bilbao. ¿Este libro es una venganza?

No, no es una venganza en absoluto. Simplemente tiene un objetivo, que es situar las responsabilidades políticas que existieron en torno a las actividades de los GAL, porque hasta ahora, fundamentalmente hasta hace pocos años y ahora mismo, los responsables políticos que decidieron aquellas actividades nunca han dado la cara y yo lo que pretendo es señalar las responsabilidades políticas para que la sociedad se dé cuenta de que quienes cumplieron aquellas órdenes fueron siguiendo las instrucciones de los políticos, del Gobierno de Felipe González, que decidieron esas actividades.

Estamos hablando de la "autoría intelectual" de los GAL.

Vamos a ver, si ellos deciden crear políticamente una lucha clandestina en el sur de Francia porque Francia no colabora con España, lo deciden ellos, lo decide el Gobierno de Felipe González sin ningún género de dudas. Hay muchas situaciones que yo conozco que sitúan la responsabilidad en ese punto exacto: de Felipe González para abajo. Y no solo lo crean, sino que lo financian.

Se cumplen ahora treinta años del inicio de los GAL. ¿Para usted, mereció la pena tanta sangre, 28 asesinatos?

Mire, ni ha merecido la pena que existiera ETA para el pueblo vasco -el pueblo vasco tiene partidos con trayectoria democrática muy solvente que podrían haber resuelto sus inquietudes políticas de una forma lógica y ETA le ha sobrado siempre al pueblo vasco- y lo mismo digo con respecto a los GAL. Si ETA no hubiese existido, los GAL tampoco. ¿Si me parece positivo que existiese? Es difícil retroceder en el tiempo. En aquel momento había mucha sangre, mucho dolor, resentimiento, mucho abatimiento en los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado que no hacían más que morir. Morir y enterrar a su gente. Al final, el objetivo del libro es recordar lo que sucedió para que no se vuelva a producir.

No le preguntaba si consideraba positiva la existencia de los GAL, sino si mereció la pena, si sirvió para acabar con ETA o la legitimó socialmente de alguna manera.

A ETA no le hacía falta ninguna disculpa para seguir funcionando. De hecho, ha dejado de funcionar cuando no le ha quedado más remedio y ya no tiene ningún respaldo social. En cuanto a si mereció la pena, el objetivo que tenían los responsables políticos era no acabar con ETA a tiros, sino crearle un problema a Francia para que colaborase con España. Al margen de consideraciones éticas y morales, que son inconmensurables.

Y desde el punto de vista personal, ¿le mereció la pena implicarse tan directamente en los GAL?

Hombre, tenga en cuenta de que antes de que empezase en las actividades de los GAL, en 1983, a mí ya me habían intentado asesinar en dos ocasiones. Y después de iniciarse los GAL me quisieron matar en otras dos o tres ocasiones. ¿Si para mí mereció la pena? Lo que puedo decir es que yo no volvería a implicarme en actividades de ese tipo. No volvería a hacerlo.

¿Pero se arrepiente de haberlo hecho? En el libro dice que no.

Yo el libro lo escribo retrocediendo en el tiempo. Aunque soy consciente de que es volver a vivir situaciones de aquellos momentos, las recuerdo con claridad y escribo el libro desde esa perspectiva, desde lo que se sentía en aquellos momentos. Ahí no reflejo lo que pienso ahora, sino como se vivió.

Y hoy, treinta años después, ¿está arrepentido?

Yo ya le he dicho... que arrepentido... vamos, que no volvería a participar en ese tema y por supuesto que... es que... arrepentirse... es tan utópico, es tan utópico hoy en día... Sí, arrepentido de que no hubiese deseado estar en aquello, obviamente implica que no me gustó lo que se hizo. Hoy en día.

Hoy en día en Euskadi estamos hablando de esa fase, de si hay que exigir arrepentimiento, perdón a las víctimas... ¿Usted pide perdón?

Yo, en el daño que haya podido causar, por supuesto que sí. No tengo ningún inconveniente. Parte de mi vida la he desarrollado en el País Vasco y lógicamente siento de forma muy afectiva todo lo que sucede y si yo pudiera aportar algún grano de arena para colaborar en la pacificación del País Vasco, estaría dispuesto a lo que hiciese falta. Yo deseo de corazón que la izquierda radical sea tan moderada en estos momentos de cara a consolidar un proceso determinado y que se puedan conjugar de alguna manera todas las sensibilidades políticas del País Vasco para que de una forma definitiva aflore la paz y la convivencia entre todos.

