BILBAO - La apuesta del Gobierno Vasco por dotar a Euskadi de un nuevo estatus jurídico y político encuentra refrendo en una sociedad que cuestiona el actual marco legal. Así se constata en el último estudio sociológico que la Universidad del País Vasco elabora semestralmente y donde se señala que, de celebrarse hoy un referendo acerca de la Constitución española, un 34% de la ciudadanía votaría en contra frente al 26% que le daría su apoyo. Esta posición esquiva a la Carta Magna se complementa con el recelo que ya levanta el Estatuto de Gernika puesto que, transcurridos 34 años desde la consulta que ratificó su aprobación, su respaldo perdería músculo de manera significativa.

De someterlo otra vez a las urnas, un 30% de votantes validaría su vigencia, pero lejos del 53% de defensa que alcanzó en 1979, con un retroceso interanual de 15 puntos. Que sus competencias han dejado de colmar las expectativas de los vascos queda ratificado en cómo el voto negativo de hace tres décadas, que fue solamente del 3%, se dispararía hasta el 20%, principalmente a costa de los entonces abstencionistas, alcanzando un rechazo del 33% entre quienes se declaran nacionalistas. Eso, a pesar de que el 74% de los entrevistados se muestra “relativamente” satisfecho con este instrumento. Un escenario que, según el director del Euskobarómetro, el catedrático Francisco José Llera, obedece en buena parte al “clima de reforma” y “malestar institucional” que se respira en los últimos tiempos. No es de extrañar que la calle reclame un referendo al estilo del suscitado en Catalunya y donde, aunque por estrecho margen, vencería el ánimo soberanista.

Ayer mismo el lehendakari Urkullu aseguró que está “archidemostrado” que Euskadi necesita “un nuevo estatus político con garantías porque el actual no las tiene” ya que, “día sí y día también, el Gobierno español está actuando y legislando en contra del autogobierno vasco”. “La bilateralidad no existe”, ilustró. Por su parte, el presidente del EBB del PNV, Andoni Ortuzar, instó a los vascos a “alumbrar un nuevo autogobierno” para decidir su futuro, denunciando que el el Ejecutivo del PP está “laminando” el autogobierno, cuando la sociedad lo que está pidiendo, precisamente, es gozar de mayores capacidades.

Es en este paisaje donde la ciudadanía aplaude la gestión del Gobierno liderado por Urkullu, que por vez primera llega al aprobado, con una calificación de 5,2 tras haber mejorado seis décimas en medio año, y donde las diferentes políticas de su Gabinete son refrendadas, sobre todo el área del euskera, la radio y televisión públicas, la sanidad y la seguridad ciudadana. Juicios positivos sobre la gestión (29%) que superan a los negativos (19%), retrocediendo en cinco puntos la desconfianza en el Ejecutivo del PNV para sacar adelante los problemas del país. Además, únicamente la formación jeltzale logra un saldo positivo (+16 puntos) en la valoración ciudadana de los partidos, siendo el PSE el más cuestionado por sus votantes.

Muchísimo peor es el escrutinio al Gobierno de Mariano Rajoy, desaprobado por el 89% de los vascos, y respaldado por solo el 25% de los que dan el sufragio al PP tras perder 26 puntos de aval. El lehendakari Urkullu es asimismo el único político que se acerca al aprobado (4,8), seguido por Andoni Ortuzar (4,6) y la dirigente de EH Bildu Laura Mintegi (4,5), entre el suspenso general a la clase política, que cierra el presidente español (1,4).

Los ciudadanos, que en su mayoría (30%) anhelan una ampliación de las cotas de autogobierno, siguen dividido entre autonomistas, federalistas e independentistas -solo un 6% defiende el centralismo-, y mientras el 74% de los interpelados expresa su desazón sobre la situación política española, ese pesimismo no es equiparable en el ámbito vasco, ya que retrocede 18 puntos (hasta el 29%).

tav, sí; garoña, no Entre las habituales cuestiones sobre las preocupaciones sociales, el temor por el empleo (72%) lidera el ranking, seguido por el estado de la economía (13%), aunque para un 58% de la sociedad 2014 está siendo un buen año en lo personal en un contexto donde se apuesta por el equilibrio entre mayor presión fiscal y mejores servicios públicos y prestaciones sociales. En este examen a la opinión pública los vascos se pronuncian a favor de la construcción del tren de alta velocidad (TAV), con un apoyo del 52% y un rechazo del 29% -solamente el electorado de EH Bildu se posiciona mayoritariamente en contra (65 %)-, al tiempo que la oposición a la reapertura de la central nuclear de Garoña se sitúa en un elevado listón del 78%. A su vez, la ciudadanía es reacia a la extracción de gas por fracking y al sistema de recogida de basuras del puerta a puerta, y querría limitar de algún modo la llegada de inmigrantes.

Paralelamente, cuando han pasado dos años y medio del cese de la violencia por parte de ETA, según este documento, ha aumentado trece puntos, hasta un 52%, la confianza en ETA de poner fin a la violencia, mayor incluso que la depositada en la sinceridad de la izquierda abertzale en sumarse a las reglas del juego democrático. El rechazo frontal a la banda armada ha crecido hasta el 59% mientras el electorado abertzale aparece cada vez más plural y moderado. Asimismo, se mantiene la apuesta casi unánime por una eventual negociación Gobierno-ETA (83 %), avanzando quienes respaldan un diálogo incondicional (44%).

Con un 75% de vascos disgustados sobre cómo maneja Rajoy el asunto de la pacificación, la mayoría da crédito (59%) a la acción de Lakua en relación a las víctimas y un 55% ve con buenos ojos el aval que ha depositado en los verificadores internacionales. La sociedad continúa dividida y poco proclive al perdón y la reinserción de los presos por terrorismo: dos de cada cinco vascos (40%) piensa que todos los terroristas que se arrepientan y expresen su decisión de abandonar las armas deberían beneficiarse de las medidas de reinserción; y frente a ellos, un 34 % opina que ésta solo podría aplicarse a aquellos que no tengan delitos de sangre, mientras que un 20% de personas no está dispuesta a perdonar y cree que deben cumplir íntegramente sus penas. Todo este estudio se realizó entre el 30 de abril y el 19 de mayo a través de 600 entrevistas.

Constitución española. La Carta Magna no sería ratificada en las urnas: 34% de rechazo frente a solo un 26% de respaldo.

Estatuto de Autonomía. Únicamente un 30% de votantes validaría el instrumento que en 1979 alcanzó un 53% de apoyo. Si entonces fue despreciado por apenas un 3% de sufragios, esta vez la oposición sería del 20%.

Referendo soberanista. El 59% de ciudadanos reclama que se celebre la consulta, donde la independencia del Estado español se impondría con el 37% de los votos frente al 33% de negativa a la secesión. De suponer la salida de la Unión Europea, los términos se invertirían.

Gestión del Gobierno Vasco. La sociedad vasca avala la actuación del Gabinete de Iñigo Urkullu, otorgándole una nota de 5,2, al tiempo que aprueba la mayor parte de sus políticas. De forma paralela, solo el PNV logra un saldo positivo en la valoración de la calle respecto a los partidos. En el polo opuesto, el Ejecutivo de Rajoy: suspenso rotundo.