gasteiz. El secretario general del PSE ha hecho de la necesidad virtud y un año después de su fracaso en las urnas ha convertido al PSE en el partido que proporciona estabilidad al Gobierno Vasco. Sobre su futuro en Madrid, prefiere seguir callado.

Ha dicho que el Plan de Paz aprobado por el Gobierno Vasco va en la buena dirección. ¿Servirá de palanca para desbloquear la Ponencia de Paz y para que el PSE se reincorpore a la misma?

No, no son vasos comunicantes. De hecho, fue el propio lehendakari Urkullu el que dijo que el plan era suyo y la ponencia, del Parlamento. Por lo tanto, no liguemos las dos cosas. El Plan de Paz, con el que éramos muy críticos al principio, ha introducido el suelo ético y ha avanzado en la buena dirección pero creo que aún quedan cosas que no nos gustan, ciertas equidistancias, cierto maremágnum en el que parece que se diluye la responsabilidad de lo que ha significado ETA. La ponencia también tiene que avanzar y para ello hay que partir de lo que se tiene, que es ese suelo ético. EH Bildu no solo no lo asumió sino que pretendió lo contrario, que fuéramos los demás los que asumiéramos que ETA había tenido razón de ser. Últimamente estamos viendo declaraciones de sus dirigentes que, lejos de enmendar esa situación, la están empeorando. Están yendo hacia atrás. Incluso estos días se están dando episodios de kale borroka. EH Bildu debería denunciar e impedir que se produzcan esos ataques. No vemos ningún motivo que nos permita decir que el PSE pueda volver a la ponencia.

También parece haber un problema semántico. EH Bildu dice que el 'suelo ético' es la base de trabajo y el PSE, que es el mínimo a asumir desde el que se den pasos.

Una cosa es hacer declaraciones de boquilla y otra la realidad. Si aceptan el suelo ético, Hasier Arraiz no puede decir lo que dijo sobre la asunción de su línea política. Es la misma línea política de la ponencia Oldartzen, aquella que hablaba de socializar el sufrimiento, de extender la violencia, una política de connivencia permanente con la banda terrorista, de cobertura política, y respaldo social a ETA. Oiga, ¿eso es una actitud crítica? Los hechos no están dando la razón a esa semántica, sino todo lo contrario.

¿Cree que los amagos del Gobierno español de impulsar la ilegalización de Sortu tienen visos de llegar a ser realidad?

No lo creo. También sería dar marcha atrás en un asunto que no lo necesita. Hay un sector del PP que juega permanentemente con esto y debería dejar de hacer política con estas cuestiones.

¿Le merece algún tipo de reflexión que la AVT tenga una deriva antisistema a raíz de la sentencia de Estrasburgo sobre la 'doctrina Parot'?

Respeto a las víctimas siempre, en cualquier posición, porque es imposible ponerse en su lugar. Creo además que siempre tendremos que pelear desde la política para que la dignidad y la justicia que exigen se cumpla. Otra cosa es que hay algunos que utilizan eso, no sé si de manera antisistema, pero no haciendo ningún favor al Estado de Derecho y al propio Gobierno.

¿El Gobierno de Rajoy debería reactivar la 'vía Nanclares'?

Podría y debería hacer una política penitenciaria diferente.

¿En concreto?

Podría realizar políticas de acercamiento, cumplir la ley en materia de reinserción y de excarcelación de enfermos, por ejemplo. Pero la carga de la prueba no está en el Gobierno, está en la izquierda abertzale, que tiene que presionar, y en ETA, que debe decir a los presos que inicien la vía de la reinserción.

¿El acercamiento de presos debería estar condicionado, por tanto, a que inicien la vía de la reinserción?

No, son cosas distintas, pero lo que no va a haber es una amnistía. Si los presos quieren salir a la calle, la ley está de su parte, solo tienen que cumplirla.

¿Qué ha cambiado para que seis meses después de no querer negociar con el PNV los Presupuestos de 2013 el PSE facilite la aprobación de las Cuentas del año que viene?

No es verdad. Sí queríamos entrar a negociar, otra cosa es que no se quisieron cambiar aquellos Presupuestos. Estábamos en desacuerdo en la partida de ingresos porque creíamos que Euskadi debía cambiar la política de ingresos, la fiscalidad, para tener más recursos. También estábamos en desacuerdo con la partida de gastos, porque era un presupuesto de recortes. El propio lehendakari reconoció que iban a tener 1.500 millones menos, lo que afectaba a las cosas que son fundamentales en este país, como los servicios públicos, las políticas sociales y las de incentivación de nuestra economía. Ahora ha cambiado el proyecto de Presupuestos y la voluntad del Gobierno. Estos Presupuestos son una rectificación de la política anterior de este Gobierno Vasco, porque hay más ingresos y se van a empezar a notar las consecuencias de la reforma fiscal que hemos pactado, se sostienen los servicios públicos sin merma, y hay planes de activación económica y empleo con cuantía presupuestaria.

