MADRID - El todavía secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, anunció ayer que dejará su escaño en el Congreso en septiembre para volver a dar clases en la universidad. La retirada de la política de este histórico del socialismo español, que lleva 21 años de parlamentario y que ha sido varias veces ministro con Felipe González y con José Luis Rodríguez Zapatero, supone el fin de una era en un PSOE en descomposición y necesitado urgentemente de una renovación de ideas y de dirigentes. Rubalcaba (Solares, Cantabria, 1951) explicó en una comparecencia ante los periodistas en la Cámara Baja que ha elegido este momento para anunciarlo porque era el último Pleno ordinario en este periodo de sesiones. Continuará como presidente del Grupo Socialista hasta que el PSOE tenga otra dirección, de manera que si se convocan plenos extraordinarios, acudirá.
“En septiembre dejaré mi escaño y volveré a mi universidad”, dijo. En concreto, impartirá clases de Química Orgánica en la Universidad Complutense de Madrid, según explicó a los periodistas, con quienes bromeó pidiéndoles que no acudan a su primer día en las aulas. De hecho, ha solicitado tres meses para reciclarse en la materia. A su vez, aprovechó para subrayar que ha sido un “honor” ser diputado del Congreso durante estos años. “No hay otro puesto más relevante, más importante y más gratificante, y por tanto han sido 21 años de un honor a los que pongo fin ahora. “Muchos [aludiendo a los periodistas] lleváis no sé si tantos, pero muchos años conmigo, lo único que deseo es que me echéis tanto de menos como yo a vosotros”.
Rubalcaba se aupó a la Secretaría General del PSOE en febrero de 2012, cuando se impuso a la exministra Carme Chacón en el congreso de Sevilla, y el pasado 26 de mayo, tras el fiasco en las elecciones europeas, anunció su dimisión, asumiendo la responsabilidad y convocando un cónclave extraordinario para elegir al próximo líder de los socialistas. 40 años con carné socialista, 21 como diputado, 17 en la Ejecutiva de Ferraz, 11 ejerciendo de ministro y dos años como secretario general ilustran el bagaje de quien ha sido figura reconocida también por los oponentes. Incluso el presidente Mariano Rajoy elogió su “visión de Estado” en el traspaso de reinado en la monarquía. De todo su periodo en la política, los dos últimos años han sido probablemente los más duros.
Y es que un químico como Rubalcaba no ha encontrado la fórmula para que el PSOE recuperara votantes, con el lastre de que representaba el pasado y las políticas que condujeron a la crisis económica. Ha luchado contra ello más que como el velocista que fue en su etapa universitaria, como un corredor de fondo convencido de poder lograr la meta. No lo ha conseguido y deja a su partido en un mar de dudas ante un futuro incierto mientras trata de encontrar la fórmula para reconquistar a los desencantados.
Rubalcaba, ex por excelencia -exvicepresidente del Gobierno, exministro de Educación y de Interior o exportavoz del Ejecutivo y del grupo socialista, entre otros muchos cargos- sumará ahora el puesto de ex secretario general y, después del verano, el de exdiputado. Meses antes de las elecciones generales de 2008 aseguraba que estaba ya en los últimos coletazos de esa vida. Nadie le creyó y, al poco, disputaba la presidencia del Gobierno. Ayer dio el paso definitivo que le alejará de los focos. Su gran capacidad de negociación, de mano izquierda, no ha servido para mantener unido al partido en torno a su figura. La derrota del pasado 25 de mayo fue el detonante de su despedida, la de un auténtico animal político. - DNA