Mañana, sol y buen tiempo

cuando el Partido Socialista de Euskadi accedió al Gobierno Vasco en 2009 se encontró con unas finanzas públicas saneadas. Pero la crisis empezaba entonces a hacer mella en las Cuentas; cayeron los ingresos y hubo gastos que subieron por culpa de la mala situación económica. Además, durante los tres ejercicios en los que contó con mayoría para aprobar los Presupuestos, el déficit no estaba limitado como lo está ahora por el Gobierno español. Para disponer del dinero que quería gastar o invertir, el Gobierno tomó prestado, y la deuda pasó de los 600 millones con los que se encontró en 2009, a más de 6.000 millones de euros en 2012. En tres ejercicios económicos la multiplicó por diez.

Las cosas son ahora más difíciles. Los ingresos fiscales siguen siendo muy bajos. Las cantidades a aportar para sostener las prestaciones sociales han aumentado, y los más de 6.000 millones de euros de deuda obligan a destinar una gran cantidad de dinero a pagar los intereses. Además, los gastos no pueden superar a los ingresos previstos por encima de una cantidad equivalente al 0'7% del PIB, límite impuesto como consecuencia de la reforma constitucional promovida hace año y medio por el Gobierno de Rodríguez Zapatero.

El Consejo Vasco de Finanzas, en la sesión de octubre -en la que participaron representantes del PNV, Bildu, PSE y PP-, aprobó, con la abstención de los tres representantes del Gobierno, la previsión de recaudación para 2013. En su siguiente sesión, celebrada ya este año, el Consejo no aceptó una propuesta de Bizkaia para elevar la previsión de ingresos basada en un cambio de normativa fiscal habido tras la anterior sesión.

Así las cosas, no se entiende que EH Bildu base su oposición al proyecto de Presupuestos en un desacuerdo con la previsión de ingresos, pues con esa misma previsión se aprobaron las cuentas de Gipuzkoa. No aceptó, aunque era posible, la revisión al alza de la previsión de ingresos antes citada, porque no convenía a la Diputación de Gipuzkoa. Y la propuesta que hacen ahora de dejar de pagar el Cupo o de ampliar el déficit es un brindis al sol: de hecho, eso no lo hace ni la propia Diputación gobernada por Bildu. Sería entendible y, por supuesto, legítima una objeción basada en la propuesta de gastos; pero no lo es si se basa en la previsión de ingresos.

Tampoco se entiende que el PSE base en similares argumentos que los de EH Bildu su oposición al proyecto. El déficit no puede aumentar; de hecho, eso es algo que decidieron los mismos socialistas cuando gobernaban en Madrid. La recaudación de impuestos no dará más de sí de lo que se acordó en octubre en el Consejo Vasco de Finanzas, salvo la posible subida por el cambio normativo que invocó más tarde el diputado general de Bizkaia; pero es que, además, resulta que la previsión de recaudación aprobada en octubre no fue óbice para que el PSE apoyase los Presupuestos de Gipuzkoa. Y, por último, una hipotética favorable liquidación del Cupo es una posibilidad, pero no una realidad tangible. El propio lehendakari López podía haber negociado una Ley del Cupo nueva (la vigencia de la anterior acabó en 2011) en tiempos de Zapatero. Pero optó por la prórroga de la anterior, y lo mismo hizo, por cierto, con la Ley de Aportaciones. Por eso, no es de recibo que base su negativa a los Presupuestos de Lakua en la falta de un trámite -por lo demás, de incierto resultado- que él mismo no quiso cumplimentar. Decir, como dice ahora, que de esa liquidación y disminuyendo el fraude fiscal se pueden obtener hasta 800 millones de euros más no es solo llevar el cuento de la lechera hasta extremos del todo inverosímiles. Es hacer realidad la proclama de Kortatu de los años ochenta: "La asamblea de majaras se ha reunido; la asamblea de majaras ha decidido: mañana, sol y buen tiempo".

Un tal Pérez

por juan ignacio pérez

No se entiende que EH Bildu base su oposición en los ingresos, porque con esa previsión aprobó las Cuentas de Gipuzkoa