Berlín -Alemania observa con preocupación el auge de las campañas xenófobas lanzadas por formaciones ultraderechistas de nuevo cuño contra inmigrantes y peticionarios de asilo con el pretexto de luchar contra la islamización del país. “Somos conscientes de que el clima social en Alemania se ha enrarecido”, declaraba el titular del Interior alemán, Thomas de Maizière, a la vista de la capacidad de concentración de movimientos como Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Pegida) y Hooligans contra salafistas (HoGeSa).
Estos movimientos islamófobos de tintes xenófobos se nutren del miedo de una parte de la población ante una presunta islamización del país. Pero “no existe ninguna amenaza real de una islamización de la sociedad alemana”, pues la mayoría de los musulmanes residentes en el país -cuatro millones, un 5% de la población- está integrada, subrayaba De Maizière al cerrar el viernes en Colonia la conferencia de ministros del Interior del gobierno y los 16 estados federados. No obstante, subrayó la necesidad de tomarse en serio la preocupación y los miedos de los que se dejan arrastrar, sin defender necesariamente el ideario ultraderechista, por los eslóganes de estos movimientos recién surgidos.
El pasado lunes, Pegida, nacido en Dresde, logró congregar en las calles de esa ciudad en el este de Alemania a 10.000 personas en su manifestación semanal, mientras alrededor de 9.000 personas se sumaron a una contramanifestación. El movimiento, que se opone a la acogida de refugiados por razones económicas y a la presencia de presuntos yihadistas en territorio alemán, organiza marchas en Dresde desde hace varias semanas, captando cada vez más seguidores, y ha empezado a extenderse a otra localidades. Durante estas manifestaciones no se registraron mayores incidentes, a diferencia de las protestas protagonizadas por el movimiento HoGeSa, que ha unido a hinchas violentos y ultraderechistas en el país.
Por su parte, la canciller alemana, Angela Merkel, condenaba el viernes los movimientos ultraderechistas que “lanzan campañas radicales contra los extranjeros y contra quienes acuden en busca de protección” a Alemania. Días antes, la canciller ya se había comprometido a combatir tanto a quienes predican el islamismo radical o se adhieren al yihadismo desde Alemania, como a los crecientes movimientos islamófobos que “alimentan el miedo” hacia los extranjeros, por afectar ambos a la seguridad del país.
A estos nuevos movimientos islamófobos se suma el ataque incendiario en la noche del jueves al viernes en la localidad bávara de Vorra (sur) contra tres edificios destinados a albergar en breve refugiados y del que se sospecha se trata de un ataque con trasfondo xenófobo. En el lugar de los hechos se hallaron cruces gamadas y otras pintadas xenófobas, además del mensaje “No a los refugiados en Vorra”.
El gobierno alemán y los Ejecutivos regionales condenaron duramente los ataques, que calificaron de actos “vergonzosos” y “aberrantes”, al tiempo que apelaron a la solidaridad y la empatía de la sociedad alemana hacia aquellas personas que han llegado a Alemania huyendo de la violencia y en busca de ayuda. El incendió se había declarado hacia las 22.45 hora local en un restaurante desocupado, un granero y un edificio de viviendas deshabitado que habían sido reformados para acoger refugiados a partir de la semana que viene. El temor de los políticos es que el creciente número de solicitantes de asilo en Alemania alimente una nueva ola de xenofobia en el país.