bilbao. Pocas veces el Forum Europa-Tribuna Euskadi ha levantado tanta expectación como ayer con la presencia del lehendakari Urkullu. Tal era el interés por seguir su intervención que los organizadores se vieron obligados a colocar varias mesas fuera del salón donde se impartía la conferencia. Personalidades de la política, la economía y la sociedad se dieron cita en el salón del hotel bilbaino. Como no cabía esperar de otro modo, Urkullu estuvo arropado por sus consejeros con el portavoz del Gabinete, Josu Erkoreka, a la cabeza. Junto a ellos, ocuparon un lugar predominante el lehendakari José Antonio Ardanza, la presidenta del Parlamento Vasco Bakartxo Tejeria, el presidente del Euzkadi Buru Batzar del PNV, Andoni Ortuzar, el portavoz del PNV en el Parlamento Vasco, Joseba Egibar; José Antonio Pastor, portavoz de los PSE en la Cámara vasca, el presidente de los populares vizcainos, Antón Damborenea, el fiscal superior de la CAV. Juan Calparsoro, o el delgado del Gobierno español en la CAV, Carlos Urquijo.
Los rectores de las tres universidades vascas, Iñaki Goirizelaia (UPV/EHU), Iosu Zabala (Mondragón) y Jaime Oraá (Deusto) compartían mesa, al igual que los secretarios generales de UGT y CC.OO. de Euskadi, Dámaso Casado y Unai Sordo, respectivamente, que departieron con el consejero Juan María Aburto, quizás sobre la huelga. Cerca de ellos se situó el obispo de Bilbao Mario Iceta.
El mundo empresarial estuvo encabezado por el presidente de Confebask, Miguel Ángel Lujua, que estuvo acompañado por la secretaria general de la patronal, Nuria López de Guereñu. Empresas importantes como Sener, Gamesa, Iberdrola, Euskaltel o Kutxabank, entre otros, también estuvieron representados en el acto. Por ahí se dejaron ver ejecutivos como Xabier de Irala, Alberto García Erauzkin, así como el presidente de la Cámara de Comercio de Bilbao José Ángel Corres o el director del Euskalduna Jon Ortuzar. Todos ellos siguieron con máxima atención una intervención en la que Urkullu ofreció sin tapujos un claro diagnóstico de la mala situación económica que atraviesa Euskadi y las dificultades para llegar a acuerdos parlamentarios, pero, al mismo tiempo, el convencimiento de que el país saldrá adelante.