Y en esa fase en que se reivindica la verdad y la memoria, ¿usted qué le diría a las víctimas y familiares de los GAL?

Pues lógicamente que fueron etapas que nunca fueron decididas por funcionarios del Estado, que las decidió un gobierno, un gobierno democrático, y desde nuestra perspectiva, que no se tiene que volver a repetir. Lamentablemente se entró en esa dinámica porque lo decidieron los políticos pero habría sido mejor que no hubiese sucedido.

Pero a usted y a otros que intervinieron en estas actividades, ¿qué les diferenciaba de los terroristas a los que combatían?

Vamos a ver una cosa. ETA ha matado por unos objetivos políticos que desde luego al pueblo vasco le sobraban, porque tiene partidos, como el PNV, que reivindican sentimientos y una óptica política que hubiesen avanzado mucho sin que existiese ETA. ETA no ha hecho más que crearle problemas a Euskadi. ETA sobra desde el principio. Lo cual se va a ver ahora, si se consolida, que espero de todo corazón que se consolide, la paz,

Pero el Estado también tenía herramientas legales para combatir eso y sin embargo se usó el terrorismo para combatir el terrorismo.

Mire usted, yo eso no lo decidí. Eso lo decidió el gobierno de Felipe González. Ya le he dicho que desde mi óptica actual no me gustaría que se volviese a repetir. No se tiene que repetir bajo ningún punto de vista. Todo aquello fue lamentable, evidentemente.

¿Considera usted que ha sido un chivo expiatorio?

Desde el principio fui un chivo expiatorio. Yo, y el señor (Michel) Domínguez, que era un recién ingresado en la Policía. Nos encarcelaron a los dos porque... hombre, decir que yo solo había creado todos los GAL era impensable. Somos chivos expiatorios hasta el final de nuestros días porque hemos vivido situaciones muy dramáticas y muy problemáticas y hemos encubierto en su momento a un gobierno hasta que por otras circunstancias se empezaron a esclarecer estos temas. Me pidieron a nivel político que asumiera todas las responsabilidades del GAL porque me iban a indultar. Que me hiciese cargo de la responsabilidad de Brouard, de Lasa y Zabala... de todo. Yo no lo acepté. Hoy en día, todavía todos los responsables... no está esclarecido del todo. El libro tiene ese objetivo: esclarecer en su mayor profundidad todas las responsabilidades.

¿Qué falta para saber toda la verdad sobre los GAL?

Hombre, por lo que a mí respecta, tenga en cuenta que yo cuento toda la verdad, pero a niveles políticos otros también tendrían que contar la verdad, tendrían que aclarar por qué se tomó aquella decisión. Yo me imagino por qué se tomó y sé por qué se tomó: por miedo a un posible golpe de Estado en aquella época, por la falta de colaboración francesa, por el desánimo que había en las fuerzas de seguridad del Estado que todas las semanas enterraban a miembros, por la presión, por la coacción, por la amenaza... Eran momentos muy delicados pero creo que a quien corresponde explicar, que ya lo tenía que haber hecho en su momento, es a Felipe González.

Insiste en que la decisión fue del Gobierno pero usted, como policía, ¿cree que hizo su trabajo?

Hombre, claro que hice mi trabajo. Pero mi trabajo no consistía solo en eso, yo siempre he estado en el servicio de información, yo captaba información. Este trabajo solo fue una parcela más, que se le puede llamar trabajo pero se le puede llamar de múltiples maneras.

Le he preguntado antes qué le diría a las víctimas. ¿Y a la sociedad vasca, treinta años después?

Pues ya le he dicho a usted que estamos hablando de memoria histórica. Esto es parte de la historia, de la historia negra de nuestro país. Yo a la sociedad vasca le digo que por mi parte lamento lo que sucedió en lo que a mí me corresponda y que deseo de todo corazón que ETA acabe de una vez, de que la izquierda radical se modere, se entienda con el resto de partidos políticos democráticos y entre todos consoliden una paz definitiva en Euskadi que engrandezca a la sociedad de esa zona. Que me encantaría.

José Amedo, en una imagen reciente. Foto: EFE

"La creación de los GAL la decide el gobierno

de Felipe González sin ningún género de duda"

"Por el daño que haya podido causar, por supuesto que pido perdón; fue lamentable"