valencia - Sin apoyos internos y acorralado por los casos de corrupción que han salpicado sus últimos años de gestión, el presidente de Les Corts Valencianes Juan Cotino decidió ayer con su dimisión poner fin a 23 años de empleos en la vida política, donde ha sido concejal, director general de la Policía, delegado del Gobierno, conseller y vicepresidente del Gobierno valenciano.

La publicación hace poco de unas conversaciones de su sobrino Vicente Cotino con el empresario Enrique Ortiz, en las que se le cita como supuesto conseguidor de negocios para empresas de su familia, ha terminado por precipitar los acontecimientos para él, cuya situación interna en el PP ya se había vuelto insostenible.

El nombre de Cotino ha aparecido vinculado con unas adjudicaciones de la Generalitat a la empresa de su familia, Sedesa, por 830 millones de euros en una década, y al caso Gúrtel, con su papel en la organización de la visita del Papa a Valencia en 2006, que permitió a la trama obtener suculentos beneficios. En concreto, un informe de la Udef, incorporado hace unos meses a esta pieza, señalaba que Cotino era el “elemento nuclear” en la organización de la visita papal y el “responsable último” en la toma de decisiones. También se han denunciado irregularidades en las empresas públicas Emarsa y Vaersa en la época en que ocupó responsabilidades en la materia; y víctimas del accidente de metro de Valencia en 2006, en el que murieron 43 personas, le acusaron de haberles ofrecido trabajo para que no denunciaran.

El pasado enero, después de declarar como testigo ante la Audiencia Nacional por supuestos pagos en negro al PP, el Gobierno valenciano sugirió que debería dimitir. - DNA