bilbao - Llegó el día D para la iniciativa de Gure Esku Dago y se saldó con éxito de participación, superando con creces las expectativas. D de derecho y también D de decidir. Dos términos que unidos provocan cosquillas de excitación para los que ayer se sumaron a la cadena humana, y muchos que no asistieron, pero que sin embargo levanta sarpullidos en la grada de los constitucionalistas. La organización cifró en más de 150.000 las personas que entrelazaron sus manos para unir los 123 kilómetros que separan el trazado entre Durango e Iruñea, un guarismo que deja pequeños los cálculos iniciales de los propios promotores.
Una vez rotas las filas de la cadena humana que a partir del mediodía de ayer y durante media hora embridó ambas localidades, el portavoz de la plataforma Angel Oiarbide señaló que los ciudadanos vascos han respondido de manera multitudinaria a la convocatoria "porque llevaban décadas esperando salir a la calle para demandar una reivindicación democrática: que somos un pueblo, tenemos derecho a decidir y es el momento de hacerlo".
Lo visto ayer en las calles, valles y carreteras de Hego Euskal Herria fue una demostración de fuerza de quienes están a favor del derecho a decidir. Esta reivindicación traspasó ayer los muros de la política y los parlamentos y se instaló -si no lo estaba ya antes en un amplio sector de la ciudadanía vasca- en las aceras de la calle, desde donde decenas de miles de personas reclamaron voz y capacidad efectiva para decidir sobre el futuro de este país y su estatus jurídico-institucional.
La puesta en la calle de esta reivindicación viene a complementar la actividad política de partidos, parlamentos e instituciones que en las últimas fechas abordan de una u otra forma la cuestión nacional, tanto en Gasteiz, como en Barcelona, como en Madrid. El debate está en plena efervescencia en Catalunya, lanzada hacia una incierta consulta popular el próximo 9 de noviembre, salvo que el president Artur Mas y el presidente español Mariano Rajoy aborten la operación mediante un acuerdo sobre fiscalidad que emule algo que se parezca al Concierto económico vasco.
La cadena humana fue secundada expresamente por algunos partidos políticos como EH Bildu, Ezker Batua y el emergente Podemos, que mandaron a parte de sus cuadros a estrechar sus manos con otros ciudadanos. También contó con la presencia de representantes cualificados del PNV, aunque a título individual, como su presidente Andoni Ortuzar o su portavoz parlamentario y líder del partido en Gipuzkoa Joseba Egibar. Desde el PSE, la cara más destacada fue la de la exconsejera de Empleo Gemma Zabaleta, ahora reducida voluntariamente a militante de base. También se dejaron ver dirigentes de los sindicatos ELA, CC.OO. y LAB que apoyaban la convocatoria.
reivindicación "democrática" En cualquier caso, los organizadores insistían ayer que su objetivo "no era lograr un cúmulo de fuerzas abertzales", porque la reivindicación de la cadena humana "no es nacionalista" vasca e incidían en el carácter "democrático" del ejercicio del derecho a decidir en tanto que no presupone, por ejemplo, ni la independencia ni el mantenimiento incólume del estatus vigente, ni todo lo contrario.
El mensaje de Gure Esku Dago es lo suficientemente compartido como para evitar tentaciones partidarias en uno u otro sentido. En esta línea, Oiarbide urgió a que, a la luz del éxito "increible" de la cadena humana de ayer, "en cada ayuntamiento y en cada parlamento, los representantes políticos empiecen a escuchar al otro y a tenerle en cuenta".
La referencia catalana no es baladí, ya que la cadena humana de Gure Esku Dago se miró en el espejo de una iniciativa similar que denominada como Vía Catalana se celebró la última Diada y que movilizó, según sus organizadores, a centenares de miles de personas, cifra a la que por razones de población no podía ni acercarse en números absolutos el acto de ayer, aunque igual sí en términos relativos. Aquella movilización masiva disparó el debate sobre el estatus catalán y el ejercicio del derecho a decidir, y abrió un horizonte lleno de luces y sombras para el Govern presidido por Artur Mas que habrán de clarificarse en los meses próximos. Del mismo modo, la exitosa cadena humana abre la pregunta de qué ocurrirá a partir del día D+1.
150.000 personas. La cadena humana superó con creces las expectativas de los propios organizadores y dejó pequeño la aspiración inicial de sumar a unas 60.000 personas.
900 autobuses. Más de 900 autobuses partieron a primera hora de la mañana desde diferentes municipios vascos para acercar a las personas inscritas en la iniciativa a los respectivos puntos kilométricos que les habían asignado para completar el recorrido. Otros participantes han acudido en transporte público y en vehículos particulares.
Futuras iniciativas. Tras lo visto ayer, desde Gure Esku Dago avanzan ya nuevos actos de cara a los próximos meses. Cumplido el primer objetivo, el colectivo se siente "con más vitalidad que nunca para seguir adelante a favor del derecho a decidir".