VITORIA. EL Principito, ese cuento que está en muchos de los hogares de todo el mundo, se escribió después de que Saint Exupéry luchara con la máquina de escribir contra Franco en la Guerra Civil española. La obra escrita en Nueva York cumplió el pasado 6 de abril 70 años. Como celebración el año que viene formará parte de la humanidad al liberarse sus derechos de autor. En su país, Francia, no pudo imprimirse hasta la liberación del territorio ocupado por los nazis en 1946.

Dos años después, en 1948, vio la luz una de las novelas más influyentes del siglo XX. Titulada 1984, era firma de George Orwell y ahí surgió la idea de hermano mayor, del Gran Hermano. Este año se cumplen 65 de aquella primera edición y 110 años del nacimiento del también autor de Rebelión en la granja. Al igual que Saint Exupéry, Orwell también odió a Franco y acudió a Barcelona a alistarse como soldado del POUM, Partido Obrero de Unificación Marxista. Una bala enemiga le acertó en el cuello y estuvo a punto de perder la vida. Dicen que aquel proyectil marcó toda su obra posterior.

George Orwell, seudónimo de Eric Arthur Blair (Motihari, Raj Británico, 1903-Londres 1950), antes de sumarse al bando republicano le escribió al novelista estadounidense Henry Miller: "¡Me voy a matar fascistas porque alguien debe hacerlo!". Formó parte del Partido Obrero de Unificación Marxista y permaneció en el Estado 115 días. Casi muere. Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944) también conoció la lucha contra los golpistas españoles. Era aviador. El de Lyon pasó a la historia por ser uno de los pioneros en los vuelos postales internacionales.

Fue al detonar la Guerra Civil española cuando vuela a Catalunya para realizar un reportaje sobre el frente en Lleida. En el Estado se publicó con el título de España ensangrentada. Un año más tarde, en 1937, Saint Exupéry retorna a España, esta vez a Madrid y al frente de Carabanchel, por cuenta del periódico Paris-Soir.

Al año siguiente se desplazó a Madrid para ejercer como corresponsal de los diarios de Paris L'Intransigeant y Paris-Soir. En su libro El sentido de la vida escribió: "En la Guerra Civil, la frontera es invisible; pasa por el corazón del hombre". Murió a finales de la contienda mundial cuando su avión cayó al Mediterráneo. Fue prodemocrático, antinazi y antifranquista.

Aunque puede ser pasto de polémica y debate, diferentes autores señalan que el también mundialmente conocido escritor Ernest Hemingway (1899-1961) estuvo en la Guerra Civil, pero no le consideran un hombre que estuviera recogiendo información en las líneas del frente e, incluso, hay quien opina que "se inventaba las crónicas desde la cama". Que nunca estuvo en el frente.

LOS INTELECTUALES DE EUSKADI

El 'caso Unamuno'

Los intelectuales vascos también se vieron atrapados por la Guerra Civil. Uno de los literatos más internacionales es Miguel Unamuno. El de la calle Ronda de Bilbao dio un giro en su posicionamiento ideológico en diversas ocasiones. De apoyar al socialismo, llegó a ser concejal a dedo de los antidemócratas en Salamanca y más adelante, con muchos de sus amigos republicanos muertos o en la cárcel llegó a presentarse ante Franco a suplicar perdones.

El vizcaíno fue un escritor y filósofo de cambios. Sus constantes ataques al rey y al dictador Primo de Rivera hacen que le destierren a Fuerteventura en febrero de 1924. A su regreso de París y Hendaia, se presentó candidato a concejal por la conjunción republicano-socialista para las elecciones del 12 de abril de 1931, resultando elegido. Unamuno proclama el 14 de abril la República en Salamanca.

Desde el balcón del ayuntamiento, el filósofo declara que comienza "una nueva era y termina una dinastía que nos ha empobrecido, envilecido y entontecido". La República le repone en el cargo de rector de la Universidad salmantina, y en 1935 es nombrado ciudadano de honor de la República. Sin embargo, muestra desencanto contra el Gobierno de Azaña, por la reforma agraria, la política religiosa y la clase política. De ahí que en 1936, apoyó a los golpistas Mola, Franco... El bilbaíno, empero, vio cómo avanzaba la Guerra Civil y visitó a Franco en el palacio episcopal para suplicar clemencia para sus amigos presos. El autor de La tía Tula o Niebla no lo logró.

