando fortalezas de país.