madrid. Un hecho objetivo máximo: El dictador y totalitarista Franco no fue un caído en la Guerra Civil. ¿Sus restos deben permanecer en el valle de sus caídos? Las polémicas se solapan en torno a si Franco debe ser exhumado y que sus parientes decidan su futuro. Resta, además, matizar qué hacer con los huesos del fundador de Falange Española, José Antonio Primo de Rivera, ejecutado en noviembre de 1936. Otro tanto con los 33.800 muertos de esa anacrónica construcción madrileña, la abadía benedictina de la Santa Cruz. Patrimonio Nacional y a la larga mausoleo del terror de la Guerra Civil y el franquismo, se construyó entre 1940 y 1958.

El historiador Luis de Guezala contempla el rincón de San Lorenzo de El Escorial como una "construcción megalomaniaca propia de una dictadura fascista, de culto al dictador, a su ideario y a su victoria militar. Para más inri fue construida con mano de obra esclava, prisionera de los vencidos en la guerra que conmemora". Su colega Jon Irazabal habla de futuro. "Es difícil responder sobre el futuro de un engendro como ese siniestro valle. Es básico que deje de ser panteón de Franco y los restos de Primo de Rivera se trasladen a los osarios. La propia iconografía del espacio hace difícil transformarlo en centro de memoria que muestre sin tapujos lo que fue la cruenta Guerra Civil y el franquismo". El histórico comunista fallecido Santiago Carrillo manifestó en su día que "un símbolo de reconciliación no se puede hacer alrededor de la tumba de Franco".

A juicio de Floren Dimas, vocal de la Junta Directiva de AGE (Archivo de Guerra y Exilio), el Valle de los Caídos debe ser transformado en un referente universal de las víctimas de los regímenes totalitarios. "En nuestro caso, de las víctimas del fascismo". Los restos de los dos iconos fascistas han de ser exhumados y trasladados al lugar designado por sus familiares, mientras que "los de los caídos republicanos y los del bando fascista, siempre que sea posible, podrían ser reclamados por sus familiares y, los que no lo fuesen, conservados donde están, con el mayor de los respetos". La basílica, defiende, hay que desacralizarla y convertirla en Memorial a las Víctimas del Franquismo. Los edificios adyacentes, dedicados a Museo y Centro de Información y Documentación sobre las víctimas, los exiliados, los niños de la guerra y los guerrilleros antifranquistas.

Pero, aún hoy existen personajes contrarios a la libertad. El senador del PNV Iñaki Anasagasti lo sabe bien. La Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos se querelló contra él por "incitación al odio" por un artículo en DNA titulado La derecha española vuelve a enseñar los dientes. El jeltzale afirmó que "lo que mejor podían hacer con el Valle de los Caídos, previo a sacar los restos allí enterrados, era volar todo". Anasagasti valora este hecho. "Me presentaron una querella por pedir sacar a Franco de ese monumento, tras un golpe de Estado, una carnicería y por criminal. El Supremo la archivó. El PSOE ahora hace demagogia al pedir las exhumaciones. Podía haberlo hecho cuando gobernaba. Los culpables tienen nombre: Zapatero y Ramón Jáuregui". Carrillo abogó por que se hiciera con este monumento como con "Chernobil, cubrirlo de plomo. No debiera existir", mantenía.

Volarlo ironizaba Anasagasti; Carrillo, blindarlo. Irazabal se pregunta ¿destruirlo? "No, su visión debía ser el freno a que futuras generaciones se involucren en proyectos totalitarios. Es posible encontrar museólogos, historiadores y pedagogos que, hilando fino, transformen ese agujero en lugar de memoria y recuerdo de lo que no debió pasar".

El arqueólogo Jimi Jiménez cree que "observando la grandiosidad del conjunto, se comprende el significado de unión de patria y Dios. Ese significado no sé si se podrá borrar alguna vez del monumento". Aboga por iniciar un proceso realista. Una comisión de expertos -encargo del PSOE de Zapatero- determinó que era inviable recuperar e identificar miles de restos almacenados en las criptas. Los únicos restos exhumables e identificables serían los de José Antonio y de Franco, muy barato si lo comparamos con los recursos que hay que destinar para localizar y exhumar una fosa cunetera".

DECRETO 'CRUZADO' y 'GLORIOSO' El decreto fundacional del 1 de abril de 1940 matiza el objetivo de la construcción del monumento. "Perpetuar la memoria de los caídos de nuestra gloriosa cruzada. Su dimensión, los heroicos sacrificios que la victoria encierra y la trascendencia que ha tenido para el futuro de España esta epopeya no pueden quedar perpetuados por sencillos monumentos con los que se conmemoran en villas y ciudades los hechos salientes de nuestra historia y los episodios gloriosos de sus hijos".

La coalición soberanista Amaiur llega a calificar al Valle de los Caídos como "un parque de atracciones del franquismo". El parlamentario Jon Iñarritu agrega a DNA que sería "lógico que este paraje se convirtiera en un centro de interpretación de la dictadura franquista y de los totalitarismos, al igual que en Europa se ha realizado con campos de concentración". Iñarritu se muestra partidarios de exhumar a Franco y a Primo de Rivera "por respeto a las víctimas de la dictadura".

El historiador Iñaki Goiogana aporta que el monumento en el estado actual es parcial y sectario. "No estoy tan seguro de si el Valle de los Caídos puede recuperarse para que pase a ser recuerdo de la memoria de los dos bandos que se enfrentaron en la guerra. Yo no veo a los republicanos desfilando por allí. Como no veo a los perdedores desfilando por Cuelgamuros, creo que los caídos republicanos allí enterrados deben ser sacados y entregados a sus familiares. Entiendo que esto sea difícil, pero en la medida en que se pueda debería hacerse". Goiogana continúa con su exposición. "Se dice que los restos de Aitzol -cura abertzale fusilado por los sublevados en Hernani- fueron trasladados al Valle de los Caídos. Como el caso de Aitzol hay muchos y eso es una humillación que no debe consentirse".

La secretaria general de AGE, Dolores Cabra, cataloga al enclave como valle de tinieblas y de oscuridad en la bella sierra madrileña. A su juicio, el punto de enterramiento del dictador Franco y del fundador de la Falange "origina una polémica artificial", y el hecho de ser el monumento clave del franquismo, "unido a lo más miserable de la iglesia Católica española, lo convierte en despreciable para cualquier espíritu democrático". Y por último, esta mujer enfatiza en el aspecto estético que, a su juicio, consiste en el destrozo de la imagen de casi la mitad de la sierra de Madrid, "se vea desde donde se vea".