Atenas - Grecia no levanta cabeza. Hace seis años, el malestar social se instalaba en las calles de Atenas. La muerte a manos de un policía de Alexandros Grigorópulos, un adolescente de 15 años, en el barrio anarquista de Exárjia, encendió la mecha de una sociedad cansada de la corrupción gubernamental, la situación social y el orden económico vigente en el país. Después llegaron los dos rescates, por valor de 240.000 millones de euros, de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI); los continuos ajustes presupuestarios, es decir, los recortes, y reformas económicas, así como la eterna tormenta política.

Grecia vive sumida en una profunda depresión debido a una crisis social y económica cuyo máximo exponente es su tasa de paro, en torno al 25%, que afecta prácticamente a la mitad de la población joven. Desde 2008, en el país se han destruido uno de cada cuatro puestos de trabajo y el 70% de los 1,3 millones de desempleados son de larga duración, según la Organización Internacional del Trabajo. Al respecto, la OIT advirtió hace unas semanas de que la actual crisis social podría prologarse durante mucho tiempo si no se toman medidas para combatir el desempleo. “El 50% de los desempleados están sin trabajo durante un periodo de al menos dos años. Sin medidas concretas para estimular la creación de puestos de trabajo duraderos no habrá recuperación económica”, destacó Raymond Torres, director de investigación la organización. Torres advirtió de que será necesario un crecimiento medio del 2% anual durante un periodo de 13 años para que el desempleo en el país vuelva a su nivel de 2008.

Pero la situación económica del país heleno sigue siendo desastrosa. El Gobierno ha celebrado como una victoria el abandono de Grecia de la recesión con un incremento del Producto Interior Bruto del 1,6%, sin embargo, este dato positivo obedece, principalmente, además de a la buena marcha del turismo, a una nueva metodología de cálculo en los países de la Unión Europea, que incluye actividades económicas ilegales como el contrabando, el tráfico de drogas o la prostitución. Los datos macroeconómicos de otros sectores clave de la economía no registraron una tendencia al alza. Además, Grecia despide el año en deflación y la Bolsa acumula esta semana más de 20% de pérdidas por el anuncio del adelanto de las elecciones presidenciales realizado por el primer ministro Antonis Samarás.

Y es que esta ha sido una semana clave en el país. El Parlamento ha aprobado los presupuestos de 2015, que gozan de un gran rechazo popular; se ha prorrogado el rescate, que expiraba el 31 de diciembre, dos meses más; Samarás ha anunciado un adelanto de las presidenciales, que se celebrarán los días 17, 23 y 29 de este mes, y un nuevo caso volvió a poner en jaque la credibilidad del Gobierno.

Malestar social Nikos Romanós tiene 21 años y era amigo de Alexandros Grigorópulos. De hecho, estaba presente cuando un policía le disparó durante un enfrentamiento verbal. Su padre asegura que ese suceso le cambió para siempre. Hace un año era detenido y condenado a 15 años y 11 meses de cárcel por atracar dos bancos en Kozani, en el norte del país, junto a otros tres jóvenes. “Como anarquistas consideramos atracar un banco una opción de resistencia consciente”, ha explicado el joven. Pero este caso no era uno más. La sociedad griega reconoció al chico que seis años atrás portaba el ataúd de Grigorópulos. Su imagen detenido, con evidentes signos de haber sufrido tortura, sobrecogió a los griegos.

Esta semana, Romanós ponía fin a una huelga de hambre después de que el Gobierno accediera a otorgarle beneficios penitenciarios para poder asistir a la universidad, eso sí, con brazalete. Durante el mes que ha durado la huelga del joven, Grecia ha vivido su enésimo estallido social. Los gases lacrimógenos volvieron a las calles de Atenas en el sexto aniversario de la muerte de Grigorópulos, que acabó con casi 300 detenidos y 12 heridos. Y el caso ha ocupado gran parte del debate político en las últimas semanas. De hecho, el líder de Syriza, Alexis Tsipras, llegó a dar su apoyo a Romanós.

Cuestionado en la calle y el Parlamento, el primer ministro terminó por anunciar el miércoles un adelanto de dos meses de la elección del presidente. La primera ronda tendrá lugar el próximo miércoles en el Parlamento y el candidato propuesto por Samarás, Stavros Dimas, necesitará una mayoría de dos tercio -200 votos- para ganar, al igual que en la segunda ronda -23 de diciembre-, mientras que en la tercera -29 de diciembre-, será suficiente con que reúna 180 votos. La convocatoria ha levantado una tormenta en el país, con caída de las bolsas incluida, y es que, la coalición gubernamental entre los conservadores de Nueva Democracia de Samarás y los socialdemócratas de Pasok solo cuenta con 155 escaños. En caso de que el Parlamento no consiga elegir al presidente en las tres rondas, la Constitución establece la disolución de la Cámara y la convocatoria de elecciones generales entre tres y cuatro semanas después. La mayoría de los partidos de la oposición ya han anunciado que votarán en contra del candidato oficial, mientras, Syriza se frota las manos. “El adelanto electoral es una victoria popular y democrática importante”, reaccionó Tsipras, en su deseo de que la votación no salga adelante y se convoquen nuevas elecciones generales.

Encuestas Tsipras tiene sus razones. Las principales encuestas de las últimas semanas colocan a su formación en el primer lugar en intención de voto, con alrededor del 30% de apoyos, seguido de Nueva Democracia y, en tercer lugar, los neonazis de Aurora Dorada. Si se cumplen las previsiones, el gran batacazo electoral se lo llevaría nuevamente Pasok, que en cinco años ha pasado de ser la fuerza más votada -ganó en 2009 con mayoría absoluta- a caerse al cuarto puesto con apenas un 5% de intención de voto. El viceprimer ministro, Evángelos Venizelos, líder de esa formación, explicó que en caso de fracasar la elección presidencial, el país no tendrá un Gobierno apropiado y, por tanto, no estará legitimado para negociar con los prestamistas.

Según algunos analistas, este adelanto del voto presidencial responde a presiones de los acreedores para terminar con la incertidumbre sobre unas posibles elecciones generales anticipadas, una vez que el Eurogrupo decidió el día anterior extender dos meses el programa de rescate griego. También consideran que Samarás podría guardar un as bajo la manga y lograría así sacar adelante la candidatura de Dimas. Parte de la prensa del país sugiera que la presentación del excomisario de Empleo y Asuntos Sociales al cargo de presidente persigue la estrategia de presentar a una figura respetada que pueda convencer a los diputados independientes. La respuesta, en los próximos días.