República Vasca

Escribir estos artículos quincenales me permite reflexionar sobre los asuntos de actualidad ya que intento escoger los de mayor interés para las personas que tienen a bien leerlos. Lo malo es que llevamos bastante tiempo en que se repiten protagonistas y asuntos, tanto que parecen lo mismo aunque cada vez sea peor lo que sale en los medios.

Bárcenas, el PP, la Casa Real española... entran ganas de pasar las páginas del periódico, apagar la radio o practicar un zapping imposible puesto que atacan desde todos los lados. Lo que sí nos ha quedado claro es que se creían a salvo de cualquier control, por lo que elevaron la corrupción a niveles inimaginables. Tras el enorme daño contra el sistema democrático, lo único decente sería que devolvieran el dinero y se marcharan a casa.

Espero que con el tiempo no les veamos dando lecciones de economía y moral como a Mario Conde que, sin ningún pudor, alardea de sus acciones y sienta cátedra sobre la situación económica y política actual. ¡Un condenado por estafa que no ha devuelto apenas nada de lo que le exige la Justicia gracias a una complicada ingeniería financiera que le permite seguir manteniendo su nivel de vida, sus fincas y empresas!

Aun con todo, intento ver alguna luz en el negro panorama informativo. Algunas noticias alegran. Véase los continuos abucheos a los Borbones en todos los actos a los que van. Interesante también porque no se dan solamente entre los levantiscos pueblos vasco y catalán. Las imágenes de esta semana en Galicia, por ejemplo, eran un disfrute.

Pero ha habido muchas más: Alicante, Oviedo, Murcia, Mérida? y hasta en Madrid. La gente, harta, ha mostrado su enorme enfado y no ha dejado títere con cabeza. La reina, el rey, Letizia Ortiz y su marido? han sido diana del descontento contra una familia de lo más escandalosa en todos los sentidos.

En su nombre, voces autorizadas monárquicas cuentan que echan la culpa de todo a la crisis y a los jóvenes -en las concentraciones veo más gente talludita como yo que juventud-. Balones fuera, caradura y ceguera. Olvidan interesadamente lo que tienen en casa y continúan con chulería haciendo lo mismo. Ya no cuela lo de intentar ser respetado y querido viajando una vez de Mallorca a Madrid en clase turista o con ocurrencias al más puro estilo populachero.

Ojalá fuera la señal de que la gente se ha cansado de una familia que se representa a sí misma y a nadie más. Ojalá hubiera un fuerte movimiento republicano que eliminara de raíz la existencia de una monarquía que, per se, supone discriminación y desigualdad.

No cualquier república, claro está. Yo me apunto a la República Vasca que defendió el mismo día 14 de abril de 1931 nuestro lehendakari Agirre, entonces aún alcalde de Getxo. Por cierto, pocos días después las fuerzas del orden españolas republicanas reprimieron en Gernika la convocatoria nacionalista vasca que la defendía. Por si alguien dudaba.

Mundakatik

Begoña errazti