BERLÍN. INTELIGENTE pero con escaso carisma, orador agudo aunque propenso a los deslices, competente si bien distante para el votante medio: así es Peer Steinbrück, el candidato socialdemócrata alemán a las elecciones que se celebrarán mañana, 22 de septiembre.

El cabeza de cartel del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), de 65 años, es un político moderado y curtido que afronta el reto de su carrera -desbancar a Angela Merkel de la Cancillería- con una mezcla de laboriosa disciplina y valentía casi arrogante que según los sondeos no convence a la ciudadanía... y tampoco a ciertos sectores de su formación.

"Las elecciones no se ganan solo con popularidad, sino también con capacidad", responde Steinbrück, esgrimiendo su carácter afilado y defendiendo su aproximación a la contienda. Metódico y disciplinado, como el concienzudo ajedrecista y constructor de modelos de barcos, este economista ha planteado una campaña profundamente ideológica y quizá algo desconectada de la calle, como él mismo, mientras que Merkel ha apostado por valores, sensaciones y su propia personalidad.

El programa, pensando para capturar al elector de izquierdas desencantado por el viraje al centro del SPD en la última década, ha pillado en ciertos aspectos a contrapié a Steinbrück, que representa al ala más liberal de su partido.

Frente a eso, el candidato ha recurrido a sus mayores bazas, entre las que destaca -ahí están de acuerdo sus fieles y detractores- su capacidad retórica, inteligente y mordaz, capaz de encandilar a su bancada en el Bundestag y arrancar más de una sonrisa a sus contrarios.

Los cancilleres "cobran poco" La velocidad con que hila cifras y argumentos le han convertido en un codiciado tertuliano en foros económicos, algo que también se ha vuelto contra su campaña, ya que es el diputado con mayores honorarios externos. A veces, no obstante, a su mayor virtud le ha faltado el control diplomático que se presupone en un candidato a la Cancillería, como cuando afirmó que los jefes de gobierno en Alemania no cobran mucho o cuando decidió posar con el dedo corazón en alto.

Steinbrück presume entonces de franqueza y por eso no ha dudado en repetir durante la campaña, por ejemplo, que persigue subir "algunos impuestos" a "algunas personas", pese a lo impopular de esta medida. Su intención, machaconamente explicitada, es acceder al gobierno en una coalición con Los Verdes, pese a que esta combinación no suma los votos necesarios en ninguna encuesta. Con una coherencia casi suicida, Steinbrück ha descartado abiertamente asociarse con la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel en una "gran coalición" o formar un tripartito que incluya a La Izquierda, las dos opciones más viables para su formación.

Casado y padre de tres hijos, cuenta en su haber con más de cuatro décadas en cargos públicos de relevancia, como el de jefe de Gobierno del Land de Renania del Norte-Westfalia (2002-2005) y el de ministro de Finanzas en el primer gobierno de Angela Merkel (2005-2009), en el que le tocó lidiar con la crisis.