madrid - La cazada de Celia Villalobos, vicepresidenta primera del Congreso, jugando en su tableta al Candy Crush mientras presidía el Congreso durante la intervención de Mariano Rajoy fue la comidilla de ayer en el Congreso. La exministra no es la primera política en sucumbir a este entretenimiento. En diciembre, al político británico Nigel Mills le pillaron jugando durante un debate en la Cámara de los Comunes. Tampoco es el primer desliz virtual español. Los diputados del PP en la Asamblea de Madrid Bartolomé González y María Isabel Redondo fueron pillados en 2012 jugando al Apalabrados, y en la misma institución tres diputados del PP fueron sancionados en 2002 por ver porno durante una sesión.
La diferencia entre los modos de los políticos británicos y españoles quedó ayer patente en la reacción a la pillada ya que mientras que Mills se disculpó por Twitter, Villalobos ayer huyó de los periodistas para evitar explicar su comportamiento, aunque sí lo hizo el presidente del Congreso, Jesús Posada, que si bien no quiso censurar a su compañera del PP aseguró que la tarea de dirigir los debates de la Cámara es “absorbente” y no conviene hacer “otra cosa”. Posada comentó que Villalobos no le ha dado ninguna explicación sobre su comportamiento -“y tampoco tiene que dármelas -dijo-”. No entró a enjuiciar si estima oportuna la actitud de Villalobos y se limitó a afirmar que él no maneja “esos aparatos” y no se le ocurriría hacerlo. El presidente del Congreso reconoció que cuando él fue diputado leía muchas veces el periódico desde su escaño.
Aunque tras difundirse el vídeo fuentes parlamentarias apuntaron que Villalobos había alegado que estaba leyendo la prensa, PSOE e UPyD arremetieron contra la vicepresidenta primera. El portavoz del PSOE en el Congreso, Antonio Hernando, juzgó como “absolutamente injustificable” la actitud de la diputada del PP, a la que exhortó a, “como mínimo, pedir disculpas”. El comportamiento de Villalobos es “un desprecio a los ciudadanos” y una “falta de respeto”, lamentó la portavoz de UPyD, Rosa Díez. “Nosotros no nos ganamos el sueldo jugando a las maquinitas”, le reconvino Díez, quien recordó que los diputados están en sus escaños gracias a los votos de la gente, por lo que, a su juicio, “no respetar a la Cámara es no respetar a los ciudadanos”. - DNA