VITORIA. Mientras el Gobierno francés guarda silencio, el otro interpelado directamente por el último comunicado que ETA hizo público -el sábado, en un primer avance, y ayer en toda su extensión- en Gara, el Ejecutivo de Mariano Rajoy, insistió en que no hay vía de negociación posible con la organización terrorista. Como un mantra, tanto el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, como la mayor parte de formaciones políticas, se aferran al mismo argumento: "El único comunicado que espera y exige -el Gobierno español, en este caso- y trabaja para ello, es su disolución incondicional". En la misma línea, el portavoz del PSE-EE, José Antonio Pastor, afirmó que el comunicado le "suena a viejo y huele a rancio", y resaltó también que los socialistas sólo esperan un pronunciamiento de ETA en el que anuncie su desaparición definitiva y el desarme unilateral.
Cierta displicencia de la mayor parte de la clase política hacia este último pronunciamiento de ETA -en torno a una "agenda de diálogo" que incluye presos, desarme y "desmilitarización" que, de fructificar, derivaría en "el fin definitivo de la confrontación armada- compartida también por el presidente del Euzkadi Buru Batzar del PNV y lehendakari en ciernes, Iñigo Urkullu, quien replicó durante un acto en Sukarrieta que la "consolidación del tiempo y el camino a la paz y la convivencia" no se consigue con comunicados que "no indican el final, ni en base a ruedas de prensa ni entrevistas, que mantienen posiciones anteriores" sino trabajando con discreción. Esta fue la única referencia de Urkullu en su discurso al asunto, en un gesto que fuentes del partido también destacaron y que parece correr en paralelo al perfil bajo que los jeltzales decidieron otorgar a la nueva reunión, el pasado martes, de la Conferencia de Aiete, como manera de respaldar su apuesta por residenciar en el recién constituido Parlamento Vasco el diálogo en este ámbito. En su comunicado, ETA advierte de que "los Estados (España y Francia) pueden frustrar la oportunidad de paz", y afirma que existe un "riesgo real" de "dejar sin salida el proceso" al considerar que se ha producido una "involución". En este sentido, ETA se muestra dispuesta a hablar del reconocimiento del daño que ha causado a las víctimas, al tiempo que también exige al Gobierno que reconozca "los crímenes que ha cometido" con miembros de ETA y que "adecue" las fuerzas armadas que están en Euskadi.
Por su parte, la izquierda abertzale, que afirmó que "no hay ninguna duda de la irreversibilidad" de la decisión de ETA de cesar su actividad armada, consideró este comunicado como una "aportación de primer orden" hacia la paz ante el inmovilismo de los gobiernos de España y Francia. Maribi Ugarteburu puntualizó que no debe interpretarse como una posible vuelta a las armas el aviso de ETA de que el proceso de paz se puede "frustrar" ante la falta de avances por parte de España y Francia.