París. El juicio que se sigue en París contra los exdirigentes de ETA Mikel Albisu Antza y Marixol Iparragirre Anbotose está convirtiendo en una caja de sorpresas. El presidente deltribunal, Pascal Lemoine, desvelaba ayer que la banda programaba elcobro del denominado impuesto revolucionario no solo agrandes empresas, sino también a otros colectivos como deportistas quetenían "relación con España", según un documento incautado en 2004 yexaminado ayer en el Tribunal de lo Criminal de París. Sin mencionar aninguno de los deportistas a los que supuestamente se iban a dirigirlas cartas de extorsión, la intención de ETA, según señaló Lemoine, eracastigar a aquellos deportistas que tuvieran "relación con España".

Asimismo,según aseguró Stéphane Durey, comandante de la SubdirecciónAntiterrorista (SDAT), ETA planteaba igualmente reformas para obteneringresos recurrentes de las empresas o de pequeños negocios. "Elobjetivo era cubrir un máximo de potenciales colectivos para intentarincrementar los ingresos en un periodo en que se habían vistoreducidos", aseguró Durey, que dio cuenta de la disminución progresivade ingresos que se constata en las cuentas de la banda entre 2001 y2004. El agente policial, además, señaló que tras el asesinato delpresidente de Adegi, Joxemari Korta, ETA consiguió grandes cantidadesde dinero con el impuesto revolucionario -1,4 millones de euros en 2001-, pero luego esos ingresos se resintieron.

En la sesión vespertina Antza y Anbotoseñalaron que ETA quiere una mesa de diálogo en la que la organizaciónarmada esté en un plano de igualdad con los otros interlocutores: "Hayque sentarse en una mesa con delegaciones de los dos lados paraarreglar un conflicto que en la última fase dura más de 50 años",señaló el exdirigente de la banda.

Lodijo en un largo intercambio con el presidente del tribunal en que ésteles reprochaba que ambos se opongan por sistema a dar explicacionessobre los hechos por los que están acusados y nieguen legitimidad a losmagistrados.

Ese diálogo se habíainiciado con Iparragirre, quien había señalado que están "dispuestos ahablar, pero no aquí, no ante un tribunal francés", sino en otro marco,y aludió como ejemplo a las "comisiones de la verdad" creadas enSudáfrica al final del régimen segregacionista. "Será cuando nossentemos en una mesa (...) de igual a igual" porque de lo que se trataes de que "hay un problema político y eso no se arregla en untribunal", argumentó la etarra, condenada en primera instancia a 20años de cárcel en tanto que responsable del aparato financiero.