vitoria. ¿Qué le ha llevado a aceptar el encargo de dirigir la Secretaría de Paz y Convivencia?

Al tomar una decisión se valora lo que uno quiere, puede y lo que debe, y del equilibrio de las tres cosas sale la solución. Me parecía que debía y tenía que asumir la responsabilidad.

Su nombramiento ha suscitado una fuerte reacción por parte de colectivos de víctimas. ¿Esperaba una postura contraria tan visceral?

Venimos de una situación muy compleja y es difícil dar pasos que contenten a todo el mundo. Hay que aceptar las discrepancias con naturalidad y normalidad. También me gustaría decir que he recibido muchos mensajes de víctimas expresándome su apoyo y dándome ánimos para emprender esta tarea.

¿Se ha puesto ya en contacto con las asociaciones de víctimas para explicarles cuál va a ser su cometido?

Llevo 24 horas en el cargo. De todos modos la Dirección de Víctimas en los dos últimos años ha hecho un trabajo al que queremos darle una continuidad. Todo el trabajo que ya está hecho nos puede servir.

El lehendakari Urkullu ha expresado su voluntad de llevar personalmente el trabajo del proceso de pacificación. ¿Cómo será su relación con él?

La pacificación es uno de los tres ejes de la legislatura, tal como ha señalado el lehendakari, y el hecho de que esta secretaría esté ubicada en Lehendakaritza viene a demostrar que hay una relación muy directa.

Mónica Hernando y Txema Urquijo trabajarán con usted. ¿Es una petición suya o le han impuesto estos colaboradores?

Ha sido una reflexión en equipo y ha dado como resultado un equipo. Somos tres personas sin adscripción política, con experiencia en el mundo de los derechos humanos y es un equipo plural. Es lo que ha buscado el lehendakari.

Han creado una estructura única donde la cuestión de la memoria está ligada a la de las víctimas, que está ligada a su vez a la de la convivencia. ¿Facilita la labor?

Eso va a hacer que todo el trabajo que se desarrolle en esta materia se hará dentro de una unidad de sentido, con una visión global. Se van a generar sinergias. Creo que desde todo punto de vista es positivo.

La secretaría se denomina Paz y Convivencia, ¿dónde hay que poner más el acento?

Son conceptos primos hermanos. Solo con la paz no es suficiente, porque además de la paz tenemos que ser capaces de convivir de una manera armónica. Cuando se ha vivido una experiencia de tantos años y tan traumática es importante hacer una inversión en convivencia. Tenemos que impulsar una nueva cultura de convivencia.

El Parlamento Vasco ha pospuesto la creación de la ponencia de paz para buscar más consensos. ¿Es un fracaso que no haya habido un acuerdo en esta materia?

El tema es muy delicado y complejo y todos los esfuerzos que se hagan para ampliar el consenso, bienvenidos sean. A veces retrasar algo una semana o el tiempo que sea necesario puede ser ganar tiempo para el futuro.

Ahora, en la Cámara de Gasteiz están todas las sensibilidades políticas. ¿Significa eso que hay que circunscribir todo el trabajo en esta materia al ámbito institucional? ¿Qué papel puede jugar el Acuerdo de Gernika o la Conferencia de Aiete?

El ámbito institucional es central, es donde se deben dar los pasos normativos. Pero hay que contar con la sociedad, hay que contar con todos los agentes que pueden ayudar en el objetivo de lograr la paz y la convivencia.

Una de las críticas que ha recibido es que usted equipara a las víctimas, tanto las producidas por ETA como las de abusos policiales.

Hay un principio internacional: a igual vulneración de derechos, mismo amparo. A partir de ahí, al abordar la realidad de las víctimas no caben equiparaciones, comparaciones o compensaciones. Como tampoco debemos excluir a ninguna. Hay que gestionarlo con mucho tacto porque cada realidad es muy diferente.

¿Qué se debe ofrecer a las víctimas?

Además de todo lo que tenga que ver con la reparación, como sociedad tenemos que ofrecer una memoria crítica de lo sucedido. Tenemos que ser capaces de decir que esto ocurrió, no debió ocurrir y, para que no vuelva a suceder, estos son nuestros compromisos. No podemos construir el futuro como si no hubiera ocurrido nada en el pasado. Les debemos una revisión crítica del pasado.

