Madrid. Un extraño suceso se vivió ayer tarde en el domicilio familiar del extesorero del PP Luis Bárcenas -que permanece en prisión desde el 27 de junio bajo la imputación de estafa procesal, delitos fiscales y blanqueo de dinero- después de que un hombre armado y disfrazado de sacerdote lograra acceder a la vivienda y maniatar a la mujer de Bárcenas, su hijo Guillermo y la empleada del hogar. El intruso, con problemas mentales y que fue detenido poco después, les exigió el pendrive de la contabilidad del PP para demostrar que "el Gobierno miente" con la supuesta contabilidad B.

El suceso se ha producido en torno a las 17:20 horas cuando Enrique Olivares García, de 64 años, accedió a la casa de Bárcenas, en la calle de Príncipe de Vergara de Madrid, en cuyo interior se encontraban Rosalía Iglesias, su hijo y una empleada. Vestido de cura, dijo que era de Instituciones Penitenciarias y quería hablar con la familia de la situación del preso, con lo que logró que le abrieran la puerta. Una vez dentro el intruso pidió a los tres que se sentaran en el sofá del salón porque debía elaborar un informe.

Fue entonces cuando sacó un arma real, muy antigua y con munición de fogueo según la Policía, con la que apuntó a las tres personas para exigirles los pendrive de la supuesta contabilidad B del PP. Logró maniatar a los tres y permanecer un hora en la casa buscando los papeles, durante lo que el hijo finalmente consiguió desatarse gracias a la ayuda de otra persona.

En esos momentos de confusión, la empleada del hogar cogió la pistola, salió corriendo a la calle y entró en un bar situado junto al edificio donde dejó el arma a un camarero, quien la guardó hasta la llegada de la Policía Municipal.

Varios testigos presenciales escucharon unos gritos que partían de la ventana del piso de los Bárcenas en la calle Príncipe de Vergara de Madrid. Era la mujer del ex tesorero del PP, Rosalía Iglesias, que gritaba: "¡Socorro! socorro! ¡Mi hijo!".

Algunos de los vecinos pensaron "que se trataba de una broma", hasta que vieron que los gritos no cesaban. En ese momento una de las personas que estaba en el edificio subió corriendo las escaleras de la casa y se encontró con la puerta abierta. En ese momento Rosalía Iglesias, visiblemente nerviosa, seguía gritando "¡Mi hijo! ¡la pistola! ¡le tienen encañonado a mi hijo!". En otra estancia de la casa el hijo de Bárcenas forcejeaba en el suelo con el asaltante con la ayuda de esta otra persona, conocida de la familia Bárcenas, que se abalanzó sobre el asaltante.

Entre los dos le inmovilizaron hasta que llegó una tercera persona, el "chófer escolta" que tiene la familia y que habitualmente aguarda en la calle dentro del vehículo, que se encargó de retener hasta que las dotaciones de la Policía Nacional y Municipal llegaron al lugar.