FUSILADOS por los franquistas

'Lauaxeta' o 'Aitzol'

La Guerra Civil en Hegoalde acabó con la vida de intelectuales como Esteban Urkiaga Lauaxeta o Jose Ariztimuño Olaso Aitzol. Una bala franquista mató a la máquina de escribir, asesinó a la poesía, censuró de por vida la información, pero no consiguió borrar con sangre la obra y los dibujos de Esteban Urkiaga. El disparo silbó en el amanecer del 25 de junio de 1937. Hace pocos días se cumplieron 76 años.

Esa madrugada mataron en el cementerio de Santa Isabel de Gasteiz al hombre, pero quedó inmortal su seudónimo dado a conocer a los cuatro vientos como Lauaxeta.

El próximo 3 de agosto, quien fue hecho preso entre las cenizas de la bombardeada Gernika-Lumo , cumpliría, de estar vivo, 108 años. Le fusilaron el 25 de junio de 1937. Lo hicieron con él esposado a una mujer. No se conocían. Su último deseo fue que le quitaran las esposas, pero los antidemócratas no se lo concedieron.

José Ariztimuño Olaso Aitzol fue un sacerdote escritor, periodista y promotor guipuzcoano nacido en Tolosa en 1896. Con la guerra, por nacionalista vasco se refugió en Belloc (Lapurdi). A su regreso a Bilbao en el buque Galerna, el 15 de octubre es conducido preso a la cárcel donostiarra de Ondarreta. Le asesinaron dos días más tarde en las tapias del cementerio de Hernani, quizás por José Luis de Villalonga, supuesto noble que se mofaba de los vascos diciendo "que era como matar a conejos".

Las vascas, los vascos y el exilio

La guerra evacuada

Unos buscaron el exilio, otros por ser quienes eran o gracias a su afiliación lograron la evacuación antes que otros... Y el tiempo de desarraigo físico se alargó más de lo pensado en casi todos los casos. Fueron hombres, fueron mujeres. Vascas y vascos. En la mayoría de los casos, primeros llegados a Iparralde o a la republicana Catalunya y más adelante a América.

Hay autores reconocidos vascos que escriben sobre exilio y evacuaciones que, por desgracia, solo citan a los hombres. Ellos fueron, entre otros, Joxe Miel Barandiaran, Bonifacio Etxegarai, Federico Belaustegigoitia, Nicolás de Ormaetxea Orixe, Alberto Onaindia o el músico Padre Donostia.

Ellas también estuvieron allí y ocuparon un papel fundamental en el desarrollo de la guerra y el exilio, entre otras, Julene Azpeitia, Errose Bustintza, María de Maeztu, Balendiñe Albizu, Julia Álvarez Resano, Polixene Trabudua, Dolores de Salís, Dolores Ibárruri Gómez Pasionaria, Ernestina de Champourcin, Sorne Unzueta, Miren Derteano, Pilar de Zubiaurre, Vicenta Llorente o Emiliana de Zubeldia.

pilar de zubiaurre

La intelectual "ignorada"

Fueron y, por desgracia, siguen siendo muchas las mujeres ignoradas por la historia, pero hace tres años se calificó así a Pilar de Zubiaurre con la edición de un libro de Iker González-Allende. Otros trabajos publicados en los últimos años también están sacando a la luz otros nombres propios de mujeres que formaron parte de la Guerra Civil, que la sufrieron y la denunciaron al mundo.

Zubiaurre (Garai, 1884) fue una intelectual feminista. Ella escribió en su juventud, como en los años de República, Guerra Civil y exilio. Literatos de la talla de Eugenio D'Ors o Federico García Lorca escribieron sobre su figura. El poeta granadino, incluso, dedicó varias de sus poesías a esta mujer de Garai. Pilar impulsó tertulias con Galdós o García Lorca junto a Victoria Kent o Clara Campoamorar. Fundó en abril de 1926, junto con Clara Campoamor, María de Maeztu, Victoria Kent y otras mujeres, el Lyceum Club Femenino, primero de este tipo creado en el Estado.