vitoria. PNV y PSE siguen trabajando en un pacto fiscal que podrá cerrarse previsiblemente en septiembre, aunque aún queden cuestiones nucleares por acordar, como el papel que habría de asumir el Parlamento en el debate. En cualquier caso, el entendimiento entre jeltzales y socialistas solo serviría para aprobar las nuevas normas en las Juntas Generales de Bizkaia, donde suman mayoría absoluta. Para dar cauce a esas propuestas en Gipuzkoa y Araba, necesitarían el aval, al menos, de EH Bildu o del PP. La opción de los populares podría resultar atractiva ya que, si el PNV estrechara su relación con el partido, este podría corresponderle jugando un papel de mediación ante Madrid en la reforma educativa, la negociación del Cupo o las obras del TAV; mientras en el caso de EH Bildu el pacto podría resultar interesante teniendo en cuenta que es la segunda fuerza del Parlamento y que cuenta con una fuerte implantación en Euskadi. EH Bildu y PP, además, gobiernan en las diputaciones de Gipuzkoa y Araba, de modo que un acuerdo con ambos garantizaría la armonización fiscal en los tres territorios. El planteamiento de la negociación pasa por que sean PNV y PSE quienes cierren primero un acuerdo para, después, estudiar la incorporación de otras fuerzas, aunque EH Bildu optó ayer por enfriar su adhesión.

En una entrevista hecha pública ayer por Europa Press, el presidente de Sortu y parlamentario de la coalición, Hasier Arraiz, consideró "prácticamente imposible" que EH Bildu se sume al pacto fiscal que puedan alcanzar PNV y PSE. Según se desprendió de sus declaraciones, lo que no termina de convencer a la coalición es que se haya presentado como el preámbulo de un eventual acuerdo sobre los Presupuestos del Gobierno, y que pueda pecar de falta de ambición. A su juicio, la situación exige "una política fiscal que sea realmente más redistributiva que la actual". "Y la que están acordando ahora mismo parece que se va a quedar bastante por debajo de todo ello", lamentó, para zanjar que "a día de hoy, teniendo en cuenta en qué términos están hablando, es prácticamente imposible" que Bildu "entre" en el acuerdo.

Después de que PNV y EH Bildu se reunieran el 5 de junio para hablar sobre fiscalidad, quedó una rendija abierta al acuerdo. Las dos partes concedieron importancia a aprobar una reforma desde la armonización, es decir, apostando por que los tres territorios contaran con un sistema de impuestos similar, lo que podría suponer un avance en sí mismo teniendo en cuenta que el PNV había criticado hasta la fecha a la Diputación de Gipuzkoa por activar normas fiscales sin buscar antes el consenso en el Órgano de Coordinación Tributaria, y en virtud de los acuerdos entre Bildu y el PSE. Además, los jeltzales y la coalición se habrían mostrado dispuestos a flexibilizar sus posturas en algunos puntos.

Un tercer factor que podría haber llamado al optimismo pasa por que la reforma que proponen los jeltzales en los tramos altos del IRPF casa con la ya aprobada por Bildu y los socialistas en Gipuzkoa. No obstante, los portavoces de la coalición habían señalado en más de una ocasión ante los medios de comunicación que los acuerdos ya adoptados en el territorio no serían más que la base a partir de la cual activar medidas más ambiciosas. Podría traducirse en que PNV y PSE no seducirán a Bildu limitándose a presentar medidas similares a las ya activadas en Gipuzkoa. Arraiz volvió a explicarlo ayer. "Para nosotros, la base del diálogo en torno a política fiscal eran los acuerdos que hemos alcanzado con el PSE en Gipuzkoa. Eso nos parece lo mínimo, pero tampoco nos parece lo deseable. Querríamos una política fiscal más progresista, pero hasta ahí podíamos llegar con el PSE en Gipuzkoa", detalló.

la fotografía Por una parte, a Bildu podría interesarle participar del acuerdo para no quedar fuera de juego en política fiscal, clave en su gestión en Gipuzkoa. Si se sumara al pacto, podría pelear para tratar de introducir algunas de sus propuestas, y para evitar un escenario en el que la oposición en las Juntas -PNV, PSE y PP- pudiera presentarse articulada en torno a un pacto fiscal y complicarle la gestión.

Por otra parte, la connotación del pacto como acuerdo para procurar estabilidad al Gobierno -forma parte de uno más amplio sobre reactivación, políticas públicas y arquitectura institucional- podría ahuyentar a Bildu, que ya huyó de la fotografía con el lehendakari en la mesa de diálogo entre Lakua y las diputaciones para reactivar la economía. Es la fuerza que puede disputar el Gobierno Vasco al PNV y que, a la vez, puede verse desplazada por los jeltzales en Gipuzkoa, donde les separa solo un puñado de votos. Arraiz aludió a la estabilidad del Gobierno y a las negociaciones PNV-PSE para opinar que, "por la necesidad que tienen de llegar a acuerdos entre ellos, se ha sacrificado un debate verdadero sobre la política fiscal".

Pello Urizar, Laura Mintegi y Hasier Arraiz, ante la sede del PNV en Bilbao, en una imagen de archivo. Foto: pablo viñas

PNV y PSE necesitan la incorporación, al menos, de EH Bildu o el PP

para aprobar la reforma en Gipuzkoa y Araba

"Hace falta una política más redistributiva, y

lo que están acordando parece que se quedará bastante por debajo"

"Por la necesidad de acordar entre ellos se ha sacrificado un debate fiscal verdadero"

Hasier Arraiz

Presidente de Sortu