Gasteiz. Cuatro acuerdos en el ámbito fiscal reforzaron ayer el clima de entendimiento entre PNV y PSE, tendiendo un puente de cara a la aprobación de los Presupuestos. Sin rascar apenas la piel de la normativa, jeltzales y socialistas sintonizaron en algunas de las líneas básicas que deben marcar el camino de la reforma tributaria y las sacaron adelante gracias a la mayoría absoluta de los 43 escaños que suman. Fue el mayor consenso del día. Ambos consideran que es necesario poner la fiscalidad al servicio de la reactivación económica a través de incentivos a la innovación, el empleo y la creación de nuevas empresas.
Habrá que esperar todavía unas semanas para comprobar el tamaño del puente, si con el refuerzo de la negociación posterior su solidez permite que transite hacia su aprobación el presupuesto del Gobierno vasco, un peso pesado lastrado por un ajuste de 1.200 millones. De momento a la espera de que Lakua envíe a los partidos el borrador para iniciar el diálogo, los acuerdos de ayer son un punto de partida para lograr que los socialistas, en el peor de los casos, se abstengan. El Pleno Monográfico de Fiscalidad era de hecho una condición socialista para entablar la negociación presupuestaria y posiblemente tuvo la virtud de abrir definitivamente esa puerta.
Aunque todavía no ha echado a andar el proceso, el Gobierno vasco ha salvado así dos match ball esta semana. Los populares habían planteado similares exigencias en su oposición al recálculo al alza de las previsiones de recaudación y forzaron la retirada de esa propuesta en el Consejo Vasco de Finanzas. La negociación presupuestaria sigue teniendo recorrido, que no es poco.
En cualquier caso, durante el debate hubo cruce de reproches y sonoras diferencias entre los modelos planteados por PNV y PSE. ¿Dónde fue posible entonces el consenso? Básicamente en la línea a seguir en la reforma del Impuesto de Sociedades. Durante su primer intervención, Patxi López se mostró especialmente incisivo con el tributo que grava el beneficio empresarial. Así, exigió que todas las sociedades paguen la tarifa general y que solo tengan margen de deducción las que invierten en innovación o creación de empleo. También acusó a los empresarios de aprovecharse de "ingenierías fiscales" para pagar la mitad o menos del tipo nominal. Como colofón solicitó que las pymes tributen en cambio un punto por debajo.
Fueron precisamente esas cuestiones las que quedaron reflejadas en los acuerdos entre jeltzales y socialistas. Así, gracias a la primera de las resoluciones transaccionadas por ambos partidos, el Parlamento expresa su rechazo ante la eventualidad de que las empresas y los ciudadanos puedan utilizar la regulación tributaria para eludir sus obligaciones fiscales. En la segunda se insta a las Juntas Generales a que analicen la posibilidad de aprobar un tipo reducido paras la pymes de menos de 25 trabajadores. Y la tercera y la cuarta inciden en la necesidad de estableces estímulos fiscales en el Impuesto de Sociedades para la creación de empleo, la innovación y el emprendimiento.