Londres - La reina Isabel II habló ayer de la necesidad de avanzar hacia la “reconciliación” en Escocia, en su tradicional mensaje televisado de Navidad a los ciudadanos del Reino Unido y la Mancomunidad Británica de Naciones (Commonwealth). Tres meses después del referéndum en el que los escoceses votaron a favor de permanecer en el Reino Unido, la soberana, de 88 años, afirmó que el resultado de ese plebiscito fue para algunos “una gran decepción, mientras que para otros supuso un enorme alivio”. “Superar esas diferencias llevará su tiempo”, dijo la monarca, que apareció sentada junto a dos fotografías de sus abuelos, el rey Jorge V y la reina María, en una alocución que pronuncia cada año desde 1952.
Isabel II se refirió asimismo al proceso de paz en Irlanda del Norte, dos días después de que los partidos del Gobierno de unidad de la provincia británica, compartido entre unionistas y republicanos, alcanzaron un amplio acuerdo económico y político que promete otorgar mayor estabilidad a largo plazo a la región. Para la soberana, la más longeva que ha llevado la corona inglesa en la historia, las “ventajas de la reconciliación se perciben con claridad” en Belfast, adonde viajó en junio. Durante una visita oficial de tres días a Irlanda del Norte, la segunda en dos años, la reina acudió a la simbólica prisión de Crumlin, donde se confinó a presos católicos y protestantes durante el conflicto armado en la región que duró cerca de 30 años y dejó más de 3.500 muertos. Con la pacificación de la provincia, la cárcel se ha convertido en una atracción turística. Esa transformación es “un recordatorio de lo que es posible alcanzar cuando las personas se acercan las unas a las otras”, dijo la reina, que mantiene un “vívido recuerdo” de su recorrido por el antiguo centro penitenciario, resaltó.
La también líder de la Iglesia Anglicana dedicó un fragmento de su discurso a reconocer la labor de los voluntarios que han viajado en los últimos meses a África Occidental para ayudar a contener el avance del ébola, o a zonas de conflicto armado. A pesar de los rumores sobre su abdicación que surgieron la pasada semana ante una actividad inusual en las casas de apuestas en ese sentido, la reina no hizo referencia a la cuestión en su discurso, algo que sí había hecho en 1991, cuando rechazó implícitamente ceder el trono a su hijo, el príncipe Carlos de Inglaterra. “Con el apoyo de mi familia, voy a tratar de continuar sirviéndoles en los años venideros”, dijo entonces la monarca, que en un discurso pronunciado en su vigésimoprimer cumpleaños, todavía como princesa, se comprometió a servir a los británicos “con devoción” durante toda su vida, “sea ésta larga o corta”. Ayer, Isabel II acudió junto a su familia a la tradicional misa de Navidad en una iglesia cercana a su finca de Sandringham, en el este de Inglaterra. - Efe