En este sentido uno de los objetivos es crear el Instituto de la Memoria.

Es un proyecto que viene de la anterior legislatura y plantea integrar en torno al Instituto de la Memoria todas las políticas de memoria y de revisión crítica del pasado.

Al revisar el pasado habrá más de un relato sobre lo que ha sucedido en Euskadi en los últimos sesenta años.

Hay que diferenciar tres cosas. Primero son los hechos objetivos: lo que ha ocurrido ha ocurrido, y sin interpretaciones. Segundo, hay que aceptar que pueda haber interpretaciones diversas sobre lo que ha ocurrido. Y, en tercer lugar, y ese es el reto, tenemos que ser capaces de hacer una valoración compartida. Ponerse de acuerdo en una valoración crítica de lo que ha sucedido.

Eso es lo complicado.

Hoy en día ni siquiera hay una interpretación única y compartida sobre lo que ocurrió en el franquismo, Hay relatos diversos. Por eso es fundamental que nos apoyemos en dos aspectos, los hechos objetivos y compartir una valoración. Resumiendo: hechos, interpretación diversa y conclusión compartida.

Sin embargo, le pongo un ejemplo: ¿cómo se puede pretender una conclusión compartida o sentar a la mesa a la izquierda abertzale y al PP?

Yendo con las cartas boca arriba, con claridad y transparencia. No tanto confiando en las declaraciones de uno y otro, sino en el trabajo diario. Esa es la única lectura que podemos ofrecer. En mi anterior etapa en Baketik, hemos trabajado en ayuntamientos con concejales de todos los colores y ha sido una muy buena experiencia. No es tan imposible.

Le he oído decir que no habrá imposiciones, sino que busca amplios consensos.

En otras políticas sectoriales vale la mitad más uno, pero no en esta materia. Que nadie crea que se va a imponer nada. Lo que se haga será fruto del consenso y de un trabajo compartido.

Hemos hablado de víctimas, pero otro de los ejes son los presos.

En política penitencia hay que dar un cambio que permita consolidar la paz social y respetar la legalidad. En las últimas décadas se ha funcionado en base a criterios de excepcionalidad y eso ahora no tiene justificación. Además, es importante alcanzar consensos en esta materia.

Rajoy insiste en que no habrá cambios hasta que no se disuelva ETA, y ETA parece no estar dispuesta a dar pasos hasta que se modifique la política penitenciaria. ¿Cómo se puede romper este enrocamiento?

Hay que hacer caso a lo que reitera el lehendakari. Cuando las cosas están tan difíciles y complicadas, hay que realizar un trabajo discreto que permita superar esta situación.

¿Qué tipo de trabajo? Es discreto, pero apunte una pincelada.

El tiempo también hace su trabajo. Hay que aunar voluntades y superar obstáculos.

Hace quince meses que ETA anunció el fin de su actividad armada, ¿por qué no da el paso de anunciar su disolución?

El paso que dio parece que es irreversible. Yo creo que, por la misma forma de vivir la vida, la sociedad vasca hace que sea muy difícil que se produzca una vuelta atrás. Pero estos procesos, por más que nos gustase que fueran rápidos, tienen su complejidad y proceso de maduración. Creo que hay que ser optimistas y vamos en la buena dirección.

¿Qué opina de los pasos dados por la izquierda abertzale?

Está dando pasos que apuntan en esa dirección, pero necesita la contribución de todos. Pero me gustaría hacer una reflexión general, no solo por la izquierda abertzale. La inercia del pasado es tan fuerte que nos cuesta darnos cuenta de que la realidad ha cambiado a mejor. La sociedad vasca del 2013 se parece más a la del 2023 que a la del 2003. Sin embargo, en nuestra manera de actuar es todo lo contrario.

"He recibido muchos mensajes de víctimas expresándome su apoyo y dándome ánimo"

"Que nadie crea que se va imponer nada;

lo que se haga será fruto del consenso"

"Una política penitenciaria basada

en la excepcionalidad ya no tiene justificación"

"Soy optimista y creo que la clave es insistir

e insistir, incluso en los momentos difíciles"