Foronda. Situado entre el público junto con sus amigos de cuadrilla, poco podía imaginar el histórico Xabier Arzalluz que ayer iba a ser uno de los protagonistas del Alderdi Eguna. No recuperó el papel estelar de los tiempos en los que sus arengas enardecían a los presentes, pero sí estuvo en boca de muchos de los que ayer siguieron el discurso de Urkullu.

Durante la media hora de su intervención, el presidente del PNV sólo citó un nombre propio. No fue ni José Antonio Aguirre, ni Jesús Mari Leizaola, ni José Antonio Ardanza, ni Juan José Ibarretxe. Tampoco Sabino Arana, Irujo o Ajuriaguerra. Fue el de Xabier Arzalluz, y además en tres ocasiones. Lo hizo tras congratularse por la unidad alcanzada en el PNV y tras pedir a los simpatizantes y afiliados que se traslade esa unidad "al conjunto de la sociedad vasca".

Para recordar cómo Euskadi dio la vuelta a la dramática situación vivida tras las inundaciones de 1983, Urkullu recordó "la imagen de un hombre enfundado en unas botas de agua que, entre barro y mugre, también reflejaba liderazgo y solidaridad era Xabier Arzalluz". Tras este recordatorio, el burukide subrayó que el expresidente del partido "nos demostró que la firmeza en las convicciones es compatible con la negociación y el acuerdo y nos enseñó latín con su primum vivere, deinde philosophare, primero vivir, luego filosofar". La frase sirvió a Urkullu como metáfora de lo que hay que hacer para hacer frente a la actual situación de "emergencia" económica y apelar "al espíritu que nos movilizó el 83 para la reconstrucción de Euskadi".

Arzalluz fue el tapado de la jornada. Por contra, el número dos de CiU, Oriol Pujol, brilló con luz propia desde el minuto uno. El secretario general de los convergentes catalanes acaparó buena parte de la atención de los fotógrafos y del público hasta que Urkullu se adueñó del escenario.

El hijo de Jordi Pujol trajo a las campas de Foronda la ola independentista que sacude Catalunya en las últimas semanas. Su sola presencia evocó, como si de un flashazo se tratara, la vertiginosa carrera soberanista por la que ha empezado a transitar la sociedad catalana tras la Diada, la negativa de Rajoy a acordar un pacto fiscal -léase Concierto económico- con la Generalitat, y el adelanto de las elecciones catalanas.

PUJOL Y BARKOS Antes de sentarse en la tribuna de autoridades para escuchar el mensaje de Urkullu, Oriol Pujol insistió en que en Euskadi y en Catalunya se está produciendo "un cambio de etapa" y recalcó que los catalanes tienen la sensación de que "algo se está moviendo en la estructura más profunda del país. "El punto de complicidad con el País Vasco es la profunda radicalidad democrática que nos une", apostilló, al tiempo que manifestó que CiU va a intentar estar a la altura para liderar y encabezar ese proceso de una nueva etapa.

Otra de las protagonistas inesperadas fue Uxue Barkos. No se le vio mucho entre las autoridades, pero sí departió unos minutos con Urkullu en los previos. Cuando el presentador del acto agradeció a la portavoz de Geroa Bai su presencia en el Alderdi Eguna, la multitud aplaudió como si de una jeltzale se tratara, e incluso coreó su nombre varias veces.

Xabier Arzalluz, junto a un grupo de amigos, saluda a un simpatizante, ayer en Foronda. Foto: JOSÉ MARÍA MARTÍNEZ