Bilbao. Los últimos meses no han sido fáciles para el PSE. El desgaste de haber gobernado la CAV con el PP y, en menor medida, la crisis de liderazgo de Alfredo Pérez Rubalcaba a nivel estatal han propiciado los sucesivos varapalos electorales del partido, que ha visto reducida su representación institucional a ocho ayuntamientos. Sin embargo, en las últimas semanas ha podido amortiguar esa caída sellando un acuerdo global con el PNV, que ha desembocado en un pacto presupuestario con el Gobierno de Iñigo Urkullu, y que le concede cierta visibilidad a pesar de su exigua representación política. Además, dos socialistas vascos, Patxi López y Eduardo Madina, figuran en las quinielas para relevar a Rubalcaba como candidato a la presidencia española. Por ello, López quiso sacar pecho ayer ante el Comité Nacional del PSE reunido en Bilbao, donde puso en valor que el partido haya pasado de estar "apartado de las principales instituciones" a ocupar "la centralidad política" haciendo que el lehendakari "asuma buena parte del programa socialista". Sin embargo, con esa sintonía, que beneficiaría en primer lugar a un Gobierno que podrá gestionar la crisis sin sobresaltos y que ha logrado forjar consensos amplios, el PSE se arriesga a diluir su perfil de oposición, razón suficiente para que amplifique sus diferencias con el PNV en paz y autogobierno, las cuestiones situadas al margen del pacto.

Tan solo unas jornadas después de su acuerdo presupuestario y de que el PSE votara en contra de las enmiendas a la totalidad de EH Bildu y UPyD -mientras el PP simplemente se abstuvo-, el secretario general de los socialistas de la CAV quiso dejar claro que no habrá ningún cheque en blanco para Lakua, y se centró sobre todo en resaltar sus discrepancias en materia de autogobierno. Un ámbito en el que, por otra parte, son conocidas las históricas discrepancias entre ambas formaciones y en el que, por tanto, ya cabía augurar un choque.

López desplegó argumentos ya conocidos como que el PSE "no se va a dejar enredar en las obsesiones identitarias del PNV", pero también subió el tono para leer la cartilla a los jeltzales y enumerar las actuaciones con las que discrepa. En ese sentido, acusó a Lakua de volver a la promoción turística "folclórica y cerrada", y de haber imprimido "un giro ideológico sin precedentes en EITB, haciendo de la raditelevisión vasca una plataforma al servicio del discurso nacionalista más radical". Además, opinó que "el Gobierno vasco de verdad" que prometió Urkullu en campaña "ha acabado siendo cerrado y de corto alcance". "Esta es la visión que tienen de lo vasco. Limitada, excluyente, sin matices, pequeña", cargó. Aludiendo a Catalunya, reivindicó el "derecho a convivir" frente al derecho a decidir.

El socialista puso en relieve su descontento mientras el PNV busca activar la ponencia parlamentaria sobre el nuevo estatus, cuestión que el PSE, a pesar de la andanada de López, no se cierra a debatir. De hecho, no vería con malos ojos ensanchar el autogobierno, siempre y cuando no se divida a los vascos. El propio PSE llevó en el programa electoral de las autonómicas de 2009 una propuesta de reforma estatutaria, si bien la enterró tras firmar su pacto con el PP. En la presente legislatura, se ha enfrentado al PNV por la derogación del Día de Euskadi, aunque la polémica no ha ido más allá; y ha criticado la línea de EITB, aunque ha aclarado a la prensa que no pedirá dimisiones. En materia de paz las discrepancias sí han tenido cierto alcance, ya que su renuncia a participar en la Ponencia de Paz ha dejado en impasse ese foro parlamentario.