DONOSTIA. Ni las encuestas se equivocaban, ni el constitucionalismo supone el 51% del electorado vasco. El PP de la CAV cosechó ayer en las urnas el peor resultado de las dos últimas décadas en unas elecciones al Parlamento Vasco. Retroceso importante, y ya van tres consecutivos, aunque tampoco llegara a descalabro. La franquicia vasca de la formación popular perdió 16.000 votos y tres escaños respecto a los anteriores comicios al Legislativo; los diez parlamentarios obtenidos le relegan a ser cuarta fuerza en la CAV y a un papel secundario en la próxima Cámara vasca.

"Las encuestas a pie de urna siempre han beneficiado históricamente a los partidos nacionalistas", seguía argumentando ayer por la tarde, en su comparecencia para valorar el sondeo de EITB, el secretario general del PP vasco, Iñaki Oyarzábal. El dirigente popular repetía la máxima que su partido venía esgrimiendo durante toda la campaña para espantar el mal fario de unos sondeos que apuntaban a un nuevo retroceso de la formación conservadora.

Pero las encuestas, que les otorgaban entre nueve y diez escaños, no se equivocaban. El número de apoyos recabados en las urnas supone el peor resultado del PP vasco en dos décadas y es necesario retroceder 22 años, hasta 1990, para encontrar un registro más negativo para la formación conservadora en las elecciones al Parlamento Vasco. Entonces, la plancha que encabezaba Jaime Mayor Oreja, que concurría por primera vez a la Cámara de Vitoria bajo su actual marca política, obtuvo 83.719 papeletas y seis escaños.

La caída, sin embargo, parece más simbólica que numérica -16.000 votos y tres parlamentarios-, ya que los populares encaraban uno de los comicios más difíciles de la historia de su partido. Lastrados por el desgaste de la agresiva política de recortes que su partido abandera desde el Gobierno español y tras una legislatura protagonizada por un acuerdo por el cambio -pacto entre PSE y PP para abrir al constitucionalismo las puertas de Ajuria Enea por primera vez en la historia- de la que parecen haber salido malparados los dos protagonistas, el descalabro pudo haber sido incluso mayor.

revés en araba La plancha encabezada por Basagoiti se apoyó sobre todo en la fidelidad de su electorado alavés, que volvió a otorgarle la mitad de sus representantes en el Parlamento, aunque el PP encajó en este territorio una importante derrota moral -en votos, solo perdieron 2.800-. Araba, donde gobiernan tanto en la Diputación foral como en el Ayuntamiento de capital y el herrialde llamado a -como dijo el propio candidato popular a lehendakari- "hacer descarrilar" el independentismo en la CAV, les relegó hasta la cuarta plaza. PNV y EH Bildu, para más inri, fueron primera y segunda fuerza respectivamente.

Peor les fueron las cosas en Bizkaia, donde la sangría de votos llegó a los 11.000 votos. Aunque la formación conservadora cedió un escaño por territorio, el retroceso en número de apoyos fue menor en Gipuzkoa, donde con 2.000 papeletas menos, podría decirse que la candidatura liderada por Basagoiti aguantó el tipo. En Donostia, incluso, la formación conservadora creció en mil votos respecto a los comicios de 2009.

El nuevo Parlamento Vasco, sin embargo, relegará a un segundo plano al partido que preside Basagoiti, que ha desempeñado un papel protagonista durante la última legislatura -sus votos abrieron las puertas de Ajuria Enea al PSE-. Ahora, sin embargo, las urnas han llevado a su partido hasta el cuarto lugar en número de escaños. Su concurso para construir mayorías, además, quedará eclipsado en el nuevo Legislativo, habida cuenta de que, indispensablemente, necesitará unir sus fuerzas a las de otros dos partidos para llegar a acuerdos.

"Queríamos más", reconocía anoche el candidato del partido conservador a lehendakari, Antonio Basagoiti. "Querían más" para, como reiteraron una y otra vez en campaña, poder ser el "contrapeso" de un Gobierno Vasco que, tras el receso que ha supuesto la última legislatura -donde el constitucionalismo ha gobernado la CAV por primera vez en la historia gracias al denominado acuerdo por el cambio entre PP y PSE-, volvería a quedar en manos de los nacionalistas vascos.

minoría unionista Consciente de la dificultad de vender a un electorado ahogado por las crisis económica las políticas económicas de austeridad que oferta -y lleva a la práctica donde gobierna- su partido, el PP vasco optó por escorar su discurso y, en definitiva, su propuesta política en la CAV al ámbito identitario. Objetivo: frenar la fuga de "voto útil" hacia el PNV y evitar la irrupción de UPyD en la bancada constitucionalista. Con esta finalidad, la movilización de la ciudadanía "vasca y española" se convirtió en prioridad para un Basagoiti que acabó desplegando un agresivo discurso unionista, un mensaje que se dedicó a repetir machaconamente durante todos y cada uno de los días en los que estaba permitido pedir el voto.

Las urnas, sin embargo, han tornado realidad el apocalíptico escenario con el que líder de los populares vascos ha apelado al electorado constitucionalista: el Parlamento Vasco tiene mayoría nacionalista. El "abismo" soberanista, como lo describiera el candidato a lehendakari en campaña, toma cuerpo. No solo eso, sino que además el electorado de la CAV ha dejado en manos del soberanismo casi dos tercios de la Cámara, echando por tierra uno de los argumentos, convertido en lema electoral, que más asiduamente ha esgrimido Basagoiti durante sus llamamientos al voto.

El eslogan Somos más del 51%, con el que el PP vasco decía referirse a la "mayoría silenciosa" de ciudadanos de la CAV que se sienten "vascos y españoles" -en torno al 60% de la ciudadanía, según este partido-, ha quedado neutralizado: ayer, en las urnas, el constitucionalismo se quedó en el 33%. Y sin embargo, Basagoiti, en su valoración de los resultados cosechados en las urnas, se empeñó en reivindicar su discurso, que sería incluso "más importante que nunca". "Daremos el callo, no os vamos a defraudar", remarcó el líder popular. Por delante, cuatro años nadando contracorriente.