iruñea. El expresidente del Gobierno navarro, Miguel Sanz, reapareció ayer en la escena pública sin pelos en la lengua y con las cosas claras sobre lo que necesita el partido que ha liderado durante años y que ahora, solo cuatro después de dejarlo en manos de Barcina, hace aguas por todos los lados. Para el exlíder regionalista la receta es clara: si Barcina quiere estabilidad institucional lo que debe hacer de forma inmediata es romper amarras con el Partido Popular, ya que, según Sanz, fue la decisión que causó la ruptura del Gobierno de coalición con los socialistas. Pero no fue solo una sugerencia lo que hizo Sanz, más bien fue una orden a la presidenta como si creyera que todavía tiene el control. "El primer paso para garantizar la gobernabilidad en Navarra debería ser definir la concurrencia en solitario para las próximas elecciones", dijo Sanz antes de sentenciar que "la vinculación blindada de UPN con las políticas del PP es un obstáculo insalvable para los pretendidos y necesarios acuerdos con el PSN y cualquier rechazo al entendimiento con los socialistas en un haraquiri político". Sanz, que desde que la ejecutiva liderada por Barcina decidiera retomar el pacto con los populares se mostró en contra de la estrategia, se apuntó así un tanto a su criterio, dejando claro que su postura era la acertada y que, de haber hecho lo que él decía, Nafarroa no estaría ahora en la situación de inestabilidad que sufre por la falta de apoyos. De nuevo, marcó a Barcina el camino a seguir para evitar nuevos "errores de bulto" que alejen más a regionalistas y socialistas. "Quien ostenta el poder y no puede ejercerlo tiene un problema", dijo. En el mismo sentido paternalista, el expresidente valoró que "siempre existe un punto de encuentro que hay que buscar" y apostó por "ofrecer a quienes pueden darnos la mayoría propuestas abiertas al consenso y la negociación", haciendo una crítica encubierta a la actitud de ordeno y mando del actual Ejecutivo que está alejando cada vez más a las dos fuerzas que han formado los gobiernos en los últimos años. Por si estas críticas fueran pocas, el promotor de la 'teoría del quesito' que defiende que o gobierna regionalistas y socialistas o gobiernan los nacionalistas, equiparó y criticó la actitud de Barcina y Jiménez. "Quejarse el uno del otro es una profunda pérdida de tiempo", dijo, antes de añadir que no hay que dejar "que los personalismos superen nuestra responsabilidad".