WASHINGTON. John Lewis es uno de los organizadores de la Marcha sobre Washington y de los oradores que estuvieron hace 50 años junto a Martin Luther King. Congresista por Georgia, Lewis, de 73 años, apunta que los rótulos que separaban a blancos de negros en los sitios públicos hora solo existen en libros, museos o películas pero hay "muchos otros letreros invisibles". "Cincuenta años después, tenemos que continuar combatiendo la discriminación en todas sus formas...alzar la voz y decir que no será tolerada", enfatiza.
A King, relata, "le satisfizo ver cómo los jóvenes comenzaron las protestas... supo entonces que su mensaje y su método trascenderían en el tiempo". Pero la marcha, que reunió a unas 250.000 personas -entonces un número sin precedente-, topó inicialmente con el escepticismo del presidente John F. Kennedy, quien temía actos de "violencia y caos" que pudieran frenar una Ley de Derechos Civiles. "Podías ver en su lenguaje corporal que no le gustaba la idea de que centenares de miles vinieran a Washington", recuerda Lewis, quien acompañado de otros cinco activistas aseguró a Kennedy en la Casa Blanca que la marcha sería "ordenada y pacífica".
Ganador de la Medalla Presidencial de la Libertad, Lewis cree que la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca es importante pero no suficiente. Defiende la legalización de los once millones de indocumentados que se calcula hay en EEUU, reforzar la Ley del Derecho al Voto de 1965 y que las minorías aumenten su participación como votantes y candidatos. Las minorías deben unirse y crear un "poderoso movimiento que, tal como hizo el doctor King, no solo libere a un pueblo sino a una nación". "Tenemos que caminar juntos, los negros, los hispanos, los asiáticos, los indígenas americanos y los blancos de buena voluntad porque, como dijo Asa Philip Randolph hace 50 años, quizá nuestros antepasados vinieron a este gran país en distintos barcos, pero ahora todos estamos en el mismo".