bilbao - Fin de trayecto. La red ciudadana por la paz y la convivencia, Lokarri, dio ayer por finalizada su trayectoria de nueve años con la “satisfacción” de la labor realizada en un momento en el que se dan las “mejores condiciones de la historia para construir la convivencia”. El colectivo que sucedió a la Elkarri de Jonan Fernández, Victor Aierdi y Gorka Espiau echa las persianas tras casi una década intensa de trabajo que ha coincidido con el final de la violencia de ETA, el regreso a la política legal de la izquierda abertzale y avances significativos en convivencia y reconciliación.
En su acto de despedida celebrado ayer en el Teatro Campos de Bilbao ante medio millar de simpatizantes y militantes, Lokarri puso deberes a los agentes sociales, políticos e institucionales para rematar la faena de la pacificación, la normalización y la convivencia que recibió un gran impulso hace tres años con el anuncio de ETA. Se marca un plazo de cinco años, hasta 2020, para hacer plausible lo que hasta hace poco parecía más un sueño que una realidad, y emplaza a la banda, a los partidos políticos, y a las instituciones vascas y españolas, así como a la sociedad vasca en su conjunto, a completar el camino iniciado.
La red ciudadana urge a ETA a poner “fuera de uso operativo todo su armamento de una manera rápida, contrastable y verificable” por la sociedad vasca y por la comunidad internacional. En este sentido, considera que la existencia de “armas ilegales es un peligro” para la ciudadanía y un “recordatorio” constante a las personas que han sido amenazadas por la banda, que prefiere abordar la cuestión del desarme con el Gobierno español en un formato de negociación -en el que podría entrar la política penitenciaria- y al menos de momento no responde a la propuesta de desarme ante la sociedad y las instituciones vascas planteada en diciembre pasado por el Ejecutivo de Urkullu.
A los partidos y las instituciones vascas, les emplaza a que “sin más dilaciones y excusas” retomen el foro parlamentario habilitado para dialogar sobre pacificación y convivencia. La Ponencia de Paz y Convivencia, que así se llama dicho foro, está bloqueada desde septiembre de 2013 atascada en torno al denominado suelo ético, lo que provocó la salida de dicho foro del PSE, siguiendo los pasos de Partido Popular.
Un tercer emplazamiento realizado ayer por Lokarri tiene como destinatario principal el Gobierno español, al que le reclama que “colabore en este enorme reto de consolidar la convivencia”. Aunque en su enunciado le insta con circunloquios a que “deje de utilizar la paz como herramienta política y colabore en el proceso de paz”, en la práctica se refiere a la situación de los presos y la política penitenciaria aplicada por el Ejecutivo de Rajoy.
Estas propuestas fueron expresadas por Ane Elvira y Aitziber Blanco, militantes del colectivo, que precedieron a la intervención final del coordinador de Lokarri, Paul Ríos, en la que mostró su optimismo respecto al futuro. “Estamos en una situación mucho mejor y soy optimista respecto al futuro. Hay una gran corriente de fondo, de construcción de la convivencia”, aseguró.
Tras agradecer a todos los que desde 1992 trabajaron en Elkarri y, tras su disolución, desde 2006 hasta ayer lo han hecho en Lokarri participando en foros locales y de otro tipo, Ríos, visiblemente emocionado, subrayó que “se ha hecho una parte importante del camino, pero todos, desde instituciones, gobiernos, partidos y sociedad, tenemos que mantener el esfuerzo y legar una convivencia mejor a las futuras generaciones”.
La mayoría de los que tomaron la palabra, incluido Ríos, se refirieron a la necesidad de que se recoja el testigo de Lokarri para avanzar en el proceso hasta su cierre definitivo. Sin embargo, nadie precisó si más allá del desideratum esa opción tomará cuerpo. Es una de las incógnitas que deja el adiós de Lokarri cuando aún quedan asignaturas pendientes en este proceso de cierre de la violencia, como el desarme, el reconocimiento expreso por parte de ETA y de la izquierda abertzale del daño injusto causado, el reconocimiento y reparación de algunas víctimas, incluidas las torturas...
Otra de las incógnitas que deja en el aire es el futuro del Grupo Internacional de Contacto (GIC) liderado por el mediador sudafricano Brian Currin, que ayer invocó repetidamente la figura de su compatriota Nelson Mandela para referirse incluso a algunos de los logros en el proceso vasco. En cualquier caso, su compañero de equipo Alberto Spektorowski dejó bastante claro que el GIC seguirá implicado, probablemente a través del Foro Social, y puso como prioridad revertir la situación de los presos para ayudar a desanudar la situación actual.
El acto también contó con la presencia de los fundadores de Elkarri Víctor Aierdi y Jonan Fernández --actualmente secretario de Paz y Convivencia del Gobierno Vasco que. reconoció la importancia que tuvo para Lokarri la celebración de la Conferencia de Aiete en Donostia, pero también resaltó los “años difíciles y duros” que transcurrieron entre 2006 y 2009, en plena ilegalización de la izquierda abertzale y en en pleno proceso de debate interno sobre el final de la violencia de ETA.
Entre el público asistente se pudo ver a personalidades como los profesores universitarios Ramón Zallo o Pedro Ibarra, el abogado Txema Montero o el secretario general de ELA, Adolfo Muñoz. En la parte política, ausencia de miembros del PSE y del PP, presencia importante del PNV (Iñigo Iturrate, Manu Aierdi y Maribel Vaquero) y llamativa y nutrida representación de la izquierda abertzale, sector que en su momento fue muy crítico con Elkarri. Patxi Zabaleta, Rebeka Ubera e Iñaki Irazabalbeitia, de Aralar; y Rufi Etxeberria y Pernando, por parte de Sortu, además de la portavoz de la Diputación Foral de Gipuzkoa, Larraitz Ugarte.