Bilbao - El momento álgido de las protestas que están llevando a cabo todos los sindicatos de la Er-tzaintza, la manifestación que recorrerá hoy las calles de Bilbao, llega con las espadas en todo lo alto en el conflicto que los enfrenta con el Departamento de Seguridad. Los emplazamientos de las centrales al lehendakari, Iñigo Urkullu, para que ejerza de intermediario con la consejera Estefanía Beltrán de Heredia se han saldado con un sonoro portazo; lejos de amilanarse, ErNE, ESAN, ELA, Sipe y Euspel han reafirmado su voluntad de seguir caminando de la mano y de dar continuidad a su calendario de protestas.

Tras las elecciones de la Ertzain-tza del pasado octubre, los sindicatos acordaron una unidad de acción que llevaba muchos años inédita y que se ha demostrado especialmente sólida. Entonces comenzó un intenso calendario de protestas que ha incluido una caravana de vehículos a primera hora de la mañana en los accesos a Bilbao y concentraciones en cada acto con presencia de Urkullu y Beltrán de Heredia, también en los plenos semanales del Parlamento Vasco. En este contexto se ha producido el encontronazo de los sindicatos con el lehendakari, que hasta en dos ocasiones se ha encarado con los concentrados en la puerta de entrada a la Cámara. En una nota difundida el pasado sábado, Urkullu criticó duramente a las centrales, acusándolas de faltarle al respeto a él y a la institución que representa.

El siguiente paso en este conflicto será la marcha que partirá a las 10.30 horas del Sagrado Corazón y concluirá en Jardines de Albia, junto a Sabin Etxea. Fuentes de ErNE citadas por Europa Press aseguraron ayer que esperan congregar a 3.000 agentes en el centro de Bilbao. Las dos manifestaciones de ertzainas que tuvieron lugar en la legislatura pasada, durante el mandato de Rodolfo Ares, se caracterizaron por su éxito de convocatoria y su participación se movió en torno a esa cifra. Dichas fuentes recordaron su exigencia de un acuerdo regulador, su rechazo al Plan Horizonte 2016 y la Relación de Puestos de Trabajo aprobada por el Gobierno Vasco, y denunciaron la movilidad geográfica y el “cierre encubierto” de centros de trabajo.

Las centrales esperan que esta marcha sea un punto de inflexión para “sacar el conflicto de la calle y negociar en los despachos”. A su juicio, la misma mostrará además que “no solo somos los delegados sindicales quienes estamos en conflicto con el Departamento, sino todo el colectivo”.