vitoria. Tras la conciliadora intervención de Arantza Quiroga, a quien el lehendakari llegó a agradecer su tono, Patxi López subió al estrado para desplegar un discurso más severo en contenido y en entonación. Una actitud que podría resultar contradictoria con la reciente firma del pacto PNV-PSE pero que, por otra parte, podría ayudar al secretario general de los socialistas a marcar perfil en unas semanas presididas por las muestras de acuerdo entre ambas partes, empezando por la solemne rúbrica del acuerdo en Lehendakaritza, y acabando en el pleno monográfico sobre fiscalidad que acogerá el Parlamento el próximo jueves, en el que jeltzales y socialistas volverán a caminar de la mano. La intervención de López sirvió para escenificar que el acuerdo no es un pacto de legislatura, y que el socialismo se reserva el derecho a ejercer la oposición en las cuestiones que no recoja el pacto. El líder del PSE se remontó a la pasada legislatura para sacar a relucir las críticas del PNV contra el Gobierno López, acusó a Urkullu de dilapidar la herencia recibida y de empeorar los indicadores económicos, y reivindicó el papel de su partido en el reciente acuerdo. En cualquier caso, las críticas del socialista no irían más allá ni comprometerían el acuerdo, ya que él mismo, al poner en valor las aportaciones socialistas, consideró que el pacto fija la hoja de ruta idónea para superar la crisis. De hecho, y en respuesta a las críticas de UPyD, lo calificó de "transformador", y consideró que reúne todos los ingredientes para modernizar Euskadi.
Eso sí, López desechó la interpretación de que la mesa de partidos del lehendakari abonara el acuerdo, y matizó que el PSE "ya habló antes" de acordar la fiscalidad o la revisión de la arquitectura institucional. Además, descargó una tras otra sus críticas. Acusó a Lakua de no aprobar "una sola ley en nueve meses", aseguró que el empleo decrece por encima de la media estatal, lamentó que el turismo tampoco funcione, recalcó que el índice de producción "sigue cayendo", reprochó al Gobierno que haya "llevado al limbo" un proyecto socialista como la fuente de espalación, y terminó con una carga de profundidad: "La deuda que con tanto encono criticaron al anterior gobierno socialista es hoy bastante mayor".
No obstante, no solo se mostró severo con el PNV, sino que llegó a interpelar en varias ocasiones a la portavoz de EH Bildu, Laura Mintegi, por no asumir el suelo ético, y también cargó contra la popular Arantza Quiroga por censurar la fiscalidad acordada por PNV y PSE mientras el Gobierno de Rajoy continúa exprimiendo a los contribuyentes. Tras su vehemente discurso, el lehendakari le recriminó que se expresara "como si la historia del universo empezara con el Gobierno del PSE" y, emulando la apuesta del socialista por remontarse en el tiempo en su discurso, se retrotrajo hasta 2009 para recordar que él mismo propuso al PSE un pacto de estabilidad institucional y presupuestaria que contemplaba la fiscalidad y que ambos acabaron firmando con Hamaikabat. Manifiestamente contrariado por la andanada de López, quiso darle la razón en que "estamos peor que hace nueve meses", pero dejó un recado: "Le garantizo que lo vamos a dejar mejor de lo que lo encontramos".
López reprochó al lehendakari que arrancara la legislatura en solitario y "sin buscar acuerdos", y se arrogó la paternidad de buena parte de las propuestas del pacto -la iniciativa Eskola 2.0., o el debate fiscal-, que supondrían, según subrayó, la continuidad de las políticas desplegadas por el Ejecutivo socialista, o bien habrían sido largamente reivindicadas por él mismo. En ese sentido, habló de "cambios históricos" apadrinados por el PSE como, a su juicio, que "el Parlamento va a decidir la fiscalidad básica y común".
"Los socialistas no somos tan presuntuosos como para decir que gobernamos desde la oposición, ni que ustedes gobiernan con buena parte del programa de los socialistas", lanzó, no sin intención, y en clara alusión a un PNV que se propuso gobernar desde la oposición mientras López ocupaba el sillón de Ajuria Enea. También recordando la pasada legislatura, adelantó que el PSE no va a hacer oposición "de revanchismo, que deslegitime a un Gobierno vasco que sale de las urnas", en referencia a las críticas de los jeltzales tras el desalojo del PNV por un pacto PSE-PP negado por los socialistas en campaña.
paz y estatus Su intervención no se ciñó a la gestión económica o al pacto, sino que abarcó el debate sobre la paz y el autogobierno. En cuanto a la convivencia, insistió en que EH Bildu debe asumir el suelo ético pactado la pasada legislatura en la Ponencia de Paz. El PSE abandonó recientemente ese foro precisamente por las reticencias de la coalición a asumir esos criterios. "Ha habido personas y grupos que han apoyado y fomentado el asesinato político (...). Estamos dispuestos a ayudar a los que busquen entrar en la democracia, pero no vamos a abandonar nuestros valores para que quienes en el pasado estuvieron en el mundo de la violencia nos hagan comulgar con ruedas de molino", zanjó.
Sobre el nuevo estatus político, se mostró dispuesto a acordar si se trata de renovar los marcos de convivencia respetando las distintas identidades -ofreció la oportunidad de dejar atrás Lizarra y "quince años de desencuentros" entre aber-tzales y no abertzales-, pero puntualizó que Urkullu lo tendrá "enfrente" si se inclina por "planes soberanistas unilaterales".