madrid - El foco ajeno a la realeza, incluida la señal televisiva, buscó reiteradamente la figura de Artur Mas por las connotaciones de su presencia en plena efervescencia del conflicto catalán, y no tardaron en irrumpir los juicios de valor a sus pautas de conducta. La frialdad con la que recibió el discurso de Felipe de Borbón, aplaudiendo efímeramente y con timidez, fue el comentario más analizado por la prensa madrileña, que, en los estertores de la pompa, buscó las palabras del president. No hizo falta. Este convocó a los periodistas en la sede de la Generalitat y achacó su poco entusiasmo a que le "hubiera gustado escuchar que estamos en un Estado plurinacional".
Al líder de CiU no le costó ser crítico con la retórica empleada por el nuevo monarca, ya que en ella no apreció "nada nuevo", reivindicando que podría haber realizado "un discurso acorde con los tiempos que estamos viviendo", en clara referencia al proceso que vive Catalunya en puertas de la consulta del próximo 9 de noviembre y que, amén de describir la "unidad" que no "uniformidad" del Estado español, Felipe VI pasó por alto. El "moltes gràcies" que pronunció el rey a modo de epílogo le supo a Mas tan formalista como residual. "Mi gesto de cortesía ha sido estar en este acto y he debido hacer muchos cambios en mi programa para hacerlo posible. Lo he hecho a gusto, por el respeto que debe haber entre instituciones. Y una manera de expresar este respeto es que, en un momento simbólico como este, el president de Catalunya esté presente", se defendió el líder de CiU.
Añadió, eso sí, que en la despedida el monarca charló con él en catalán y que tanto Felipe como Letizia Ortiz se mostraron "amables, cordiales e incluso cariñosos". "Al rey le deseo suerte, éxito y talento. Estoy a su disposición para hablar", apostilló Mas, quien desde hacía meses tenía previsto justo ahora un viaje de cinco días para visitar centros de investigación de Carolina del Norte y de California, en Estados Unidos. Es por ello que había meditado seriamente no asistir a este acto de proclamación aunque finalmente se decantó por reducir ese itinerario a 48 horas, fundamentando este giro en razones de "cordialidad, buena vecindad y respeto institucional". A quien sí se le observó un gesto de mayor efusividad en el aplauso fue al portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran i Lleida, a quien esta sucesión monárquica le ha costado un nuevo sobresalto dentro de la coalición. Algunos ciudadanos que seguían el discurso en el exterior a través de las pantallas en Callao abuchearon cuando en las imágenes aparecieron Urkullu y Mas.
sigue en el "wait and see" Fue en el tradicional besamanos cuando los reyes charlaron brevemente con Mas y, luego, en una conversación informal con los periodistas, el president se remitió a la frase que pronunció el pasado 11 de junio en el Parlament, cuando la líder del PP, Alicia Sánchez-Camacho, le preguntó qué relaciones mantendría con el monarca. "Sigo en el wait and see (espera y ve)", repitió el convergente, que saludó a Mariano Rajoy de forma protocolaria en la recepción. En este contexto, la dirigente popular aprovechó ayer para acusar a Mas de "no haber estado a la altura del cargo" por "no guardar las formas mínimas de educación y protocolo". ERC fue una de las formaciones que decidió no asistir al evento dado que, según ilustró Oriol Junqueras, "no hacía falta hacer comedia". "La historia nos ha demostrado que del Estado español no podemos esperar nada", zanjó.