Pamplona - El candidato de UPN a la presidencia del Gobierno foral, Javier Esparza, ha pedido a la actual presidenta que "reconsidere" su deseo anunciado de estar en las listas para las próximas elecciones forales, pues de lo contrario será él quien no concurra en ellas.
Así lo ha anunciado Esparza en conferencia de prensa, en la que ha hecho público lo trasladado horas antes al Comité de Listas de UPN, convencido de que su designación para liderar la candidatura del partido regionalista fue un "encargo claramente orientado a la renovación".
Esa renovación es para Esparza "un elemento indispensable" y, si no se da, ha dicho que renunciará "a liderar la lista de UPN" en las próximas elecciones, aunque ha rechazado darse de baja en ese supuesto de un partido en el que ha dicho "creer" y "respetar" las decisiones de sus órganos en este caso, el Comité de Listas.
LA POSTURA DE BARCINA
Yolanda Barcina confirmó ayer su voluntad de formar parte de la lista de UPN al Parlamento en los puestos nobles de la candidatura. Lo hizo además de forma clara y tajante, cerrando la puerta a cualquier paso atrás que pudiera facilitar la regeneración del partido de cara a las próximas elecciones forales. Así lo había reclamado una parte de la formación regionalista, que aboga por una renovación total que suponga un punto y aparte en el pasado reciente de UPN, marcado por la inestabilidad institucional y la polémica política, y que encarna como nadie la figura de Yolanda Barcina.
“Ya lo anuncié el día que hice público que no iba a ser candidata a la presidencia del Gobierno. Por supuesto que la semana que viene presentaré mi candidatura, y para ir en puestos de salida. Quiero apoyar en uno de los momentos más trascendentes para UPN y para Navarra ante las elecciones”, afirmó ayer. Lo hizo nada más llegar al Parlamento, y con una rotundidad que ha caído como un jarro de agua fría entre quienes confiaban en que la presidenta quedara en un segundo plano para facilitar una imagen de renovación interna en un momento electoralmente muy delicado. Una posibilidad que sin embargo Barcina no contempla. Aseguró incluso que ya ha comunicado a Esparza sus intenciones, y que cuando el consejero presentó la candidatura para liderar la lista de UPN tras su renuncia, ya sabía que iba a formar parte de ella.
La presencia de Barcina en la candidatura es para muchos regionalistas un lastre excesivo para Esparza, cuya ascendencia sobre el partido quedaría a ojos de los ciudadanos supeditada a la opinión de quien sigue siendo presidenta del Gobierno, y que además seguirá siendo presidenta del partido después de las elecciones. Así lo recordó la propia jefa del Ejecutivo foral, que subrayó que ha sido elegida presidenta de UPN hasta 2017 y que, en su opinión, las personas que tienen un cargo en un partido “tienen que estar en los foros donde hay debate político”. “Y donde hay debate político es en los órganos donde se debate, como el Parlamento, el Congreso o las instituciones locales. Lo que no es normal es no participar en esos debates mientras se es presidenta”, enfatizó Barcina, quien apuntó que va a hacer lo que hacen “otros muchos presidentes de partido”. “Hay que estar preparado para todo”, remarcó la líder de UPN, apuntando implícitamente a la posibilidad de que su partido pudiera perder el poder tras las elecciones.
Esparza guarda silencio De momento el candidato ha optado por el silencio. Ayer no tuvo intervención en el Parlamento, y evitó cualquier declaración que complicara todavía más una delicada situación que todavía puede tener recorrido. Desde el principio Esparza ha rechazado confrontar en un asunto que sabe vital para sus aspiraciones, confiando en que finalmente la presidenta le dejaría volar libre, sin tutelas ni condiciones, más allá de un lógico equilibrio de afinidades en la plancha al Parlamento. Algo ya difícil tras la firmeza mostrada ahora por Barcina, pero que en cualquier caso deberá quedar clarificado en los próximos días.
En ese sentido, la presidenta de UPN rechazó que su presencia en la lista pueda percibirse como una tutela por su parte. “En absoluto es una tutela”, enfatizó Barcina, que no llegó a mencionar a Sanz, pero que sí aludió a “hechos anteriores o cuestiones que han podido pasar”, y que a su juicio muestran que “no es necesario estar en una lista para tutelar a alguien”. “El candidato tiene total libertad para presentar su campaña, para hacer todo y ojalá sea el próximo presidente de Navarra”, defendió la presidenta, que subrayó que ella siempre ha respetado “totalmente” los órganos de elección de su partido, y que defendió que Esparza “no fue puesto a dedo por esta presidenta, sino elegido por UPN”. “Ni yo designé el candidato, ni las listas... todo es diferente de hace cuatro años” aseguró Barcina, que abogó por ver su presencia en la candidatura como “una ventaja” para el partido. “Vamos a aprender de la experiencia y no se va a repetir nada. A los hechos me remito, nada tiene que ver con lo anterior. Todo diferente de hace cuatro años”, argumentó.
El síndrome del expresidente
Jarrón chino. Decía Felipe González que los expresidentes son como los jarrones chinos, que nadie sabe dónde ponerlos. Es difícil encontrar un presidente de Gobierno que abandone el cargo sin pretender tutelar al sucesor. González-Borrell, Aznar-Rajoy, Zapatero-Sánchez... y Sanz-Barcina. Uno de los mayores problemas de la presidenta de UPN esta legislatura ha sido la sombra de su predecesor, activo en todos los movimientos internos en su contra, y voz casi siempre discordante. En mayo Barcina dejará el Gobierno, pero no quiere irse del todo. Como Sanz, pero en el Parlamento. - I.F.