Teniendo en cuenta que el Gobierno estaba limitado por el techo de gasto y que una reforma fiscal precisa de tiempo, ¿no hubiera sido mejor para el país acordar sobre lo que se tenía y elaborar unos Presupuestos?

La posición del Gobierno de Urkullu no era como la describe usted. Se negaba radicalmente a una reforma fiscal y su única obsesión era que había que hacer unos Presupuestos con 1.500 millones menos. A eso no jugamos. Eso que el PNV negó cuando gobernábamos nosotros es lo que hemos negociado y acordado. Por lo tanto, la pregunta habría que hacerla al PNV: ¿por qué antes no y ahora sí? Lo único que ha cambiado es que ellos están en el gobierno y se han dado cuenta de que solos no pueden gobernar.

Podría haber impulsado la reforma fiscal durante su mandato, ya que contaba con una mayoría sustentada en el PP.

Claro que no. ¿De qué país está hablando? ¿Dónde se pueden hacer las reformas fiscales? En las Juntas Generales y las diputaciones. Claro que propuse que lo pudiera hacer el Parlamento y me dijeron que no. El PNV, que gobernaba en un inicio las tres diputaciones forales, se negó a que hubiera esa reforma fiscal. El cambio radical se ha producido en el PNV y en su Gobierno, no en el PSE, que ha defendido siempre lo mismo.

¿En estos meses sin acuerdo ha habido intención de hacer pagar al PNV la dura oposición que hizo al Gobierno que usted presidió?

Si esa fuera la intención del PSE, no habríamos llegado a un acuerdo fiscal ni tampoco sobre los Presupuestos. Se pueden contar fábulas y leyendas pero la realidad demuestra radicalmente lo contrario. Ya en el debate de investidura tendí la mano al lehendakari. Pues bien, no quisieron hacerlo hasta seis meses después. La desgracia es que este país ha perdido un año.

Habrá que destinar casi un 10% de los Presupuestos al pago de la deuda pública. ¿Se arrepiente de que su gobierno se endeudara tanto, lo que hipoteca ahora los recursos públicos?

No me arrepiento. Mientras la deuda esté dentro de unos parámetros razonables y haya tenido un destino con objetivos claros y marcados, no me preocupa. Tenemos una deuda más que razonable y en otros momentos hemos tenido más. Ahora bien, igual alguien se debiera arrepentir de lo que dijo cuando el Gobierno se endeudaba y esos que criticaban la actuación de los socialistas resulta que en sus primeros meses en Ajuria Enea se han endeudado mil millones más.

¿Y es razonable el nivel de endeudamiento del Gobierno de Urkullu?

Sí, es razonable el nivel de endeudamiento que tienen el Gobierno Vasco y Euskadi. ¿Cuándo se endeuda uno, cuando las cosas van bien o mal? Si la deuda va para gasto corriente no es razonable, pero otra cosa es si sirve para poner en marcha planes de políticas anticíclicas que ayuden a la economía.

Dice que facilitará la aprobación de los Presupuestos. ¿En caso de que EH Bildu y el PP se alíen para enmendar a la totalidad las Cuentas, el PSE rechazará esa enmienda?

Sí, la rechazaremos. Pero no me gusta el concepto de aliarse. Los Presupuestos pueden ser rechazados por motivos diferentes sin ningún tipo de alianza. Eso es cultura democrática. Es el Gobierno el que tiene la obligación de buscar alianzas.

¿El acuerdo económico y fiscal que suscribieron con el PNV en septiembre y que tiene que desarrollarse durante toda la legislatura está blindado ante posibles discrepancias que pondrían darse en otras materias, como el nuevo estatus político?

El acuerdo tiene el contenido que tiene y nosotros lo vamos a defender y a estar vigilantes de que se cumpla. Hay otras cuestiones que no están en ese acuerdo, en las que el PSE seguirá buscando entendimientos si cree que es bueno y seguirá manteniendo su posición en otros temas como el nuevo estatus, que todavía no sabemos lo que es.

¿Ve necesario reformar el Estatuto de Gernika?

Sí, si lo hacemos para mejorarlo. Quien piense que el Estatuto es un mero listado de transferencias está cometiendo un grave error, porque es un marco de autogobierno, posiblemente uno de los más amplios que existen en el mundo, y es un gran pacto entre personas que nos sentimos de diferente manera. Si mejoramos eso, el autogobierno y la convivencia de los distintos, bienvenido sea. Si vamos para atrás, ahí no va a estar el PSE.

¿A qué se refiere con ir para atrás?

A ir a mayores disensos, a pactos entre iguales que pueden tener una cierta mayoría, pero escaso valor político y social para una sociedad tan plural como la vasca. O que pretendan definir un marco en el que alguno se sienta expulsado. Eso no sería razonable para el PSE. Para nosotros no hay ningún texto sagrado, inamovible e intocable, pero habrá que saber a dónde queremos ir con las modificaciones.

¿Qué opina de que el Gobierno de Cantabria, del PP, esté tanteando con suelo gratis a las empresas vascas?

Si se confirma que es así, tengo que decir que toda competencia desleal es mala y el Gobierno Vasco tendrá que tomar las decisiones que correspondan en los tribunales.