Si hay algo que no podrá negar el Partido Popular, ese que hoy loa unánime la figura de Esperanza Aguirre, es que esta ha basado su ascenso político en un populismo bañado de un extraño casticismo, impropio de una política de rancio abolengo profesional y familiar. Populismo que ha combinado con una evidente ambición y no tener pelos en la lengua, una situación que la ha llevado a protagonizar ruidosos enfrentamientos en el seno de su partido y bochornosos espectáculos en los medios de comunicación por sus continuas salidas de tono. Generadora de amores y odios sin término medio, la dimisión de esta política de 60 años y que lleva casi 30 en política no deja a nadie indiferente, como se comprobó con la repercusión que tuvo su decisión en internet y las redes sociales.
Autoproclamada defensora del liberalismo, y confesa admiradora de la ex primera ministra británica, Margaret Thatcher, su última y polémica apuesta ha sido la recentralización de las competencias autonómicas. Abrió ese debate tras proponer al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que el Estado asumiera las competencias en Sanidad, Justicia y Educación para ahorrar. Hace apenas una semana, en su último debate sobre el estado de la región, insistió en la necesidad de "revisar a fondo" el Estado de las autonomías, a pesar de que su propuesta había logrado pocos adeptos.
suspender la copa La presidenta ma-drileña no dejó a nadie indiferente el pasado mes de mayo cuando, ante la indignación general, planteó, suspender la final de la Copa del Rey entre el Barcelona y el Athletic si las aficiones vasca y catalana "pitaban" al Príncipe, la bandera o el himno español. Después de tirar la piedra escondió la mano y no hizo acto de presencia durante el partido.
Fue en un debate sobre el estado de la región, en 2010, cuando arremetió contra el elevado número de "liberados sindicales" en la administración y prometió reducirlos.
Su último gran proyecto desde la Presidencia de la Comunidad, el complejo de Eurovegas, ha logrado también acaparar portadas y ha reabierto un asunto que parecía cerrado incluso para su partido: la posibilidad de fumar en espacios públicos.
Esperanza Aguirre también se erigió en la máxima representante del rancio españolismo cuando el Parlamento catalán acordó prohibir las corridas de toros, una decisión que tachó de "casposa" y a la que respondió declarando este espectáculo Bien de Interés Cultural en la Comunidad de Madrid.
el 'tamayazo' Condesa por matrimonio y madre de dos hijos, Esperanza Aguirre Gil de Biedma inició su carrera política en 1983 como concejal del Partido Popular en el Ayuntamiento de Madrid. En 1996, José María Aznar la nombró ministra de Educación y Cultura en su primer gobierno. En 1999 se convirtió en la primera mujer en presidir el Senado.
De los 30 años que lleva en política, desde que en 2003 se convirtió también en la primera mujer en dirigir una autonomía, ha gobernado la Comunidad de Madrid con mano de hierro gracias a sus mayorías absolutas. Su llegada al Gobierno de Madrid estuvo empañada, sin embargo, por el oscuro episodio del tamayazo, cuando dos diputados socialistas tránsfugas impidieron que el candidato socialista, Rafael Simancas, que contaba con la mayoría se hiciese con las riendas de la comunidad.
En las últimas elecciones autonómicas, en 2011, logró el mejor resultado del PP en Madrid tras haberse retirado durante apenas dos semanas para ser operada del cáncer de mama y recuperarse de la intervención. Y revalidado el mandato, comenzó a aplicar duros recortes en la función pública y en la educación, antes de que Rajoy llegara en diciembre a La Moncloa. Aguirre ha salido airosa de una caída de helicóptero, de un atentado terrorista en Bombay y de un accidente de coche.
"meteduras de pata" Autora hasta el final de frases lapidarias que causaron polémica -la más reciente este mes cuando dijo que "habría que matar" a los arquitectos madrileños-, llamó "hijoputa" a un político de su propio partido, anunció: "yo destapé la trama Gürtel", sobre el sonado caso de corrupción, y le dijo a una biógrafa que con su sueldo no llegaba "a fin de mes".
Otras perlas, como la dirigida a Alberto Ruiz-Gallardón: "El sabe mejor que nadie el aprecio que le tengo"; o cuando en julio de 2009 llamó "sindicalista retrógrado piquetero" al presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero.
Ayer, en su despedida, Esperanza Aguirre resaltaba lo mejor de su actuación al frente de la Comunidad de Madrid -haber introducido la educación bilingüe- y lo peor, sus "meteduras de pata", como ella misma calificó ante la prensa.